Capítulo 1: Una rival.

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Aika amaba los dulces, y quizás aquella era la excusa perfecta de su dulce personalidad...

¿Podría Ema tomarse aquello como una obra del destino? ¿El destino estaba conspirando a su favor?

Porque si era así, pondría un altar a su nombre y rezarle diez veces o las que fueran necesarias al día.

-. Hanazono Aika, un gusto en conocerte, Ema-. Se presentó la rubia, con una sonrisa y una leve reverencia.

Ema, nerviosa y con él corazón en la garganta, formo una sonrisa imborrable e imitó a la chica.

-. Asahina Ema, un gusto, Aika-chan-. Dijo Ema, a lo que Aika sonrió aún más con alegría.

-. Espero que cuides bien de ella Asahina-san, Aika-chan tiene algunos problemas para encajar y creo que le vendría estupendo que le ayudaras un poco-. Dijo la profesora, tomándole él hombro amistosamente.

Aika se ruborizó e hizo un puchero a la mujer.

-. ¡No es que sea antisocial, simplemente estoy guardando mi amistad a alguien que se la merezca!-. Excusó la rubia, cruzándose de brazos con cierto tono ofendido.

Ema río enternecida, mientras que la mujer sólo le acarició levemente la cabeza a ambas chicas.

-. Entonces, Ema vendría perfecta para ese puesto-. Bromeó, a lo que ambas sólo rieron.

Ema nerviosa y avergonzada, y Aika divertida, tal vez ella tenia razón. Con tan sólo conocerla por unas cuantas horas, se veía bastante confiable, un poco torpe y tímida, pero ese era él tipo de personas que Aika amaba.

Así fue como Ema conoció a su amor platónico, le mostró la escuela de pies a cabeza, explicó todo con sumo detalle y lo hizo de una forma bastante simpática, provocando que Aika tomase más confianza y le tomará cariño rápidamente.

Aunque bueno, todo aquello era plan con maña, ya que Ema lo había hecho de la mejor forma posible para poder acercarse a la chica sin asustarla o aburrila.

Cosa que aunque no lo supiera, Aika no lo pensó ni un momento.

Aika era impresionante, era impresionante como podía lograr provocar todas aquellas emociones en alguien como Ema sin darse cuenta. Tenia una sonrisa que provocaba que él corazón de Ema diera un gran vuelco. Unos ojos que lograban ponerla nerviosa con tan sólo una mirada y una voz que le erizaba la piel.

Aquello era difícil, como sin tocarla le provocaba todos aquellos sentimientos.

Y sin embargo, Ema no podía expresarlo en palabras. O si no, la asustaría.

Residencia del sol.

Mientras Ema cocinaba él desayuno para esa mañana, algunos de sus hermanos lograron darse cuenta él estado dsu hermana menor. Se encontraba más distraída de lo normal, había servido té en los platillos en lugar de la sopa de miso, sirvió arroz blanco en los vasos del té y por error coloco aceitunas en él pescado.

-. ¡L-Lo siento, Iori-san!-. Se disculpó Ema, por cuarta vez en él día mientras tomaba algunas servilletas, y limpiaba un poco del té que había tirado en la mesa frente al ya mencionado.

Iori tomo con cuidado su mano y le sonrió, intentando tranquilizarla.

-. Esta bien, dejalo así Ema, ¿sucede algo?-. Se animó a preguntar él muchacho de cabellos grises.

¡Enamorate, Aika-chan! (Brothers Conflict) [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora