Capítulo 36: 7000.

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Se sentía terrible escribiendo una lista con los nombres de los Asahina y un recuadro pequeño a su lado, pero no se le ocurría mejor idea para saber como poco a poco iría bajando la espuma a su malteada.

Más aún, lo que más temía de aquello era que si alguien encontrase el trozo de papel, estaría acabada y arruinada de por vida. 

Ema no pertenecía a la lista, a su parecer, ella ya había echo el trabajo y borró su nombre por completo de la lista. Aika parecía ya no pertenecer en la vida de Ema pese a que se veían a diario en la escuela y de vez en cuando al visitar a sus hermanos. 

El simple pensamiento le provoco una mueca, y sin pensar un trozo de la hoja se arrugo entre sus dedos. 

La puerta abriéndose la hizo arrugarla por completo y meterla en su bolsillo, era Kyuujin, con el correo en la mano. 

—Hola cariño—saludo su padre sin mirarla y pasándole una mano por el cabello, aún seguía leyendo los sobres. 

—Hola pops—respondió la rubia, con una sonrisa.

Se quedaron durante un par de minutos en silencio, Aika miraba ansiosa los sobres que su padre abría poco a poco mientras servía algo de café en una de sus tazas favoritas. 

Hasta que finalmente, la rubia habló, con la curiosidad en la lengua. 

— ¿No ha llegado nada para mí?—no quiso sonar muy interesada en sí, pero su tono de voz la delataba, su mirada igual, aunque ella no parecía notarlo. Kyuujin sí lo noto. 

Ojeo una vez más los sobres y sin ver nada fuera de lo común, negó un par de veces, para volver a su dosis de cafeína.

—Sólo una revista sobre idols coreanos, pero dudo que sea tuyo—soltó con algo de gracia, Aika hizo una mueca poco disimulada y volvió a lo suyo no sin antes decir:

—Es de Alya—suspiro y tomó sus cosas al percatarse de la hora—Oh, me tengo que ir, hoy tengo que cambiar las flores del aula—avisó. 

—Sólo no toques el ramo sobre el mostrador, pasarán por el en veinte minutos—advirtió mirándola de reojo. 

Aika asintió silenciosa, mordió un pan que estaba guardado en una de las alacenas sin importarle mucho de quien era, y salió en busca de las flores que usaría para decorar el jarrón de la clase. 

De camino lo único que hacía era mirar la hoja arrugada en su mano, pensando en una especie de plan para empezar a lanzar corazones rotos como dólares en un burdel. Aunque de manera menos cruel, no quería hacerlo de golpe, pero tampoco quería ser una tortuga a paso lento intentando llegar a la luna. 

Debía ser delicada, pero eficaz, y seguía sintiéndose mal por incluso planear el cómo romperles el corazón. 

— ¡Hey!—del susto casi se atraganto con el pan en su boca, y guardando de nuevo la hoja se giro a ver a Fuuto, quien con el ceño fruncido, la alcanzó a paso delicado. 

Ya saben, como la diva que es, no perdería el glamour por correr hacía ella. 

—Ah, hola Frutas y verduras de miércoles a viernes—saludo con desinterés Aika, Fuuto al escucharla rodó los ojos, Aika tenía la esperanza de que ya se hubiera acostumbrado a sus genuinos apodos. Porque lo apodaría hasta la muerte, sino, sobre su tumba vandalizaría y escribiría una lista con mil apodos. 

— ¿No tienes mejores cosas que hacer que buscar apodos estúpidos?— se cruzó de brazos, con poco humor. Se le notaba en la cara. 

—Bueno, tengo algo de insomnio y últimamente no he tenido presentaciones así que...—se encogió de hombros, bufó. 

¡Enamorate, Aika-chan! (Brothers Conflict) [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora