Capítulo 33: Segundo Conflicto.

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—Ya que estás por aquí, porqué no te quedas a comer—comentó Ukyo, sacando a la rubia de sus pensamientos de la noche anterior, aún sentía esa inexplicable nostalgia al tocar su mejía, el tacto de Iori le quemaba en la piel.

No sabía porqué, ni de qué forma era diferente el sentimiento ante los roces de Ema, o de cualquier persona con la que haya tenido contacto últimamente, pero sabía perfectamente que aquello, aquello no estaba bien. De ninguna manera. 

—Me encantaría pero...

—No, nada de peros—interrumpió Masaomi—Ya ha rechazado muchas de nuestras invitaciones, además, Ema aún se encuentra en la biblioteca.

Aika se avergonzó, sabía que los problemas que tenía con la ya mencionada no eran ningún secreto, pero aun así se sentía un poco mal por hacer que los chicos le dijesen ese tipo de cosas tan directamente. Le hacían sentir como si Ema fuera la intrusa, la culpable de tantos líos y peleas en su cabeza, cuando honestamente, era todo lo contrario. Todo era su culpa, de no ser por sus tantos traspiés en la relación. 

Aika no se daba cuenta del daño que le provocaba a Ema con sus palabras, con sus acciones, con su pasado. Ema no tenía la culpa, ella estaba libre de pecado, quien era la única que debería de ser castigada por sus errores, era Aika. 

Y por ese tipo de cosas, temía hacerles daño al resto de los Asahina, ¡Incluso Wataru tenía sentimientos —no muy fuertes en realidad— por ella! ¿Cómo lo rechazaría sin hacerlo llorar? Porque admitámoslo, Wataru era un llorón de primera, lloraba hasta porque se le salía un pequeño hilo a su osito de felpa. 

Estaba asustada, no quería lastimar a nadie, y venían los Asahina enamorándose, uno a uno, de ella. 

Ella los quería, y no buscaba lastimarlos, pero, ellos lo hacían tan difícil. 

Cuando Ema subió al elevador al llegar de la biblioteca, el elevador antes de cerrarse fue detenido por una mano de repente, sobresaltándola en el momento. Pero al darse cuenta que era uno más de sus tantos hermanos, lo dejo pasar y se hizo a un lado. 

Iori al verla movió su mano en un saludo, Ema lo imitó y el elevador se puso en marcha. El ambiente era incómodo, como era de suponer, Iori se había enterado del problema que tuvo con Louis, y tan sólo deseaba que su furia también se desatará con él, estaba en contra de la violencia, vio la horrible marca de bofetada que dejo en el rostro del mayor. Aunque no lo admitiera estaba un poco temeroso por dentro. 

—Ah, bienvenido Iori-nii—comentó Yusuke al verlos bajar del ascensor al pasar en dirección al comedor. 

—Estoy en casa—murmuro, con intenciones de ir a su habitación, pero unas voces al bajar las escaleras atrajeron su atención, más bien, sobre qué era la conversación. 

Pasando por el lado del pelirrojo que saludaba a la castaña que casi tiraba al suelo del cansancio los libros en sus brazos, caminó vacilante a la escalera, y al bajarla, se encontró con Tsubaki y Azusa charlando con los mayores, llámese Ukyo y Masaomi. 

— ¡Agh, debí haber venido más temprano! ¿Lo ves Azusa? Te dije que sería mala idea quedarnos horas extras en el estudio—se quejó el albino, abrazando de manera infantil el brazo del azabache, que miraba hacía otro lado ansiando que su gemelo lo dejase tomar tranquilo su taza de café. 

—Tsubaki, no puedes cambiar lo que ya esta echo, además, tú también pensaste que sería buena idear quedarse a ensayar para la grabación de mañana—respondió frío su gemelo, soltándose suavemente —quizá no tanto— del agarre, Tsubaki volvió a lloriquear. 

— ¡Es que oportunidades así no se dan todos los días! ¡Hace unos días cuando quise visitarla al instituto creyeron que era un pervertido y me amenazaron con llamar a la policía!—siguió su berrinche, a lo que Masaomi intentó reprimir una risa y Ukyo lo miraba mal. 

—En primer lugar no deberías visitar una preparatoria si sabes que no serás bien recibido—soltó un suspiro el rubio, secando el último plato del lavavajillas y bajándole la flama a la estufa. 

— ¡Pero-!

— ¿Qué sucede?—preguntó Iori, entrando a la conversación e interrumpiendo el llanto del mayor. 

Tsubaki chilló.

— ¡Hey Iori! ¡Vino Aika-chan y ni Ukyo-nii ni Masa-nii nos avisaron! ¿No crees que eso es injusto? 

Cuando estuvo a punto de echarse a sus brazos, en un movimiento sigiloso Iori se movió provocando que el albino de ojos violetas, cayera al suelo sonando un estruendo. Azusa reprimió una sonrisa al igual que sus otros dos hermanos, pero Iori en ese instante pensó, que él ya la había visto, la vio, no de la mejor manera, pero a fin de cuentas, no importaba si ese día estuvo presente frente a frente, ya extrañaba su presencia. 

—Ya veo, es una lastima no haberla visto—mintió, con esa expresión ya tan natural en su rostro fue fácil convencerlos. 

—Ah, la cena estará casi lista, Iori—dio aviso su hermano mayor al percatarse que el ya mencionado estaba a punto de irse, asintiendo levemente se retiró, dejando al resto con un pequeño pensamiento curioso palpitando. 

—... Que raro que Iori entre a la conversación, ¿No lo creen?—comentó el azabache, al no escuchar los pasos de su hermano menor. 

Tsubaki asintió frenéticamente, Masaomi rió levemente. 

—Tal vez se deba a que es de Aika-chan de quien hablamos—dijo el pediatra. 

—Aunque irrumpir una conversación de la nada no es nada educado—suspiro Ukyo, apagando la estufa.

—Ah, Iori-nii.

Cuando iba camino a su habitación, la voz del pelirrojo detuvo sus pasos a medio pasillo, y se giro a mirarlo, confundido. 

—Cuando llegué la puerta de su habitación estaba abierta así que la cerré, creo que alguien dejo algo—le comentó, antes de irse, ya que Ema lo esperaba al final del pasillo, la castaña lo miro frunciendo el cejo e Iori hizo lo mismo, hasta que el ascensor se abrió y tuvieron que dar por finalizada la batalla de miradas. 

¿Qué fue eso? Daba igual, Iori agitó levemente su cabeza, para luego entrar usando su llave, estaba algo curioso por saber quien entró a su habitación, aunque tenía una idea d quien había sido. 

"Para Iori-san, espero que pueda olvidar lo que sucedió anoche en el cementerio, como disculpa por verme de aquella manera le deje un regalo en la canasta. Sinceramente, Aika". 

Se sorprendió y no pudo aguantar no morderse el labio inferior con fuerza, la canasta tenía un bello ramo de crisantemos amarillos con un papel de envoltura transparente, ¿Era lo que creía que significaba? ¿Acaso Aika pensaba que con enviarle aquel obsequio, iba a rendirse tan fácilmente? 

Estaba muy equivocada, porque Iori no estaba dispuesto a perder en un segundo conflicto.

—Ah, buenos días Aika-chan, ¿Podría esperarme un segundo? Todavía no termino de preparar las cosas—dijo Ukyo al abrir la puerta principal y encontrarse con la rubia al otro lado. Esperando pacientemente. 

—Claro, traje un regalo—comentó al entrar tras de él, con un lindo ramo de camelias rojas—Es el primer ramo que hace mi hermano—agregó cuando llegaron a la cocina. 

—Es bastante bonito, dale mis agradecimientos.

Aika asintió, para dejar el obsequio sobre la mesa y suspirar—Y, ¿A dónde iremos? 

Ukyo sonrió al escucharla. 

—Al centro de la ciudad. 

¡Enamorate, Aika-chan! (Brothers Conflict) [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora