Capitulo 7

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Giancarlo fue donde su amigo.y lo encontró que en ese momento tomaba la manija de la puerta mientras se despedia de una paciente, después se dio cuenta de la presencia de Giancarlo.

--¿Qué paso? Hermano porque esa cara ¿Que es tan importante para que estés así?--- Dijo extrañado.

--Lo siento por venir así, es que paso algo resulta que llegó Leonardo y me dijo que le presente una propuesta de mi proyecto.--- respondió Giancarlo caminanando de un lado a otro.

-Excelente es la oportunidad. es lo que andabas buscando --Joaquín sonrió entusiasmado y le dio una palmada en el hombro.

----Pero Debo trabajar con Ana Josselyn y no quiero hacerlo. Ella quedó en la oficina y sabes que no la soporto. No sé cómo voy a lograrlo.---- Giancarlo suspiró con frustración mientras bajaba su mirada.

---¿En serio? ¿Por qué no le dices a Leonardo que simplemente no puedes trabajar con su novia? Así no te complicas la vida.---josquin le dió una solución mientras lo miraba con preocupación.

----Sí, puedo decirle, pero es su novia y tú sabes cómo es de especial. No sé, siento que estoy actuando como un adolescente con estas niñerías. La verdad es que... me atrae Ana. Ella es una mujer muy atractiva y no sé qué decir o hacer cuando estoy cerca de ella. Nunca me había sentido así por nadie.---- Giancarlo se pasó las manos por el cabello, nervioso.

Joaquín suspiró con comprensión.
---Ya lo había notado. Sé que te gusta, pero son tan diferentes. Es como el agua y el aceite.---En ese momento, sonó el teléfono de la oficina y Joaquín fue a contestar.
Giancarlo regresó a la oficina, y se encontró con Ana a punto de salir.

----Lo siento, creo que no podremos trabajar juntos. La verdad es que no me siento cómoda, y creo que terminaríamos peleando.----se sincero Ana mirándolo fijamente.

Giancarlo interrumpió instantáneamente, con una radiante sonrisa en su rostro.
---¡Sí, definitivamente podremos trabajar juntos! Te lo aseguro. Eres solamente una asistente, ¿y qué? ¿Acaso crees que eso será un problema para ti?----

-- ¡Por supuesto que no! ¿Cómo puedes pensar eso? De hecho, es bastante interesante colaborar con gente de diferentes estratos.
Si quieres, revisamos estos expedientes de inmediato y los organizamos, así nos será más fácil trabajar mañana. ¿Qué te parece? -- Ana esbozó una cálida sonrisa.

-- ¡Me parece perfecto! -- exclamó él, y la observó detenidamente sin que ella se diera cuenta. Admiraba su cabello y su silueta mientras estaba sentada. Tomó un expediente para disimular y luego, se detuvo a contemplar sus labios, pintados de un rojo cautivador, que resaltaban su belleza natural. Esos finos labios destilaban una sutil sensualidad. Todo eso cruzó por su mente en menos de un minuto, y Giancarlo esbozó una sutil sonrisa.

De pronto, llegó Natalia y se lanzó a besarlo con pasión, lo cual disgustó profundamente a Ana por la forma en que lo hizo. Ana la examinó de arriba abajo y trató de ocultar su malestar. Giancarlo dejó de besar a su novia y miró el rostro de Ana, que reflejaba una clara indignación.

Giancarlo le hizo una señal a Natalia y ella volteó a mirarlo.

----¡Oh, mil disculpas! No era mi intención interrumpir. Pensé que estabas solo, mi amor ----- exclamó Natalia con pesar y una mirada apenada.

Miró a Ana y le dedicó una sonrisa cálida y amistosa, pero la joven la observó con seriedad, casi con desdén.

---- Hola, mucho gusto. Soy Natalia Roldán.
--- se presentó con suavidad y genuina curiosidad. Ana no pudo ocultar el fastidio y molestia que le provocaba la presencia de Natalia.

---¡Mucho gusto! Soy Ana Josselyn Rivera Nieto, la asistente del Doctor Ferrer Scott. Tenemos que elaborar una propuesta que le presentaré a mi novio, Leonardo Almazán. Y no te preocupes, dejaste muy en claro que es tu novio --- respondió Ana con evidente sarcasmo, cruzando los brazos y sintiéndose completamente incómoda.

---- ¿Seguimos mañana, Doctor? Espero no le moleste, es que tengo unos asuntos pendientes. Y como ya va a ser hora del almuerzo, creo que puedo retirarme unos minutos antes ---- exclamó Natalia mientras recogía rápidamente sus pertenencias del escritorio.

---Sí, no te preocupes, Ana. Seguimos mañana, por mí no hay problema ---contestó Giancarlo con seriedad, observando cómo Ana salía apresuradamente de la oficina, cerrando la puerta con brusquedad.

-- ¡Es la primera vez que veo en persona a la bella novia de Leonardo Almazán! La gente tenía razón, ¡es realmente una mujer deslumbrante! Claro, cómo no, si es una modelo de ensueño. ---La observo con detenimiento, embelesada por su elegancia y porte impecable.
¡Seguro que ella te dejo el auto hecho añicos. -- expresó Natalia, visiblemente asombrada.

-- Al ser una modelo, es de esperarse que siempre luzca impecable. Leonardo es tan presumido, que jamás se conformaría con una mujer que no esté a su altura -- agregó Natalia, con una pizca de ironía y un toque de envidia en su voz.

-- ¡Se dicen tantas cosas sobre ella! Algunos aseguran que tienen un matrimonio arreglado y que en realidad, ¡Ana no ama a Leonardo, que solo está interesada en su dinero! -- mencionó Natalia, burlonamente y con cierto desdén.

-- Entonces, ¿realmente crees que ella no está enamorada de él? -- preguntó Giancarlo con genuino interés y preocupación.

-- No puedo afirmarlo, pero debo admitir que ha habido fotos donde Ana aparece con otros hombres influyentes. ¡Parece que le ha sido infiel en varias ocasiones! -- respondió Natalia, sin ocultar su preocupación y un toque de indignación.

-- Ay, ya basta con esos chismes de oficina, ¿quién les da importancia a esas cosas? Francamente, no me interesa en lo absoluto. Esta mañana, Leonardo vino y me informó que Ana será mi nueva asistente. ¡Supongo que no sabía dónde más colocarla! Aunque la verdad, ya teníamos suficiente personal. Pero como quería quedar bien con ella, la trajo a trabajar aquí conmigo.

----- Ay, pero qué pareja más linda hacen Leonardo y Ana. ¡Con razón salen en todos los periódicos y revistas! Según dicen, se dan unos viajes espectaculares y hasta se van a casar el año que viene ----- comentó Natalia con ojos soñadores.

-- Bueno, bueno, mejor cambiemos de tema. -- exclamó Giancarlo, algo molesto.

-- Está bien, no te pongas así, cariño. Sabes, si quieres, yo te ayudo con lo que estabas haciendo y luego nos vamos a tomar un café juntos. ¡Tengo que celebrar! Me dieron el ascenso que tanto deseaba. Ese dinero extra puede servir para nuestra boda. ¡Ay, mi amor, quiero ser tu esposa! Es mi sueño casarme contigo. -- Agarró un montón de carpetas con ilusión.

-- La boda no es urgente en estos momentos. Hemos estado bien sin firmar ese papel. Además, yo estoy bien así, y lo siento Natalia, pero estas cosas solo las veré con ella. -- Después se sentó y Natalia quedó extrañada.

-- ¡Qué raro estás! ¿Qué te sucede? Giancarlo, si desde que somos novios siempre me has insistido en casarnos, y yo te decía que no. ¿Lo recuerdas? -- dijo ella cruzando sus brazos.

-- Cambié de opinión, así de simple. Mira Natalia, tengo mucho trabajo, eso es todo. Y esto lo tengo que ver y entregar con Ana, eso es todo. -- respondió él, quitándole de las manos las carpetas.


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