capitulo 14

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- ¿Qué esperabas? ¿Que te felicite por esto? ¡No!, Giancarlo, has destrozado mi corazón en mil pedazos. Has tirado por la borda estos diez años que te he entregado. Pensé que lo que te sucedía conmigo era solo una crisis, o al menos eso creí. Creí que sería algo pasajero y que volveríamos a estar bien. Nunca imaginé que terminarías conmigo. - sonrió de manera sarcástica.

Después, se levantó de la silla y tomó su bolso.

- ¡Espera! Voy a llevarte a casa. No quiero que te vayas así. - mencionó Giancarlo, sintiendo una culpa abrumadora.

- No te preocupes, Doctor Ferrer. Conozco el camino y no tienes ninguna obligación hacia mí. - exclamó Natalia entre sollozos. Luego salió del lugar.

Después, Giancarlo llegó al hospital porque le tocaba hacer su turno nocturno. No podía dejar de pensar en lo ocurrido con Natalia. Se sentía culpable por no haber sido sincero con ella.

A las cinco de la mañana, el sonido insidioso de los nudillos golpeando su puerta llenó la habitación. Con los ojos pesados y totalmente desvelado, abrió la puerta y le dio la bienvenida al amanecer con un gran bostezo, tapándose la boca con su mano derecha. En su estado somnoliento, supuso que era su colega de turno que llegaba a relevarlo, pero para su sorpresa, se encontró con Ana, su gran amor.

--¡Mi amor! Tenía tantas ganas de verte, de estar contigo-- entró Ana, con una emoción palpable en su voz, y corrió hacia él en un abrazo apretado.

--¡Hola! Ana, es una agradable sorpresa verte aquí, pero me preocupa que alguien pueda ver que has venido a verme a esta hora y que lo cuentes a tu novio. Es muy arriesgado-- expresó él, con una mezcla de alegría y preocupación en su rostro.

--No puedo evitarlo, necesitaba verte. Hay algo importante de lo que necesito hablar contigo-- respondió ella, con un brillo de determinación en sus ojos.

---¿Qué ocurre? ¿A qué se debe esta visita tan inesperada?-- preguntó él, intrigado y confundido por la urgencia en la voz de Ana.

- No te alegra verme, mi amor.--susurró Ana, con la voz cargada de emoción.
Si alguna vez Leonardo se entera de que vine, ya no me importa. He anhelado tanto poder verte, te amo con locura.--- dijo Ana feliz.

Giancarlo frunció el ceño al verla sacar una botella de vodka de su cartera y beber de ella. Con seriedad en su rostro, le preguntó:

- ¿Por qué estás bebiendo, Ana? Tú no sueles beber.

Ana soltó una risa juguetona y respondió:
---Solo tomé un poquito, no te preocupes.---

Giancarlo suspiró, preocupado por la imagen de Ana consumiendo alcohol. Tras unos segundos de reflexión, habló con sinceridad:
- No me gusta verte así, bebiendo de esa manera.

Ana bajó la mirada, arrepentida.
- Lo siento, cariño. No era mi intención preocuparte.

Ana. aprovechó la ocasión para cuestionarlo:

- Y dime, ¿no te alegra verme? ¿Acaso esperabas a Natalia?---

La respuesta de Giancarlo fue inmediata:

-- Claro que me alegra verte, Solo que estoy cansado, eso es todo. Las noches son agotadoras. ---
El cansancio se reflejaba en sus ojos, mientras Giancarlo se esforzaba por entender cómo pudo haber venido a esa hora. Le inquietaba su seguridad, sobre todo al saber lo que pensaba al respecto.

Dejarlo Todo Por Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora