capítulo 41

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Pasaron unas horas y Ana estaba acostada en la cama, sin parar de llorar. Solo pensaba en Giancarlo, cómo pudo dejarla así de repente.

Hubo un golpe en la puerta y la expresión de Ana cambió, pensó que era él, que había regresado arrepentido buscando su perdón.
Saltó de la cama y corrió a abrir, su cara de sorpresa se transformó al ver que no era él, sino su mamá.
Esther notó el cambio y entró al apartamento sin saludar.

--¡Qué emoción verte! Parece que esperabas a alguien más.-- Dijo sarcásticamente.

--No, mamá... Pensé que eras otra persona. -- Contestó Ana, bajando la mirada al cerrar la puerta.

--¿A qué has venido, mamá? Es extraño verte aquí-- Dijo Ana cruzando los brazos, esperando la respuesta de su mamá.

--Vine a quedarme-- Colocó sus maletas en el suelo.

--Ya no aguantaba estar un segundo más en la casa de Leonardo, es insoportable desde que te fuiste, y la desvergonzada de tu hermana se atrevió a meterse con él.
Se cree la dueña de todo el lugar, como si se hubiera casado con él.
Cecilia no tardó en sacar sus garras y arremeter contra ti.
Fue ella quien le dijo a Leonardo dónde vivías.
Pero Ana Dime, ¿cómo es posible que puedas vivir aquí? ¡Por Dios! Estás acostumbrada a otro tipo de vida, ¿acaso ese tipo no puede pagarte un buen lugar donde vivir junto a su hija? -- Esther observó el lugar con desdén.

--Mamá, si piensas quedarte, te pido que respetes mi casa, porque esta es mi hogar ahora y no he necesitado la ayuda de Giancarlo. -- Ana extendió los brazos, mostrándole el lugar.

--Espero que te cases con ese hombre y así te dé la vida que te mereces, además, mi nieta necesita un padre.-- Esther enfatizó.

Ana comenzó a llorar sin poder evitarlo, las palabras de su madre la hicieron sentir aún peor de lo que ya estaba.

--Ana, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras así, hija?-- Esther fue a abrazarla.

--Giancarlo me dejó, mamá. Él embarazó a su exnovia y va a casarse con ella.--

--¿Cómo fue capaz de dejarte?
Tú has sacrificado mucho por él, te dije que no valía la pena.
Abre los ojos, aún puedes regresar con Leonardo, te perdonará y podría querer a la niña si decides regresar --dijo acariciándole el cabello.

--¡Nunca volveré con él! Que quede muy claro, vivir con él fue un infierno, me hizo mucho daño, y tú lo sabes. Soporté sus maltratos, ¡pero no más! -- mencionó molesta.

Mientras tanto, Giancarlo estaba en la casa de Natalia hablando con sus padres en la sala, esperando hablar con ella para proponerle matrimonio.

Hubo un silencio que interrumpió el padre de ella, cruzando los brazos y mirándolo seriamente.

--Espero que esta vez formalicen la relación y no continúen así
. Diez años de noviazgo es demasiado tiempo, siempre me ha parecido exagerado.

--Tiene razón, señor-- respondió él seriamente, desviando la mirada.

--Siempre he pensado que hacen una bonita pareja-- dijo la madre de Natalia, regresando de la cocina con un jugo de naranja.

Natalia entró en la casa, saludó a sus padres y se sorprendió al ver a Giancarlo, quien la saludó y se quedaron mirándose.

--Giancarlo, ¿qué haces aquí? --dijo ella sorprendida.

--Hola, Natalia.
Te estaba esperando-- la saludó, mirándola fijamente.

--Vine a preguntarte algo importante.-- dijo Giancarlo y se quedó callado después, pensando un momento en Ana, pero luego siguió hablando.

--Natalia, ¿te quieres casar conmigo? --le propuso.

--Sí, Giancarlo, me encantaría ser tu esposa-- ella sonrió nerviosa.

Él la besó mientras los padres de ella aplaudían emocionados y fueron a buscar bebidas para brindar por la boda.

--¿Realmente quieres casarte conmigo? --le dijo mirándolo a los ojos.

--Sí, en serio me interesa el bienestar del hijo que esperas. -- dijo seriamente.

Ella intentó abrazarlo, pero Giancarlo se mostró frío.

--Si te casas conmigo, te pido que nos mudemos del país. Si no lo haces, no viviré tranquilo pensando que en algún momento puedas ir a verla. -- dijo cruzando los brazos.

--Dalo por hecho, nos iremos a donde quieras-- sonrió fingidamente Giancarlo.

Pasaron dos meses, era el día de la boda civil de Giancarlo y Natalia.
Ya habían firmado los papeles y estaban celebrando en la casa de Constanza.
Giancarlo vestía un traje negro con corbatín, sosteniendo un trago de vodka en la mano, mientras hablaba con Joaquín, quien llevaba pantalón caqui y una camisa blanca.

Estaban conversando en el pasillo del comedor.

Él dio un sorbo a su bebida, con la mente perdida, cuando fue interrumpido por Joaquín, muy preocupado.

--Giancarlo, creo que deberías fingir más; esto es una boda, no un funeral-- dijo, mirando a su alrededor.

--¿Cuál es la diferencia para mí?-- respondió amargamente.

--Si no querías casarte, no sé por qué lo hiciste-- lamentó Joaquín.

--Hay ciertas responsabilidades que, aunque tratemos de evadir, siempre vuelven a nosotros-- le tocó el hombro a Joaquín.

--¿Has pensado en cómo estará Ana? No me lo imagino.---- mencionó apesadumbrado, cruzando los brazos.

--Pienso en ella todos los días y así será hasta el día que muera-- Giancarlo bajó la mirada y apretó su vaso de plástico.

Natalia llegó sonriendo, agarrando la cola de su vestido blanco con escote en V, marcando su silueta sin notar aún su embarazo.

--Bueno, vamos a bailar, ya le toca a los novios-- dijo sonriendo.

--- No puedo, pero te aseguro que cualquiera querrá bailar con la novia.--- dijo burlonamente. Joaquín se sintió incómodo y desvió la mirada, mientras Natalia agarraba con fuerza la cola de su vestido, visiblemente molesta, y se marchaba con sus amigas.

--- Al menos intenta ser feliz con ella, es lo único que te queda, en lugar de vivir un infierno.--- comentó Joaquín.

--- Joaquín, necesito que me hagas un gran favor. Le prometí a Natalia que nos iremos del país en estos días, a vivir a Houston. Quiero que ayudes en todo lo que puedas a Ana, para que no le falte nada a ella ni a mi hija. No te preocupes por el dinero, te enviaré lo necesario mensualmente.--- dijo Giancarlo.

--- ¿Por qué no la ayudas tú directamente?
Sería mejor, o al menos que sepa que le das tu dinero
--- cuestionó Joaquín.

--- Ella no quiere saber nada de mí, jamás aceptará mi ayuda.
Necesito que me informes cómo están, eso es fundamental para mí. ¡Entiéndeme!--- rogó Giancarlo.

-- Está bien, hermano. Cuenta conmigo.--- afirmó Joaquín decidido, sellando su acuerdo con un apretón de manos.

Mientras tanto, Constanza observaba a Giancarlo mientras conversaba con sus amistades.
Luego se acercó a él.

--Disculpa, Joaquín.
Necesito hablar con mi hijo,---dijo amablemente, tras lo cual Joaquín se; retiró a servirse un trago.

--¿Qué te sucede a ti? Deberías estar feliz en tu boda, no con esa expresión como si fueras al matadero.--- le comentó a Giancarlo.

--¿Sabes por qué me casé? No quiero hablar contigo, no estoy de humor.--- respondió serio Giancarlo.

--Más te vale que te comportes bien con Natalia y aceptes que ya no hay vuelta atrás.-- reprochó Constanza, molesta.

Pasaron las semanas y Giancarlo se trasladó finalmente con Natalia a vivir a Houston, apoyados por unos tíos de ella que les ayudaron a empezar de nuevo en esa ciudad.

Cinco años después, Giancarlo había conseguido trabajo como médico, mientras Natalia cuidaba a su hijo, quien había nacido con problemas de salud y requería medicamentos costosos.

Por su parte, Ana retomó su carrera como modelo y estudiaba Derecho en la universidad.

Dejarlo Todo Por Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora