Capítulo 26

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Tres semanas después...

Estaba con Melina en la sala de mi departamento viendo películas mientras nuestros novios habían salido a una tarde de chicos.

—¿Me pasas las palomitas? —pidió Mel mientras veía atentamente la televisión, su vientre ya comenzaba a notarse un poco más.

—Aquí tienes. —le extendí el plato en el que las había puesto y ella las tomó para comenzar a comerlas.

—¿Qué crees que estén haciendo aquellos dos? —preguntó por fin separando la vista de la televisión para dirigirla a mi.

—Ni idea, probablemente estén en un puesto de tacos. —le resté importancia encogiéndome de hombros.

—Quiero unos tacos. —dijo tocando su abultado vientre

—Yo igual. —dije y después ambas suspiramos al mismo tiempo, esto se estaba volviendo aburrido.

—¿Salimos por algo de comer? De verdad muero de hambre. —reí ante su comentario, últimamente Meli tiene más hambre de lo normal y puedo comprenderla, como ella dice: come por dos personas.

—De acuerdo, sólo porque también me está dando hambre. —ella sonrió y nos levantamos del sofá para después disponernos a buscar algún lugar para comer.

(...)

No me decido, no puedo decidirme.

Todo se ve extremadamente delicioso.

—No sé tú, pero yo... —llamó Mel mi atención. —Pediré waffles, hotcakes, ohh un licuado de chocolate... Y helado. —la miré con una ceja arqueada, ¿por qué no pedir lo mismo que ella?

—Concuerdo contigo, pediré lo mismo que tú. —ella frunció el entrecejo. —¿Qué?

—¿Tú pedirás todo eso? —asentí levemente con la cabeza, está bien que algunas veces o casi siempre no coma tanta cantidad de comida pero esta vez se me antojaba todo eso.

—Tengo hambre. —me encogí de hombros y ella sonrió.

Una vez que llegó el camarero y nos pidió la orden Mel y yo comenzamos a platicar.

—Entonces... Tú y Jos... —ella movió sus cejas de arriba a abajo y con una sonrisa pícara en el rostro, de repente sentí como el calor subía a mis mejillas.

—Sí. —solté una risa nerviosa. —¿Cómo vas con mi pequeño sobrino?

—O sobrina. —sonrió. —Hasta el momento bien, todo va perfecto. Freddy está fascinado y él quiere que sea una pequeña "Alfredita" —dijo haciendo comillas con los dedos.

—Pues sea lo que sea no dudes que mi hermano la o lo amará. —ella sonrió, en ese momento el camarero llegó con nuestra comida.

Era demasiada.

Pero se veía realmente apetitosa.

(...)

Regresamos al departamento, Jos y Freddy aún no regresaban así que aún estábamos solas.

—¿Qué quieres hacer? —le pregunté a Meli cuando nos sentamos en el sofá.

—Lo que sea que no implique volver a salir a caminar. —reí y me dirigí a la cocina, extrañamente se me antojaba comer un poco de Nutella y, para mi buena suerte, había una que Jos me había comprado hace tiempo.

Tomé una cucharada con Nutella y me dirigí nuevamente a la sala donde Meli estaba pasando los canales en la televisión, al parecer no hay nada bueno.

A Tu Lado (DCUD #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora