Extra II

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8 meses después...

El calor del verano se sentía inmenso, supongo que prefiero los días fríos en los que podía quedarme en cama junto a Alonso y Fer arropados con un gran edredón viendo películas. Lamentablemente las condiciones del clima deben cambiar y ahora estábamos a un poco más de 30° de temperatura.

—Cam... Hija por favor ya tienes que darte un baño, no tardan en venir a arreglarte y tu sigues en la cama... —exclamó mi mamá al entrar a mi habitación.

—Mamá, la que se casa soy yo. —dije levantándome de la cama. —Tengo todos mis movimientos calculados, ¿ya dejaste a Fer con Sam? —pregunté una vez que comenzaba a buscar mi ropa interior limpia.

—Claro. Sigo pensando que es mala idea dejar a tu bebé estando Sam embarazada. —dirigí la vista a mi madre.

Después de todo aquella vez que Bryan me contó que tenía miedo de que Sam estuviese embarazada afortunadamente no fue así, ella continuaba sin ser mamá. Hasta ahora después de su luna de miel.

—¿Por? Yo digo que es buena idea, se irá acostumbrando a tener un bebé con ella. —me encogí de hombros restándole importancia y me dirigí a bañarme.

(...)

Recibía mensajes de Sam cada diez minutos prácticamente preguntando qué hacer sobre cada comportamiento de mi pequeña.

Mientras trataba de mantenerme tranquila y no estar pensando lo malo que podría suceder antes de mi boda buscaba entre mi pequeña caja en la que guardo mis accesorios alguno que combine con mi vestido. Entre todos los collares que tengo encontré uno al cual no había visto desde hace años: el que Alonso me había regalado cuando me pidió ser su novia.

—¿Ya estás lista Cam? —preguntó Freddy tocando a mi puerta.

—Eso creo. —suspiré y solté una risita nerviosa, Freddy entró y me tomó de las manos para después darme un abrazo.

—Mi pequeña se va a casar. —dijo sentimental, reí y le regresé el abrazo a mi hermano quien todos estos años me había cuidado y dado de su cariño cuando no tuvimos a un padre con nosotros.

—Gracias Freddy, gracias por ser un buen hermano y cuidarme como lo hubiera hecho un padre. —dije cuando me separé de él y las lágrimas habían comenzado a salir, mi hermano las limpió con una sonrisa en su rostro la cual me daba seguridad y me llenaba cada vez más de alegría.

—Sólo hice lo correcto Cam. Y ya no llores, arruinarás tu maquillaje. —reí y volví a abrazarlo, tuve suerte de tenerlo como hermano.

(...)

Mis piernas amenazaban con hacerme caer, estaba nerviosa y toda yo comenzaba a temblar mientras caminaba de un lado a otro esperando el momento en el que debería entrar.

Freddy llegó a mi lado poniéndome aún más nerviosa ya que su llegada significaba que estaba a punto de estar frente al altar junto a Alonso.

—¿Lista? Aún puedes arrepentirte. —bromeó Freddy, golpeé levemente su hombro soltando una risa nerviosa y suspiré para después asentir.

—Estoy lista. —sonreí y enganché mi brazo en el de Freddy ya que sería él el que me entregaría a Alonso.

Unos segundos después se comenzó a escuchar la música proveniente del interior de la Iglesia haciendo que mi piel se erizara, inhale y exhale. Las puertas se abrieron dejándome ver a todos los invitados poniéndose de pie y a un Alonso parado frente al altar probablemente igual de nervioso que yo.

—¿Estás bien? —preguntó Freddy, asentí y comenzamos a caminar lentamente hacia el altar.

Los pocos invitados que estaban reunidos en la Iglesia me veían tiernamente, sonreían y me hacían sentir cada vez más nerviosa al tener sus miradas fijas en mi, sentía que en cualquier momento mis pies me traicionarian y me harían tropezar a mitad del camino.

El camino se me hizo eterno hasta que por fin llegué junto a Alonso, el contacto de su mano con la mía me hizo tranquilizarme, su sonrisa era hermosa. Freddy le dio una palmada en su hombro antes de retirarse y dejarme junto al que sería mi futuro esposo dentro de unos minutos.

Las palabras del sacerdote quedaron en el aire, estaba perdida en la mirada de Alonso quien tenía una sonrisa dibujada en el rostro y apuesto a que yo igual.

—Alonso Villalpando... ¿Aceptas a Camila Leyva para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe? —fueron las palabras que me hicieron volver a la realidad.

—Acepto. —escuché decir a Alonso sin despegar su mirada de la mía.

—Camila Leyva... ¿Aceptas a Alonso Villalpando para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe? —prosiguió conmigo, Alonso continuaba mirándome atentamente.

—Acepto. —respondí finalmente apreciando aún frente a mi la resplandeciente sonrisa de Alonso.

—Ahora los declaro marido y mujer... Puede besar a la novia. —sin pensarlo dos veces Alonso se acercó tiernamente a mi, dándome un beso lento y lleno de amor.

Por fin me había casado, y sería feliz junto a él y junto a mi pequeña hija quien se encontraba a cargo de su abuela.

Alonso y yo salimos tomados de la mano de la Iglesia, el arroz tradicional arrojado a los recién casados nos caía, ambos sonreímos mientras los invitados se acercaban a felicitarnos.

—¡Mi hija ya está casada no puedo creeelo! —dijo mi madre mientras me abrazaba y las lágrimas caían mojando sus mejillas y corriendo un poco de su maquillaje. —Espero que la hagas muy feliz, Alonso. —se dirigió a mi ahora esposo, Alonso soltó una risa y asintió.

—Así será. —dijo mientras posicionaba su mano en mi cintura.

Las personas se acercaban a nosotros para felicitarnos, entre ellas Sam quien tenía a mi hija en brazos ya que dijo que mi madre iba a encargarse del salón donde se celebraría la fiesta.

—¿Listo para la fiesta señor Villalpando? —pregunté a mi esposo parado junto a mi.

—Listo señora Villalpando. —dio un corto beso en mis labios para después comenzar a caminar al auto que nos llevaría hasta el salón.

A Tu Lado (DCUD #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora