Capítulo 28

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—Cam... Será mejor que le digas. —dijo Sam apoyando su mano en mi hombro.

—Opino lo mismo. Es lo mejor para él y para ti. —apoyó Mel mirándome con compasión.

—Creo que... Tienen razón, pero yo no quiero que reaccione mal. —me levanté de donde estaba sentada para mirarlas frente a frente.

—¿Quieres que estemos contigo cuando le digas? —lo estuve pensando durante unos minutos, supongo que lo mejor sea que estemos solos cuando le cuente que será papá.

—No, gracias. —les dediqué una sonrisa sincera y las tres salimos del hospital, pasaría a dejar a cada una a su casa y después volvería a mi departamento para encarar a Jos.

(...)

Estaba comenzando a oscurecer cuando pasé a dejar a cada una, cuando dejé a Melina aproveché para contarle a Freddy que sería tío, se puso tenso al escuchar aquello pero finalmente me abrazó y me dijo que me apoyaría en cualquier momento.

Me detuve en un semáforo ya que estaba en rojo y extrañamente comencé a recordar a Alonso, me puse a pensar en qué hubiera sucedido si él hubiera sido el papá de mi bebé, ¿él reaccionaría de buena manera?

Sacudí la cabeza tratando de alejar cualquier pensamiento relacionado con Alonso y continué mi camino hacia el departamento, mi corazón latía aceleradamente y mis manos sudaban en contacto con el volante del auto.

(...)

Caminé lentamente hacia la puerta del departamento, los resultados los tenía guardados en mi bolso. Una vez que llegué frente a la puerta busqué mis llaves y la introduje en la cerradura para poder abrirla, entré al departamento y todo estaba oscuro.

—¿Jos? —lo llamé, era extraño que estuviera oscuro, normalmente a esta hora Jos está viendo la televisión.

—¿Cam? —seguí su voz hasta nuestra habitación.

—¿Qué es todo esto? —pregunté confundida y asombrada a la vez.

La habitación estaba oscura igual que toda la casa con la única diferencia que en esta habían velas aromáticas alrededor de la cama la cual estaba llena de pétalos de rosas, Jos vestía muy formal, de igual manera que cuando asistimos a la boda de Alan sólo que su traje en lugar de un tono plateado era negro.

—Una sorpresa. —dijo con un brillo especial en sus ojos. —Espera aquí. —dicho esto salió de la habitación, escuché que hacia movimientos y minutos después regresó. —Te hice la cena, hoy será una noche especial para los dos y llena de sorpresas.

«Y vaya sorpresa que te tengo.»

—Jos... N-No es necesario. —puso su dedo índice en mis labios haciéndome callar.

—Te he dicho que me dejes consentirte más de un millón de veces. —exageró, sonreí un poco y Jos me tomó de la mano para llevarme a la cocina en donde habían dos velas en medio de la mesa y dos platos con espagueti. De repente recordé que Alonso una vez cocino lo mismo para mi. —Siéntate. —dijo Jos emocionado así que lo hice.

No pude evitar sentirme más nerviosa, sentía que al decirle que estaba embarazada toda emoción que él contenía en estos momentos se esfumaría por completo.

—¿Te gusta? —preguntó Jos una vez que probé la comida.

—Está muy buena. —dije sonriendo y él soltó una pequeña risa.

—Que bueno que te esté gustando, lo hice todo por ti. —tomó mis manos y les dio un beso a cada una. —Y tengo otra sorpresa para ti... —dicho esto se levantó de la mesa y fue hasta el refrigerador para sacar una rebanada de pastel de chocolate. —Todo para ti. —puso el pastel frente a mi.

—¿Todo? —pregunté asombrada, él asintió sonriendo. —¿No quieres un poco?

—No Cami, pruébalo, te va a gustar. —reí y tomé la cuchara que estaba junto al plato y la dirigí al pastel, una vez hice contacto con él la cuchara tocó algo duro.

—¿Qué es esto? —pregunté sacando lo que estaba dentro del pastel, limpie el chocolate que tenía alrededor y pude apreciarlo mejor. Era un anillo.

—Tu sorpresa. —Jos tomó el anillo y se levantó de la silla quedando parado junto a mi. —Camila Leyva, créeme que he esperado años para este momento, nunca imaginé que fuera el hombre más feliz junto a ti y por eso quiero que nuestra relación se formalice, que seamos felices juntos hasta que seamos viejitos y que éste amor nunca termine... —se arrodilló y mi corazón latía aceleradamente. —Camila Pacheco Leyva, ¿quisieras casarte conmigo?

—Jos... —su sonrisa se borró en ese instante, ¿debería decirle en este momento?

—¿Sucede algo? —preguntó asustado, será mejor decirle de una buena vez.

—Tengo algo que decirte. —me levanté de la silla y Jos se incorporó.

—Ya no me quieres, ¿cierto?

—No es eso. —inhale y exhale. —Es otra cosa, no sé cómo lo tomarás...

—Solo dime... —dijo impaciente.

—Estoy... Embarazada. —bajé la mirada, Jos no formuló ninguna palabra, cuando levanté la mirada para ver su reacción deseé no haberlo hecho.

—¿Qué? —dijo finalmente. —P-Pero... No, no es posible, ¿cómo....? —se quedó pensando un momento y suspiró. —¿Cómo pude ser tan tonto? —comenzó a caminar de un lado a otro.

—Jos... Vas a ser papá. —le volví a repetir.

—¡No me lo digas! —gritó y caminó hacia la sala. —Y-Yo... —suspiró. —Saldré a caminar. —no dirigió la mirada hacia mi y simplemente salió del departamento dejándome ahí parada.

Mis lágrimas resbalaban por mis mejillas, ¿¡por qué no pudo tomarlo con madurez!?

Me senté en el sofá abrazando una almohada mientras ahogaba los gemidos causados por el llanto. Me sentía decepcionada, somos personas mayores y Jos simplemente lo que hizo fue irse.

¿Qué sucedería ahora?

A Tu Lado (DCUD #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora