Capítulo 34

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Una vez llegamos a la pastelería del centro comercial Melina y yo pedimos una rebanada del pastel que habíamos comido cuando venimos con Sam.

—Vuelvo en un momento, tengo que ir al baño. —avisó Melina levantándose de su lugar.

Perfecto. Ahora puedo platicar a solas con mi hermano.

—Hermanito —canturreé ganándome una mirada llena de confusión por parte de Freddy.

—¿Qué quieres Cami? —preguntó con los ojos entrecerrados mientras comía de su pastel.

—Sólo... Quiero hacerte una pregunta. —él asintió con la cabeza indicándome que continuara. —¿Haz pensado en casarte con Mel? —comenzó a ahogarse con el trozo de pastel que estaba comiendo, le di palmadas en su espalda para que se calmara y una vez que lo logró habló.

—Créeme que lo he pensado muchas veces. —suspiró. —Pero... No encuentro el momento correcto.

—¡Alfredo ya van a ser papás y ni siquiera están casados! —le grité en un susurro. —Deberían casarse antes de que su vientre comience a crecer más.

—Creo que tienes razón. —suspiró y sonrió. —Mañana iré a comprarle el anillo y trataré de que nuestra boda sea en un mes, después mi pequeña crecerá y Melina lucirá una tierna panza de embarazada. —sonreí y guardé las ganas de saltar, gritar y lanzarme a los brazos de mi hermano.

—Será una boda espectacular. —Freddy soltó una risa y después volvió a dirigirse a mi.

—Mañana deberás distraerla para que pueda comprarle el anillo. —asentí efusivamente ante su petición y en ese momento Melina volvió con nosotros.

(...)

Al día siguiente tocaron a mi puerta.

Espero que sea Alonso.

Me levanté de la cama pesadamente como todos los días y me dirigí a abrir la puerta para recibir a la persona que estaba detrás de ella.

—Hola. —saludó Alonso sonriendo, en su mano izquierda sostenía una bolsa en la que podía apreciarse por el logo era comida china.

—Pasa. —dije haciéndome a un lado sin disimular la sonrisa que se había formado en mi rostro.

—Lamento haberte dejado ayer. —se disculpó mientras dejaba la comida en la mesa.

—No tienes porque disculparte. —dije encogiéndome de hombros. —Lamento haberte puesto en aquella situación.

—¿Ya quieres desayunar? —cambió repentinamente el tema y se sentó en la silla para comenzar a desayunar, hice lo mismo y ambos nos quedamos en silencio.

(...)

Alonso y yo estábamos sentados en el sofá haciendo zapping en la televisión ya que no había nada bueno que ver.

—Levántate. —me dijo Alonso parándose del sofá y dio media vuelta para fijar su vista en mi.

—¿Por qué? —cuestioné y una sonrisa cruzó por su rostro.

—Te llevaré a un lugar. —comencé a ponerme ansiosa por saber el lugar, pero conociendo a Alonso nunca me lo dirá.

—¿Ahora? —pregunté y él asintió con una sonrisa en el rostro. —Bien, solo voy al baño y nos vamos.

(...)

Alonso me trajo al parque, ese en el que un día habíamos caminado cuando éramos novios y nos habíamos sentado en una fuente.

—Te traje aquí para que tengamos un día tranquilo. —dijo mientras nos sentábamos en una pequeña banca frente a un grande y frondoso árbol dándonos un lugar agradable con sombra para sentarnos.

—Es lindo. —ambos suspiramos y nos dejamos llevar por la tranquilidad del momento.

No había niños, carros ni algún otro sonido que nos quitara esta tranquilidad que sentíamos en este momento.

Todo era pacífico.

—Me hubiera gustado ser el papá de tu bebé. —mi estado de relajación se vio interrumpido ante aquel comentario de Alonso.

—¿Qué? —dije con la esperanza de que hubiera escuchado mal y él hubiese dicho otra cosa.

—Disculpa... N-no debí haber dicho eso. —noté un leve color carmesí teñir sus mejillas, no dije nada al respecto y volví mi vista al frente.

Pasamos minutos descansando y viendo pasar a cualquier animal que vivía en el parque, desde palomas y ardillas hasta algunos gatos y perros callejeros.

Los dos no habíamos dirigido la palabra desde aquel entonces y solo nos manteníamos en silencio, ninguno se atrevió a romperlo hasta que fue la hora de regresar.

Probablemente haya sido el momento más incómodo que he vivido.

—Es hora de irnos. —anunció Alonso, asentí y nos levantamos de la banca para regresar al departamento.

(...)

El silencio continuaba reinando entre los dos creando una atmósfera incómoda.

Saqué la llave de la puerta para poder entrar y una vez que abrí la puerta ambos entramos y nos dirigimos al sofá.

—Cami... Debo decirte algo. —dirigí la mirada a él, se veía nervioso ya que jugaba con sus dedos mientras me veía esperando a que hablara.

—Dime. —hablé nerviosa, no sabía lo que Alonso quería decirme, él se levantó del sofá y se puso frente a mi para después agacharse y tomar mis manos, las cuales probablemente estén sudando en este momento por los nervios, afortunadamente a Alonso no pareció molestarle ya que no las soltó.

—Tú... Eh... —tartamudeó y lo miré atentamente, suspiró. —Solo quiero ser sincero contigo. Quiero que sepas que nunca te olvidé, Cam. —mi corazón se detuvo en el momento que escuché aquellas palabras.

Sus intensos ojos azules me miraban atentamente esperando alguna respuesta de mi parte pero no logré formular palabra alguna.

—Sé qué tal vez sea el peor momento, pero quiero que sepas que no me importaría cuidar a ese bebé como si fuera mi propio hijo. Eres muy importante para mi, y por lo tanto tu bebé igual. —mi corazón latía a un ritmo acelerado, no sabía qué decirle, me había quedado muda.

—Alonso...

—Cam, por favor, solo te pido una oportunidad más. —sus ojos azules me miraban con un brillo especial, lo que me hacía sentir más confundida.

Primero: Jos y yo nunca terminamos, pero él se fue y me dejó prometiendo que volvería. Han pasado dos meses y no ha regresado.

Segundo: No estoy segura de querer regresar con él.

Alonso es un chico super lindo y detallista, él me ha cuidado desde que Jos prácticamente me abandonó, él me ha dado su apoyo en todo momento cuando Jos ni siquiera se ha dignado a llamarme.

—Escucha, si no estás... Segura, lista o de plano no quieres regresar conmigo yo... —puse un dedo en sus labios obligándolo a callar.

—Alonso, eres el chico más lindo que he conocido en mi vida, pero... —el temor que Alonso sentía podía verlo a través de sus ojos.

Estaba insegura, él me cuidaba y me apoyaba en todo momento cuando el verdadero padre de mi bebé había huido.

Fui salvada por la campana ya que tocaron a mi puerta, Alonso suspiró y se incorporó. Me levanté del sofá caminando hacia la puerta.

Mi corazón se detuvo nuevamente al ver a la persona parada del otro lado de la puerta.

Este día ha estado lleno de sentimientos, y no era por culpa del embarazo.

Jos había regresado.

A Tu Lado (DCUD #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora