Capítulo 47: "No.. No creo que vuelva a joderla.. "

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Iba convencida. Yo sabía bien donde se encontraba Leandro, el mismo lugar donde estaba cada lunes y miércoles a la tarde: La plaza que está cerca de casa.

Yo no estaba caminando, estaba corriendo. Por suerte, mi mamá no me seguía.. Al menos no de cerca. Creo que se debía a sus tacos altos; estaba segura de que lograría llegar tarde o temprano hasta mi, porque ella sabe qué clases de locuras puedo cometer. Ayer había sido un claro ejemplo..

Pude ver la plaza, y ahí estaba él.. Jugando al Fútbol con sus insoportables secuaces, que al fin y al cabo eran muy parecidos a él. Corrí hasta Leandro, pero lo agarré de espaldas, y lógicamente, de sorpresa.

Atrapé con fuerza su pelo, y lo empecé a mover bruscamente, hasta que lo di vuelta, lo tomé del cuello de su remera y lo levanté en el aire. De milagro no rompí la tela..

Su cara era épica. El susto que se pegó, no se lo olvida más en su vida.

- ¿Qué le anduviste diciendo a mi hermana? ¿Eh? - dije mientras lo seguía moviendo, pero él aún no tocaba el suelo con sus pies.

- ¿Y-yo? - tartamudeó con miedo. Tuvimos suerte de que sus ojos no salieran de sus lugares, porque estaban a punto de salir volando. Supongo que era parte del susto que le causé.

- Si, vos. ¿QUÉ LE DIJISTE A MI HERMANA? - grité en su cara, pero él no contestaba - TENÉS DOS SEGUNDOS PARA RESPONDER, PORQUE SINO, TE CUELGO DEL CULO EN EL PASAMANOS ¿ME ENTENDISTE? - dije sobresaltada indicando el pasamanos ubicado en el centro de la plaza.

- L-le dije que sus ojos eran color verde musgo o moco, no me acuerdo bien - me contestó aún muy intimidado, con sus ojos aún fuera de órbita.

- BUENO, MOCOSO DE MIERDA.. VOS LE VOLVÉS A DECIR ALGO POR EL ESTILO A MI HERMANA, O LA VOLVÉS A JODER, Y TE JURO POR MI VIEJA, QUE TE ROMPO LA CARA A TROMPADAS ¿ME ESCUCHASTE? - solté muy enojada, y miré a un costado.. Sus secuaces estaban tan asustados como Leandro y casi me río, porque estaban petrificados. Uno de ellos se estaba orinando encima. LITERAL; sus pantalones estaban mojados en esa zona y su expresión era de sorpresa, evidentemente, por lo que estaba pasando ahí abajo.

- Y PARA USTEDES LO MISMO. QUE YO NO ME ENTERE QUE LA ANDAN JODIENDO, PORQUE LES REVIENTO LAS BOLAS A PATADAS ¿ENTENDIERON? - los tres atinaron a asentir con la cabeza bruscamente.

Bajé a Leandro de mis brazos y le dije con mi dedo índice acusador y amenazante:

- Más te vale que de esto no le digas nada a nadie, porque ya sabés la que te espera.

Él asintió de nuevo con la cabeza, los miré furiosa a los tres y me fui por donde vine.

Mi mamá estaba casi llegando a la plaza, caminando lo más rápido que podía con sus tacos, pero no vio nada.. Eso esperaba.

- Listo, ma.. Creo que no la va a volver a molestar.. Por su bien - dije caminando a su lado hacia mi casa.

- ¿QUÉ HICISTE CAROLINA? JURAME POR DIOS QUE NO LO MATASTE - respondió exagerada mi mamá, pero con cara de súplica.

- No, mamá, no lo maté. Sólo le.. Advertí - contesté. No pensaba decirle que lo levanté en el aire y lo amenacé.

Llegamos al fin a casa (aunque no lo crean, ese par de cuadras fueron una tortura espectacular) y tomé mi merienda. Camila seguía dentro de su cuarto encerrada; evidentemente estaba tan indignada como yo con el tema de Leandro. Pero ahora, si a ese pibe se le ocurría meterse con mi hermana, se iba a volver a encontrar conmigo y el pasamanos de la plaza a la que él acudía tan frecuentemente.

Llegó la hora de cenar y por fín mi hermana se había dignado a salir de su habitación. Yo pensé que se había quedado pegada a la cama o algo por el estilo. Fue una cena tranquila por suerte; no hubieron peleas. Tal vez, mi mamá había comprendido que lidiar con Leandro no era tan fácil y con suerte comprendió la actitud de mi hermana.

El vecino de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora