Capítulo 57

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Me desperté gracias al rayo del sol que entraba por la ventana y me daba directamente en los ojos. Abrí los dichos y corrí la cara hacia donde la luz no me molestara. Desbloquee la pantalla de mi celular, que se encontraba en mi mesita de luz, y si, ahí estaba: 24 de diciembre. 10:15.

Reuní fuerzas de quien sabe dónde para levantarme de mi cama y fui directo al baño. Me metí bajo la ducha y comencé a lavar mi pelo. Obviamente, las canciones no tardaron mucho en salir de mi boca:

- Porque.. todo de mi hace quebrar tu conciencia, todo de ti me hizo perder la inocencia.. disparame, no dudes más, ésta vez, conmigo no podrás..

* ..... *

Mi desayuno fue liviano: no quería llegar a la noche con el estómago pesado y después no poder comer hasta explotar. Después de todo, yo considero que para eso son las fiestas: comer hasta reventar. Comencé a pintar mis uñas, haciendo un hermoso diseño de un pino de Navidad. Fue complicado de hacer, pero prefiero estar muerta antes que sencilla. ¿Diva? Tal vez..

Male llegó antes del almuerzo a mi casa, para pasar el último rato del año juntas, porque al día siguiente ella se iría de viaje a Bariloche hasta el quince de enero del año que viene. La iba a extrañar tanto como cuando yo me fui a Brasil, pero así son las vacaciones. Aproveché para abrazarla, decirle lo que la iba a echar de menos y cuanto la quiero. Es como una hermana de mi. La conozco hace cuatro años, pero las distintas circunstancias que nos tocaron vivir por separado, nos unieron mucho.

Después de comer, me planchó el pelo y se fue. Ella es experta en todo lo que tiene que ver con el cabello. Me lavé los dientes y ya eran casi las 16:00 p.m. Mis abuelos llegaban a casa a las 19:00. Todavía me quedaba preparar la ensalada de frutas, y eso amigos, tarda un buen rato. Fui hasta la cocina y puse manos a la obra; naranja, manzana, banana, cereza, durazno, ananá, pelón y kiwi fueron las frutas usadas. Obviamente, de vez en cuando me comía un trocito de alguna fruta, nada grave.

Me lavé las manos llenas de jugo de fruta y corrí a cambiarme de ropa, ya que casi eran las 18:15 hs. Me puse un vestido azul marino hasta las rodillas. Tenía parte de la espalda abierta, un cinturón fino y plateado en la cintura y la falda no era pegada al cuerpo. Me coloqué unos tacos azules que, aunque son muy altos e incómodos, son bellísimos. Complementé todo con una pulsera, unos aritos brillantes y un par de anillos. Me maquillé bastante natural: no quería parecer un payaso. Además, posiblemente después del brindis, cuando salgamos a la calle a saludar a los vecinos por Navidad, Gianluca esté ahí. Cuando me terminé de colocar la máscara de pestañas, sonó el timbre indicando que mis abuelos ya habían llegado.

Bajé las escaleras casi corriendo y grité que yo iría a abrir. Cuando los recibí, ambos estaban muy sorprendidos por mi forma de vestir, es decir, ellos siempre me ven con pantalones, zapatillas y sin maquillaje. Creo que aún les cuesta asumir que me estoy convirtiendo en una mujer y casi en una adulta. Espero que cuando vaya a la Universidad a estudiar no les de un infarto o algo por el estilo.

Antes de cerrar la puerta tras la entrada de mis abuelos, miré a la casa de enfrente, buscando ver a Gianluca. Pero no, solo vi a la chica rubia del otro día asomada por la ventana, mirando fijamente como yo la observaba. La situación fue tan incómoda, que cerré la puerta a una velocidad récord. Por poco me aprieto los dedos y los arranco de mi mano por accidente.

En la cocina, acomodamos la comida que ellos trajeron en la heladera. Luego nos sentamos en la sala a charlar, pero mi cabeza solo pensaba en esa chica que estaba enfrente. ¿Tan sólida era esa relación que pasarían la Navidad con la familia de él?

- ¿Vos que creés, Carolina? - me preguntó mi abuelo con cara pícara. Sé que solo quería llamar mi atención porque me vio distraída.

Lo miré con los ojos abiertos como platos. No me quedó otra opción que decirle que no lo había escuchado.

- No te estaba oyendo, estaba distraída - dije jugando con mis anillos.

- ¿En qué pensabas entonces? - contestó mientras se acomodaba en el sillón.

- El calentamiento global - respondí sarcástica para luego levantarme de mi lugar e irme a mi cuarto ante la sonrisa cómplice de mi abuelo.

Él siempre me hace ese tipo de cosas. Llamarme la atención mientras mi cabeza está en las nubes. Y cuando me prrgunta en qué estaba pensando, yo le contesto siempre lo mismo: "El calentamiento global". Claro, él no indaga mucho en mi respuesta, porque sabe que es ironía en su estado más puro. Creo que se convirtió en una costumbre chistosa entre los dos. 

Entré a mi cuarto y me dirigí a la ventana. Pero no sabía si quería ver a Gianluca, a la rubia, o a un auto pisar a la rubia.

*Narra Gian*

*Esta fractura en la pierna me va a volver loco* pensaba mientras iba hacia el salón con mis muletas. La incomodidad que sentía era fatal.

Me situé al lado de la ventana y noté que Caro estaba mirando hacia mi casa desde la suya. Mi corazón comenzó a palpitar a mil por segundo. Estaba muy hermosa y sencilla como siempre. Ella no me notó, y quería que eso siga así. No sería bueno que me vea espiándola, tal vez piense que soy un psicópata. Además, parece que sigue con Ramiro. Su visita el otro día es la prueba. Estaban en su cuarto, y no creo que sea amistad lo que haya entre ellos. Seguramente mi nombre ya no figure en su memoria..

Fui a la cocina a ayudar a mi mamá y mi tía con la comida. Ella había venido desde Buenos Aires para pasar las fiestas con nosotros. Es la hermana de mi mamá, de hecho, se parecen mucho. Tienen el mismo color de ojos, pero no de pelo. Mi tía es rubia -es más parecida a mi abuelo- y bastante más joven que mi mamá -que es más parecida a mi abuela-. Ambas estaban encantadas con pasar las fiestas juntas, ya que hace tiempo no se veían.

Charlamos bastante de cómo estaba Buenos Aires y la gente que conocíamos allá. Extrañaba mucho mi ciudad, pero ya me tocaría ir de vacaciones por allá.

Cayó la noche y nos dispusimos a cenar todos juntos. Eramos pocos pero buenos, como dicen por ahí. Comí a más no poder, y mucho más cómodo ahora que mi brazo sanó por completo. Ya no me cortarían en trocitos los alimentos como si fuera un bebé.

Durante la cena, mi cabeza estuvo pensando e imaginando a Carolina, como en el resto del tiempo. ¿Me estaría volviendo loco? Me alegraba que después de las 00:00, seguramente salgamos a saludar a los vecinos, y ahí estaría ella, si es que en su familia mantienen la misma costumbre que nosotros..

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¡Holaa! ¿Todo bien?

Espero les haya gustado el capítulo.. ¡No olviden votar y comentar si fue así!

Iba a subir el capítulo ayer, pero por problemas de Wattpad estresantes (no me guardaba lo que escribía), decidí dejarlo para hoy.

Saludos, besos y abrazos para MariaLib9 !! Gracias por el apoyo, linda 😘❤

Romi

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2017 ⏰

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