11.

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Besos sabor a fresa

Guillermo sacaba su lengua para obtener más concentración al colorear, Samuel lo observaba curioso. Le encanta la lengua rosa del menor, tenia ganas de sentirla.

El menor comenzó a mover los pies, los cuales los tenía hacia arriba gracias a la postura en la cual estaba, Samuel no podía dejar de ver lo bueno que su bebé estaba. Le gustaba ver su blanca piel, como la nieve, anteriormente él había tocado su piel, pero solo por un momento, y cuando la tocó pudo sentir la suavidad está. Su piel sedosa, tan frágil, y la obligación de Samuel era cuidarla.

Guillermo de alguna u otra forma, odiaba el trabajo de Daddy, lo separaba de él durante horas, su jornada era larga y aún así Daddy siendo el jefe, no entendía el porque trabajaba demasiado teniendo ayudantes.

Guillermo se puso de pie, Samuel no pudo evitar ver las redondas y hermosas nalgas del menor, que su ajustada ropa hacia notar.

Guillermo abrió el refrigerador y saco el bote que contenía leche. Tomo un vaso y vertió un poco de esté. Samuel lo seguía observando, veía su hermosa carita, su nariz aperfilada y sus hermosos y pequeños ojos rasgados. Enserio, este joven era perfecto. Le encantaba su inocencia. Guille tomo un poco de leche, y samuel se dedicó a ver como tragaba esta. Esto excito al mayor.

—Bien—Carraspeó su garganta —Iré a comprar..., comprar..., mhmh, algo de —Trago saliva.—Iré al supermercado.

—¿Puedo ir, Daddy?—Guillermo se recargo en la barra de la cocina y a Samuel eso le excitaba cada vez más.

—¿Vale?—Dijo inseguro. Tenía una erección debajo de sus pantalones y en realidad, necesitaba liberarla. —Me alcanzas.— Parecía que estaba huyendo del menor, aunque algo así era, huía del formado y delineado cuerpo del pelinegro. Las curvas lo ponían duro.

Minutos después, Guillermo salió de casa con ropa aún más ajustada, con rímel en las pestañas, con unas Converses blancas y un short demasiado corto y pegado a sus caderas y muslos.

Samuel trató de desviar su mirada, pero Guillermo en realidad le atraía.

—Bien...—Dijo incómodo el castaño.—Vamos al súper.—Su coche avanzó. Samuel no dejaba de ver a Guillermo por el espejo y tampoco podía dejar de ver sus hermosas y blancas piernas.

Y por fin se adentraron al supermercado. Samuel tomo un carrito, ya sabia lo que pasaría si Guillermo lo acompañaba, toda la tienda en el carro.

Vio a Guillermo correr y a sus hermosas y redondas nalgas moverse. Samuel debería de dejar de tentarse.

Guillermo llego al área de frutas y verduras, miro la maravilla de frutos que adornaban las sección. Y como siempre, Guillermo quería todo.

"Una de cal y una de arena".

{•    •    •}

Guillermo y samuel se encontraban en su mansión después de unas horas de compras. A samuel le dolían los pies y la billetera que Guillermo había casi vaciado.

—¡Fresas!—Chilló el menor y a samuel, una vez más, le causo ternura.

Samuel se sentó en el sillón, pero en ningún momento despegó la vista de Guillermo.

—Lavalas cariño.—Mencionó samuel antes de que Guille se metiera una a la boca.

Guille se mordía el labio inferior mientras que samuel se saboreaba el dulce sabor de estos.

Se llevo una fresa a su boca y samuel no podía contener más las ganas de corromper al menor. Esta impotencia lo estaba matando.

—Ven pequeño. —Guillermo fue con el pequeño plato de fresas. Samuel se indicó que se sentara en sus piernas y Guillermo acató la orden.

El pelinegro seguía comiendo. Samuel se saboreaba el sabor de sus labios, tomo la barbilla del menor e hizo que lo volteara a ver.

Sus miradas chocaron, Guillermo masticaba una fresa, cuando ya no hubo señales de comida en su boca, samuel procedió a acercarse poco a poco, sus miradas chocaban, sus respiraciones estaba tan cerca, sus pulsos acelerados, sus labios rozándose, después, sus labios chocaban y se unían como una perfecta pieza de un difícil rompecabezas. Sus labios sabían a fresas, sus lenguas tenían una dura batalla.

Sin embargo, había tocado los labios de Guillermo y esto era un logro para él.

《✘DADDY✘║WIGETTA║TERMINADA║》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora