•Yo vivo para ti•
Había estado toda la tarde en el parque, bajo un árbol tocando Guitarra; era domingo y el sol comenzaba a ocultarse, había recibido la grandiosa noticia de que mañana comienzo con las clases.
Estaba sólo por una razón en el parque, Samuel; para ser sinceros esperaba volver a verlo, esperaba que el dijera que me quiere y que desea que volvamos a estar juntos, pero en todo el tiempo en el que estuve aquí, jamás apareció.
Al parecer la vida me odia, y para olvidar que lo hace tocó la guitarra.
—Que bien tocas.—Dijo una chica sentándose a mi lado.—¿Te lo han dicho?
—La verdad no suelo tocar cuando hay personas a mi alrededor, sólo que en esta ocasión necesitaba despejarme, olvidarme de todo y como mi mejor opción estuvo el parque.—Miré a la pelinegra.
—¡Por dios! Tocas la guitarra, estas jodidamente guapo, ¡Basta! Eres un dios —Me sonroje al escuchar sus palabras.
—¡Claro que no!—Me volteé para ocultar mi sonrojo y toque las cuerdas de mi guitarra.
Estuve un momento afinado la guitarra, hasta que la chica pareció exaltarse y rápidamente me volteo a ver.
—¡Has me un favor!—Me miró fijamente y yo asentí —Finge ser mi novio.
—¡¿Qué?!
—¡Qué finjas ser mí novio!—Asentí.—Bien, si pregunta algo yo responderé para evitar cagarla, ¿Vale?
—Sí.—Mire hacia donde ella miraba y vi a un apuesto chico dirigirse hacia nosotros.
Ellos intercambiaban palabras mientras yo seguía en mi lío con la estúpida guitarra desafinada.
—Ella y yo somos una excelente pareja, nos amamos mucho. —Rodé un brazo al rededor de su cuello y ella recargo su cabeza en mi hombro.—Somos sexualmente activos.—Los nervios se apoderaron de mi. La cagué. Ericka solo rió y el chico cambió de tema.
—¿Y cuánto llevan?
—Seis meses, lindo, ¿No?—El chico rió y asintió. —Guillermo y yo somos tal para cual, claro que cada uno tiene sus hobbies y esas cosas, no preguntes.
—Esta bien, les deseo lo mejor. Adiós Guillermo. —Sonreí e hice un leve movimiento con la mano en señal de despedida y ella me miro.
—¿Viste su cara?—Se carcajeó y yo solo asentí.
—La verdad me dio algo de miedo, y me concentré en mi guitarra, ni siquiera me has dicho tu nombre.
—¡Un gusto! Soy Ericka.—Extendió la mano y yo sin duda la salude.
Y así fue como hice una amiga, Ericka es súper buena gente, muy simpática y toda la cosa, pero no la quisiera de novia para ser sinceros.
Estuvimos toda la tarde platicando en el parque, comprando frituras y esas cosas, nos subimos a un columpio que luego nos arrebataron porque había niños que querían subirse.
Al final no vi a Samuel de nuevo por aquí, pero conocí a alguien nuevo.
Narra Samuél.
En cuanto pude salir de casa e irme de viaje lo hice. Me había dicho Sofia que tenia que liberarme del estrés que esto me había dejado, y en realidad preferiría no volver dentro de algunos meses para no verle la cara hasta estar seguro que haberlo superado.
Pero sabia que era difícil y que un simple viaje no haría que yo lo olvidará.
Pero es que el me hechizo o utilizo algo para que yo tenga esa presión en el pecho y quiera salir a buscarlo. Después de un mes todas las noches sigo pensando en él, en el bonito futuro que el y yo pudimos haber tenido. Pero no, nadie me dijo que mi decisión estaba incorrecta.
Había estado tomando, liberando los penas con el alcohol, en las noches cuando me quería ir a la cama, no podía, necesitaba que el estuviera a mi lado, abrazarlo y pedirle que cualquiera decisión que involucre el dejarlo ir, la rechacé y que me de una buena bofetada para abrir los ojos, pero es demasiado tarde para esto.
La próxima semana me marchaba a París, apuesto a que a él le gustaría viajar conmigo y tomarse fotos junto con la torre eiffel.
Sería difícil olvidarlo. Pero es que soy estúpido, le confesé mis sentimientos y esto no debió de ser así, nunca debe de ser así
Había estado escribiendo cartas para Guillermo, pero nunca me tomaba el valor para enviárselas así que las guardaba para mí o sino las tiraba. Al final de cuentas de nada serviría que le insistiera si él no me quiere en su vida.Duele menos que te pase un carro encima de ti. Pero ahora todo da igual, da igual si expreso mis sentimientos o no, después de todo nadie los valora.
Estaba en un hotel de L.A con Mariana, ella por ahora estaba en la piscina del hotel y yo estaba en mi habitación Muriéndome por volver a ver a Guille.
Narra Guillermo.
Después de vagar por todo el parque, decidimos irnos a nuestras respectivas casas, había sido un día genial gracias a Ericka, si no fuese por ella ya me hubiese tirado de aquel puente.
—¿Te vas a ir solo Guillermo?—Preguntó Ericka.
—Sí, ya me acostumbre.—Reí.
—Te podrías ir conmigo.—Sonrió y yo le devolví la sonrisa.
—Vale.
Salimos del lugar y nos dirigimos a casa de Ericka. Yo me iría solo como es de costumbre.
Hablamos de muchas cosas y las risas no faltaron.
—Llegamos.—Dije y ella subió los escalones de su casa para llegar a la puerta principal.
—Así es.—Dijo ella sonriente como siempre.
—Bueno, me voy, he cumplido mi deber, señorita.—Sonreí.—Compermiso.
—¡Espera!—Bajo un escalón para que los dos quedáramos de la misma estatura.—Gracias por haber hecho de mi novio, fue divertido.
—No es nada.—Rió. Se acercó a mí y me beso. Puso sus labios sobre los mios y dimos leves movimientos hasta separarnos por falta de aire.
—Lo siento.
—No te preocupes... Yo, bueno, me voy...—Dije nerviosamente.
—Sí..., adiós Guille.—Se despidió y se metió a su casa.
No sabia que había sido eso, fue inesperado, no es que yo la quisiera besar, fue un accidente, la tensión quizá. No fue mi intención seguirle el beso, da igual, samuel esta con otra, follando con ella de seguro. Haré mi vida, y que él haga la suya. Aunque será demasiado difícil si yo aún vivo para él.