-Una vida a tu lado-
Frank.
Tenía razón Samuél, yo tenía a Alex y no tenia que estar de pito suelto por todos lados.
Se supone que yo lo amo y que lo quiero hacer feliz a toda costa, pero es que aquella tipa se veía taaaaaan bien.
Quería tener cerca a Alex, quería que estuviera conmigo toda la vida si es posible, y hay una buena manera para cumplir eso.
Fui a una tienda de joyería. Según Samuél era la mejor, tenia todo tipo de joyas. Se supone que él compro el anillo para Guille aquí.
Entre y la típica campanita colgada encima de la puerta sonó y aviso que alguien había entrado.
—Buenas tardes.—Dijo una señorita de cabello rubio.—¿En que le puedo ayudar?
—¿Tienes anillos de compromiso?—Meti mis manos en mis bolsillos del pantalón y mire los anillos.
—Claro que si —Sonrio amablemente —Venga por aquí. —La seguí hasta que me llevo a una vitrina, esta estaba llena de anillos de compromiso. Todos se veían hermoso, algunos tenían un mayor precio por los diamantes incrustados y el oro.
Mire todos, no me decidía, algunos solo tenían oro, otros tenían diamante y baño en oro, y otros tenia oro y diamantes incrustados.
—Dame el modelo 1407—Señale el que tenia oro y dos diamantes incrustados.
—Excelente elección.—Sonrió y tomó el anillo para mostrármelo y para después en una bolsa meterlo con su respectiva caja.—Para la afortunada—Alzo sus cejas y me entrego la bolsa.
—Es él —Sonreí ampliamente. —Gracias.
Salí de la tienda y me subí al coche. Conduci hasta la empresa, al entrar me tope con aquella chica del otro día.
—¡Hola Frank!—Sonrió y puso una mano en mi hombro.
—Hola—La ignore por completo. Ella me siguió hasta mi oficina, gracias al cielo en esta había más gente.—¿Vienen por el puesto, cierto?—Todos asintieron con la cabeza y después de un largo momento de explicación y de asignar sus lugares, me di el tiempo para planear mi cita con Alex.
Agarre mi móvil y empecé a bajar la lista de contactos hasta encontrar a Mi pequeño y llamarlo.
Después de un largo rato que sonó, contesto la llamada.
—¿Bueno?—Dijo su linda voz detrás de la línea.
—Alex, hoy en la noche tenemos una cita, tú y yo.—Sonreí para mí mismo.
—¿Y eso?—Lo oí decir.—¿Que se festeja?
—¿Se tiene que festejar algo para que invite a cenar a mi novio?—
—Oooh—Dijo—Quizá.—Lo oí reírse. —¿A que hora?
—A las diez de la noche estaría bien.—Sonreí. El solo asintió y yo colgué.
Iba a ser este día especial para él, un día inolvidable, algo que recuerde toda su vida y algo que le cuente a nuestros hijos, adoptados claro.
...
Un violinista, una cena al aire libre, con el platillo favorito de Alex y el mío. Con un champán y vino; y el anillo en mi bolsillo.
—Frank, ¿Ya tienes a alguien que te cocine?—Dijo Samuél entrando a mi oficina.