•Saltos desde el cielo•
Guillermo jugaba la play, su vista estaba demasiado fija en la enorme pantalla. El tomaba las diferentes armas para luego usarlas y conseguir bajas.
—Guillermo.—Mencionó el castaño.—Guille...—dijo de nueva vez el mayor al no ver respuesta del pelinegro.—Guillermo, hazme caso.
—¿Qué paso, Daddy?
Guillermo no despegaba su vista del tedioso videojuego, y esto a Samuel le empezaba a molestar un poco, aunque solo lo haya llamado tres veces. Si samuel hablaba, tenían que hacer caso a las indicaciones, de no ser así tenían que soportar el cabreo del castaño.
Samuel fue hasta el enchufe y le desconectó el televisor a Guillermo, quien hizo un puchero cuando vio como lentamente sus puntajes se perdían.
—¡Vaya, sólo así haces caso! —Comentó samuel algo molesto por el casto caso de Guillermo.
—Lo siento, Daddy.—Dijo sincero, se había dejado llevar por el adictivo juego que su amigo Alex le había enseñado a jugar.
—Aunque no te lo merezcas, te tengo una sorpresa, querido.—Dijo samuel, este se inclinó hacia el delgado de ojos rasgados y lo tomo de la mano para ponerlo de pie.—Necesitamos irnos ya, le diré a Sofia que empaque unas cuantas maletas, nos vamos lejos por unos días.
—¡Sí!—Guillermo corrió y abrazo por la cintura a samuel. Guillermo estaba más bajo que samuel por unos cuantos centímetros. Esto le causo ternura al mayor, su pequeño no alcanzaba a abrazarlo por el cuello. Que lindo.
Unos minutos después, la pareja estaba en la puerta del coche, listos para marchar a la sorpresa de Guillermo.
El coche avanzaba por las solas carreteras, tenían solo para ellos el camino. Samuel manejaba y Guillermo estaba en el asiento del copiloto
—Tengo que ir al baño—Comentó Guillermo tocándose su parte.
—Me detengo aquí.—Samuel se estacionó en una esquina y Guillermo bajo a toda prisa.
El pelinegro corrió a un árbol y bajo a toda prisa su corto short azul pastel, después bajo su bóxer y empezó a orinar.
—Listo—Subió su cremallera y después se metió en el coche. Samuel arrancó.
El tiempo pasaba y aún no llegaban a su destino, Guillermo leía libros, Samuel escuchaba música de Ricky Martín, ambos se estaban desesperando por las horas que llevaban en el coche.
Por "accidente" Samuel tomó la mano de Guillermo y esté no pudo evitar el leve sonrojo, que al instante Samuel logro apreciar.
El mayor aún continuaba con su vista en la carretera, de ves en cuando, miraba el hermoso perfil de su querido.
—Ahora tengo que salir yo a mear.—Dijo samuel para luego detenerse en la carretera y bajar a toda prisa.
Guillermo volteó con curiosidad a Samuel y no pido evitar ver el miembro de Samuel y ahí va otro sonrojo por parte de Guillermo.
...
—¡Hemos llegado!—Después de unas largas horas habían llegado a su destino, Guillermo moría por saber que es lo que Samuel le había preparado.
—Te vendare los ojos Guillermo.—Samuel se posicionó detrás de Guillermo y con una banda blanca tapó sus pequeños ojos.—Bien, te guiaré.
Llevó a Guillermo por todo el lugar desconocido para el menor; poco a poco se acercaban a su destino.
—Bien, ahora te quitaré la venda.—Suspiró y quitó la venda.
Los ojos de Guillermo volvieron a brillar al ver el enorme helicóptero que estaba enfrente de él.
—¿Listos para saltar?—Dijo el piloto.
—¡Listos! ¡Vamos Daddy!—Guillermo tomó de la mano al mayor e hizo que corriera hasta llegar a los asientos del helicóptero.
—Esto es fácil, vosotros dos irán con alguno de nosotros dos.—Comentó un paracaidista. —Tu iras conmigo.—Señaló a Guillermo.
—Bien—Dijo Guillermo. Samuel y él se pusieron los paracaídas y se unieron con su instructor.
Por fin estaban por los aires, el instructor tomó a Guillermo, estaba listos para saltar.—¿Listo?—Soltó el paracaidista.
—Listo.—Respondió Guillermo.
Y a la cuenta de tres saltaron. Guillermo podía sentir esa adrenalina, su corazón palpitaba, sentía esa emoción al saltar desde un helicóptero, por primera vez se sentía libre como una paloma, volando por los aires, sintiendo el viento erizar cada uno de los poros de su blanca piel, era libre de nuevo...
Sin lugar a dudas, estar con samuel hacia que sus sueños se cumplieran.
