•Luna de miel•
Narra Alex.
Después de la fiesta, entramos exhaustados a la casa; recogimos alguna cosas, de lo demás se encargarían los empleados de la casa. Me encanto la celebración y más la sorpresa que Samuél le tendió a Guillermo. Se vio hermoso; una propuesta de matrimonio en una boda.
-¿Estas cansado? -Me preguntó Frank.
-Me duele un poco el cuerpo por la sacudida que me diste en el baile-Sonreí adormilado.-Tienes dos pies izquierdos amor.
-Pero te encanta.-Sonrió.-Bueno, creo que por ahora no dormirás.
-¿No dormiré o no me dejaras dormir?-Levante ambas cejas.
-Las dos; tenemos que irnos a nuestra luna de miel, ¿Sabes? Adivina a donde vamos.
-¿A donde?-Me entro hype.
-Adivina.-Lo mire con cara de "¿Enserio?"-¡A Dubai hijo mío!-De su saco, sacó unos boletos.
-¡Wooo! ¡Frank!-Tapé mi boca.-¿Enserio? ¿No es una broma?-Siempre había querido conocer aquel lugar y ahora Frank hacia realidad ese sueño.
-¡No tío!-Me enrolló en un abrazo.-¡Sebastian! Alista las maletas que nos vamos a Dubaaaaaaai-Dijo emocionado.
Me sentía el más afortunado al tener a Frank; es un amor de persona y me siento orgulloso de haberle dicho que sí. Que estúpida fue esa persona al dejarlo. Al botarlo como su fuera una basura; Frank vale oro, vale más que cualquier diamante, es una persona que ha demostrado que puede cambiar por amor.
-Te amo-Agarre su hermosa cara y los fundimos en un beso.
Me encantaban sus labios carnosos, sus besos. Aquellos en los que son tan apasionados, en los que nuestras lenguas juegan por ganar una batalla.
-Podría hacerte el amor ahora mismo Alex, pero aún te lo podría hacer en el avión.-Sonrió.
×××
Estábamos a punto de llegar a su Jet privado. Me contó que Samuél se lo había regalado, un obsequio de cumpleaños. Me encantaba su amistad; Frank al ser una persona, triste y desolada, Samuél le ayudo en todo, lo apoyo en cualquier momento, incluso, hizo que ganarán el juicio de una denuncia que puso su ex-mujer. Que estúpida, como si no supiera que el engaño se puede denunciar como adulterio.
Nos adentramos a este Jet. Nunca me había subido a alguno. Veía las películas, en las cuales la gente millonaria tiene estos, y cuando quiere se va de viaje.
Tenia los asientos por pares, estos de color crema; me senté en uno, cerca de la ventana. Me encantaba disfrutar del paisaje, el dulce paisaje que el cielo pintaba en las películas.
-Alex.-Beso mi mejilla.-No puedo aguantar más.-Empezo a mordisquear mi cuello-No hasta el hotel.
-Nos van a ver.-Dije riendo y alejándolo de mi.
-Les diré que no se acerquen hasta que dejen de escuchar gemidos.-Sonrio y se paro de su asiento.
El avión había despegado desde hace un poco mas de media hora. Frank siempre de caliente.
-Vamos, tengo lubricante.-Me enseño una botella azul.-¿Dale?
-Bien, pero me tienes que poner.-Le guiñe un ojo y volteé a ver el cielo.
Frank me empezó a dar besos en la mejilla; volteo mi cara y empezó a darme besos, estos eran suaves y lentos, mis labios comenzaron a arder.
-Vamos, se que quieres sentarte en mis piernas.-¡Claro que quería hacerlo! Sus piernas son tan sexis.
Me senté en sus piernas. Lo agarre de su cara y baje a su cuello; empecé a succionar hasta que el gimió. Le deje una, para mañana, notoria marca.
Baje el cierre de su chamarra; puso sus manos en mi cintura y comenzó a bajar hasta llegar a mi nalgas. Empecé a moverlas en círculos para ponerlo más.
-Haces eso y me vengo antes de que te quite la ropa.-Dijo agitado.
Me quitó mi suéter azul, dejándome con el torso descubierto. Me empezó a besar todo el pecho y a darme suaves caricias en mi espalda. Se sentía tan jodidamente bien que empecé a gemir.
Desabroche su pantalón velozmente, haciendo que el hiciera lo mismo. Pude ver que estaba tan duro, que podía doler. Saque su duro pene de su bóxer y comencé a masturbarlo. El me acariciaba el hombro, sabia que era lo que tenia que hacer, penetre mi boca con su palpitante pene. Lo metía y lo sacaba, me estaba poniendo más duro a mí.
Cuando termine de mamar, me paré y me quite el pantalón y el bóxer, dejando ver mi pene erecto; Frank estaba desnudo, su pene estaba tan parado y el tan excitado, le puse el lubricante en su pene y me senté en él. Dolía, dolía aún con el lubricante; gemí, empecé a dar saltos, aunque doliera, lo gozaba, me excitaba, me encantaba.
El agarro mi pene y lo comenzó a masturbar; se sentía tan bien; en minutos, el Jet se convirtió en una sala de gemidos y placer.
-Fra-ank -Dije tratando de ahogar un gemido.
-Relajate, no te pongas estrecho.-Agarra mis nalgas con ambas manos e hizo que saltara con más velocidad.
Empezó a repartir besos y chupetones por todos lados. Sabia que las marcas serian notorias. Pase ambas manos por su espalda y comencé a rasgarla. Tenia placer, excitación correr por mis venas.
Me volvió a masturbar, me venia, estaba cerca.
-Me vengo-Avise.
-Nos venimos juntos.-Dijo Frank antes de llenar mi cavidad con su semen, su viscoso semen. Sentí ese caliente líquido escurrir. Después me vine yo en su pecho.
Estábamos agitados, nuestros labios dolían, al igual que a mi, mi pene y mi culo ardían, sin embargo sabia que al llegar al hotel habría más de esto.
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