•Contigo•
¿Era normal estar nervioso? Digo, porque lo estoy y no me puedo controlar.
08:55 am y el avión de samuel aún no aterriza, porque sí, me pidió que fuera por él al aeropuerto después de solucionar nuestros problemas; es una delicia de persona...Daba vueltas por todo el lugar, quería irme a casa, tenia miedo de que me viera y ya no quisiera volver más conmigo; pero que va, no debería de ser, el me debe de aceptar como soy y no como él quiere que sea, así que tranquilo Guillermo.
Me senté un instante en los asientos de metal que estaban detrás mío, puse mis nalgas en estos, movía de un lado a otro mis piernas y mordía con nerviosismo mis uñas, deberían de verlas ya, son un asco.
Vi por el enorme ventanal que estaba a mi izquierda que el avión que venia destinado a Madrid había aterrizado y eso hizo que mis vellos se erizarán. Todos...
Vi como todos salían del avión, como todos caminaban para adentrarse al aeropuerto, ¡Aún estoy a tiempo de irme! Así que me di la media vuelta y con mis brazos cruzados me fui despistado.
—¡Guillermo!—Maldita sea, su voz, ya extrañaba su voz.
—¡Samuel!—Me giré y fue hacia él.
—¿A dónde ibas pequeño? —Abrí mis ojos hasta donde pude y lo abrace.
—Al baño, me dieron ganas, ya sabes los nervios y esas cosas.—Samuel asintió y me dio un beso en la frente.—Lo extrañé, Daddy.—Su dulce aroma inundó mis fosas nasales, haciendo que mi piel se erizará aún más.
—Te tengo unas ganas Guillermo.—Tragué saliva y reí con nerviosismo.—Vámonos de nuevo a casa, Guille.
—Sí es así tengo que decirle a mí madre y ya sabes, también tengo que ir a mi trabajo, esas cosas, quizá no pueda volver porque estoy estudiando.
—¿Y luego? Si en realidad quieres seguir estudiando eso no sera impedimento, seguirás estudiando, yo te iré a dejar y esas cosas, por lo del trabajo puedes renunciar, no dejaré que trabajes porque yo puedo mantenerte, claro esta que cuando tengas tus estudios con todo gusto puedes trabajar, mientras no y por tu mamí, no tienes que preocuparte, ella lo entenderá. —Me dio un beso en la mejilla y avanzamos hasta la salida. Que bien comprendió todo y como desarrollo un Plan tan rápido.
Un coche nos recogió, esa cara inolvidable, era Roberto, tan buen chofer él. Nos llevó hasta mi trabajo donde me encontré con Ericka, Mangel y Ruben.
—¡Hey! Chino —Se burló Ruben abrazándome.
—¡Willy! Ya me había preocupado, quiero hablar contigo sobre algo que he estado sintiendo.—Me dijo Ericka sin perder un segundo de mi llegada.
—Hablaré con el Jefe, ahora me dices pequeña.—Toque su mejilla y fui a la oficina del jefe. Este hombre se la pasa encerrado.
Toque la puerta y recibí por respuesta un simple: "pase".
—Hola jefe. —Dije, cerré la puerta y el me miró sonriente. —Quería..., bueno, solo era para decirle que ya no estaré trabajando aquí, yo renuncio.—El me miró y abrió un cajón que estaba a su derecha, sacando un pequeño sobre amarillo.
—Ya lo veía venir Guillermo, toma esta es tu paga, aunque haya sido poco tiempo el que estuviste aquí esto ayudará a tu madre, lo necesitan. Suerte en todo.—Tomé el sobre, esto era algo inquietante, ¿Qué sabia este sujeto de mi madre? O, ¿Qué sabia de mí?
Salí de ahí sin antes dar las gracias por el "apoyo" que le estaba dando a mi madre, ¿Saben?
—Listo.—Los ojos llorosos de Ericka y ella dirigiéndose a mí me rompió el corazón.