14.

3.3K 321 24
                                    

•Superar•

Guillermo había entrado a su casa desde hace unos minutos, su madre aún seguía sin poder creer que su pequeño haya vuelto a casa. Karol estaba sentada a un lado de Guillermo, quién trataba de contestar todas las preguntas que la menor le preguntaba, aunque era difícil si tenia un enorme nudo en la garganta.

—¿Por qué te fuiste?—Decía con inocencia la menor.

—Ya te explique cariño, existen hombres muy malos, que aunque te lleven a una vida mejor, son malos porque las razones son muchas, te llevan a la fuerza, te suben a una camioneta, te dan un par de golpes para después dejarte inconsciente, unos segundos después estas parado en un enorme escenario, con una multitud enorme de personas trajeadas, una luz alumbrando toda tu cara, haciendo que tus pupilas se dilaten, gente apostando por ti, hasta que un sujeto millonario da una buena pasta, una enorme pasta, y luego te llevan lejos de ahí, a una mansión, sin importar tus sentimientos, lejos de tu familia, en este juego sólo importa el dinero, nada más, el dinero aquí es una joya importante, sin el podrías perder la vida, tienes que aprender a jugar, tener a la gente a tus pies, pero después de un rato, solo buscan razones estúpidas para dejarte ir, dejarte tirado en la banqueta, de nuevo en tu hogar, volver a tratar de sobrevivir.—Suspiro, tomo el cabello de Karol y lo paso por su oreja.—Hay hombres malos, pero como hay malos hay buenos, pero algunos se disfrazan de buenos, por eso es que nunca hay que confiar en la gente, y menos en empresarios famosos, que consiguen una buena pasta por mes o por día, no hay que confiar en nadie.

—¿Nadie?

—Nadie.

—Guille—Dijo su madre.—Creo que deberíamos de hablar, Karol ponte el pijama y lavate los dientes. En unos minutos estoy contigo.—En cuanto Karol desapareció de nuestras vistas, empezamos a hablar.

—No creo que haya algo de qué hablar.—Y justo antes de que me pusiera de pie, ella hizo que me sentará de nuevo.

—¿Quién es él? —La miré

—¿Quién es quién?—Pregunte como si estuviera confundido.

—Por favor Guillermo, a mí no me haces tonta.—Suspire.

—Se llama Samuel de Luque, obviamente es millonario, es mucho mayor que yo —Reí—Bueno, no tanto.—Suspire.—Es alto, más alto que yo, tiene una hermosa barba y cejas pobladas, sus hermosos ojos color café, un hermoso color café, pero es decepcionante que ya no brillen tanto. Cuando recién llegue vi que sus ojos estaban apagados, no había brillo, y después lo recupero, pero de nada sirvió si yo lo decepcioné, él creyó en mí, quizá pudimos tener algo, no sé, no digo que una relación porque esto no es así y no se trata de tener una relación con la persona a la cuál le dices Daddy, simplemente creí que podría hacer algo por él, regresar el brillo de sus ojos. En realidad estaba harto, ya no quería comportarme como una niña, quiero comportarme como lo que soy y así gustarle a Samuel. —Suspiré.—Quizá pudimos ser algo, así como..., bueno, no sé especificar, lo que sea que pudiéramos ser.

—Guillermo, debes saber que no todas las personas abren su corazón a quien sea, quizá a este pobre chico le hicieron mucho daño en el pasado, y ahora en el presente le es difícil abrirle su corazón a cualquiera, vamos, quizá pudiste hacer algo por él. Sí, quizá, pero si no se dio no tienes de que otra cosa preocuparte, por algo pasan las cosas y quizá no era tu momento ni el de él. —Se puso de pie y me toco la espalda. —Ahora voy con Karol que me espera.—Asentí.

Había estado pensando toda la noche en eso, y en la siguientes también. Quizá mi madre tenia razón y no era mi momento ni el de él.

Había estado viendo el cielo todas las noches, sabia que él veía la misma luna, los mismos amaneceres y los hermosos atardeceres. Sabia que él volvería por mí, me buscaría y yo con todo gusto volvería con él.

En las noches no podía dormir. No sabia si era por haber mentido y utilizado de cierta manera a Samuel, o si no podía dormir por el hecho de que el no estaba aquí, compartiendo la cama conmigo. Sabia que después de un tiempo quedaría en el olvido y Samuel encontraría a otra persona, a una mejor que yo, que si lo quiera.

Había estado saliendo de casa en busca de algún empleo, pero la mayoría me rechazaba por ser menor de edad y aún no concluir mis estudios, así que opté por buscar un trabajo en algún supermercado de empacador, pero también me pedían estudios, así que no había de otra que regresar a la escuela.

No quería regresar, porque siempre existen los mismos problemas en mí, nunca puedo socializar con mis compañeros de clase o con otras personas, creo que tuve suerte de hablar con Alex y generar alguna amistad con él, de no ser así seguiría estando sólo. Quizá por eso fue que Samuel me devolvió a casa, porque soy tan apático, no suelo caerles bien a las personas y no es como si lo necesitará, pero en realidad me deprime el saber que toda la vida me la pasaré sólo.

Estuve corriendo por las tardes para tratar de despejar mi mente, para liberarla, para olvidar a Samuel, es que sin darme cuenta perdí a una persona que había sido sincera conmigo, una persona la cual me demostró que me quería y no solo con hechos, también con palabras, una persona la cuál me había ayudado a superar cualquier cosa, de cualquier forma estaré agradecido con el, aún si no estoy cerca.

Me despertaba entre sueños, volteaba a un lado y él no estaba ahí, en algunas ocasiones me despertaba a causa de pesadillas, en algunas estaba samuel, junto con Alex y mí padre, nunca encontraba razón por la que mi padre estaba con ellos, y para ser verdad nunca veía a mi padre con arrugas, quizá era porque el único recuerdo que tengo de él es una pequeña foto que encontré en un cajón de mamá.

Había estado revisando una buena escuela para continuar con mis estudios en la preparatoria, y había encontrado una demasiado extensa en talleres. Y me gustaba.

—¿Guillermo Díaz?—Asentí. —Tomo, esta es tu ficha, presentas examen la próxima semana, suerte.—Me decía aquella chica con una cara de pocos amigos.

Y cuando llegué a casa mí madre me felicitó, eso la ponía feliz, el que yo continuara con mis estudios.

Una semana después, estaba sentado en un pupitre junto con muchas personas más, listas para presentar un examen. En tres horas nos recogieron el examen y partimos para nuestras casas.

Ese mismo día, en la tarde, salí a correr a un pequeño parque que esta por mi casa, había recorrido más de siete manzanas cuando lo vi.

Reconocí ese traje ajustado que hacia que su hermoso cuerpo se luciera, estaba cruzado de brazos y había una chica castaña con un hermoso vestido negro ajustado a su cuerpo que hacia que sus curvas se hicieran notar, Samuel estaba cruzado de brazos, sonriendo para la chica, el la tomo de la cintura, le dio un beso en la mejilla y la ayudó a subir a su coche, después arrancaron.

Esa tarde supe que soy fácil de olvidar, fácil de reemplazar y aprendí que así como me encariñó fácil, debería de hacer lo mismo al momento de olvidar.

{•    •    •}

—Ya te digo yo que ese día que me llamaste Samuel llego con la libreta en la que escribí tus estúpidos consejos.—Le decía a Alex quién estaba detrás de la línea.

—Tío, no fue mi culpa, tu no sabes memorizar las cosas y yo no iba a estarlas repitiendo cada dos por tres.

—Ya, el día interior vi que estaba con una chica. —Aventé una pelota verde al techo y luego la cache con mi mano.

—¿Enserio? ¿Cómo era?

—Era castaña y con un hermoso cuerpo.—Torcí la boca.—El se veía tan bien como siempre.

—Creo saber quien es, Frank me había comentado que Samuel había estado saliendo con una tal Mariana.—El sonido de comenzaba a distorsionar y no alcancé a escuchar los demás datos de la chica.—Te marco luego que Frank me llama —Colgó.

No me importaba como se llamaba ni que era ella, no me importaba nada, tenia que saber superar la cosas y si no se dio nunca se dará con Samuel. Y así tenía que ser.

《✘DADDY✘║WIGETTA║TERMINADA║》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora