{Sexo en la empresa}
Samuél.
Ahora resulta que todos son felices, que todos o se casan o empiezan un noviazgo, y yo, sigo en las putas mismas. ¿Cuando me dirá que si? ¿Que tengo que hacer para que me diga que sí?
-Y ya me dijo que se quiere casar en la casa, en la parte trasera, algo natural. Ver a la gente feliz, el pasto verde, una pequeña reverencia como si hubiera una pequeña catedral, algo de película. -Suspiró-Me encanta.
Frank se veía como un tonto enamorado y yo si me veía como un verdadero tonto tratando de convencer a Guille para que me de un puto sí.
-Te ves tan enamorado.-Formule una sonrisa.
-Estas invitado a mi boda, sera a unas semanas.-Se alzo de hombros, ¿Tan rápido?
-¡Lo de ustedes va rápido tío!-Acomode una carpeta.-Pero, se que estas feliz y yo lamento quitarte esta felicidad.-Le di la carpeta -Es hora de trabajar Frank. -Me miro serio, pero ambos sabíamos que nadie le quitaba la sonrisa tonta y el enamoramiento. Sonrió y sin más se fue a hacer el trabajo.
Quería el si de Guillermo. Quería casarme con el, quería estar toda una vida a su lado.
Me gustaba ver a Frank feliz, en años se le había visto así, desde que su esposa le pidió el divorcio había estado tan triste, todo lo que tenia en la vida era ella, pero se fue; lo dejo solo con la depresión que apenas estaba comenzando en ese tiempo. Hasta que llego Alex. Me alegraba de todo corazón verlo feliz. Ahora se va a casar con la persona que ama y con la que se siente cómoda.
...
Habían pasado unos días y me sentía cómodo con lo bien que Guillermo y yo no la pasábamos. Nunca nos la habíamos pasado así, jugando todo el día, besándonos, conociéndonos en especial.
-¿Así eras de pequeño chaval?-Dije sorprendido por su relato.
-Así es, y eso que no te he contado lo demás. -Sonreía pícaramente.
Me encataba conocer cada cosa de él, como la de cuando se pone nervioso ríe mucho o se sonroja. O que sabe disimular cuando le dicen algún comentario hiriente. La gente piensa que al decirle algo ofensivo no le duele o le da igual, pero no, cuando alguien le dice algo se lo guarda y lo piensa en todo el día.
Se enferma a cada instante, en estos últimos meses le había dado catarro.
Y también se algo, algo que creo que nunca dudaré; que me ama.
-¡Me sorprendes!-Aplaudí.
-Te amo Samuél de Luque Batuecas -Me beso.
-Te amo más Guillermo Díaz. -le devolví el beso.
Minutos después nos pusimos a jugar, aprendí algo nuevo; cuando pierde se enoja y hace pucheros. También aprendí que lo protejo mucho.
-Eres tan lindo-Dije tirado en el suelo con su compañía.
-Lo sé-Se halagó.
-Te reviento-Sonreí-Pero a besos.
Había visto su comportamiento, su falta de madurez y en algunas ocasiones puede ser el tipo más maduro de la casa.
Me encantaba su nariz, sus dulces labios y sus abultadas mejillas sonrojadas. Sus bellos ojos achinados; su cuerpo, sus tetas, esas a las que a el no le gustaban porque según tenía más que una adolescente. Su linda sonrisa. Podría decir todo lo que me encantaba de él, pero en realidad me llevaría una vida mencionando todo su ser.