Capítulo 9

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"El secreto para un buen adulterio es jugarse la vida en cada beso" Rivas. 

 Durante la cena: Louis estaba distraído en sus pensamientos  a pesar de que el pollo con crema de champiñones del restaurante estaba delicioso y que estuviera compartiendo tiempo con su esposa. Soportó un dolor en el estómago que no lo dejo terminar el plato.  Miro a Eleanor en el silencio, de la mesa solo resaltaba el ruido de los cubiertos usarse, el murmullo de los clientes a su rededor, a lo lejos se escuchaba una canción instrumental para relajar el lugar, se propuso, entonces... estudiarla con el fin de encontrar aquellas cosas que alguna vez lo hicieron enamorarse de ella en su época de juventud  "¿Enamorarse? ¡Dios, Louis! ¡No hables en tiempo pasado!" observo a conciencia su cara, sus finos movimientos y...nada.

Observo su boca y no pudo encontrar la magia. Observo su rostro en sí, incluso respiro su aroma, era un perfume caro pero demasiado dulce para su gusto y aunque eso no le molestaba tampoco le provocaba esa dinamita de deseo puro,  a diferencia recordó el olor de Harry que aún se encontraba impregnado en su ropa, miel, ácido y menta.  Sinceramente no tenía ganas  de besarla y eso le asustaba. Hasta que Eleanor comenzó a hablar le provoco estrellarse con la realidad.

-¿Estas bien? –

-S... Sí está muy bien el lugar ¿no crees? –  pregunto mirando el lugar no muy convencido.

El restaurante estaba bien, la comida mucho mejor sin embargo el único con un gran problema era él, que estaba a punto de cometer infidelidad y a pesar  ese beso. Con su mente ya le era infiel. Media hora después el mesero sugirió postres para la pareja y Eleanor fue la única en querer el flan napolitano. Ella se dio cuenta que Louis no llevaba su anillo de compromiso, no era tonta y lo había notado desde que salieron de  la oficina, ahora que conversaban de un tema que tenían en común sus hijos ella quería sacar el tema.

-Dexter para poder pedir la palabra ¿sabes qué hace? – pregunto louis concentrándose en el recuerdo.

-¡Levanta  la mano! Lo he visto... - contesto eleanor igual de emocionada que louis, como si estuvieran ambos orgullosos de aquel detalle de su hijo había aprendido en preescolar.

-¿Y lux? No puedo esperar porque pueda pronunciar la "r" bien – Eleanor contuvo las ganas de reírse mientras lo miraba ilusionado y ella con miedo sabía que tenía que preguntarlo ahora.  -¡Lo hará! Solo tenemos que darle... -

-Tiempo, lo sé pero... a la vez no quiero que crezcan ¿sabes? – Louis hizo una expresión de melancolía  y aunque eleanor lo compartía, se llenó de valor para soltarlo.

-¿Por qué no llevas puesto   tu anillo? – en seco y de golpe le pregunto ella mirando unos segundos su mano. El dedo estaba vació pero incluso la sombra que dejaba el oro aún se encontraba. Hace más de seis años, con un sacerdote había jurado  llevarlo todos los días y con la frente en alto. Y si... se habían casado por la iglesia.  Louis como reflejo escondió toda su muñeca entre su saco rápidamente  y saco la argolla evaluada en oro, se la mostró frente a ella.

-Tuve que quitármelo porque entre a las celdas para ver a un cliente... me revisaron por completo, lo siento – fue lo primero que se le ocurrió y funciono. ¿Sabes la facilidad con la que puede mentir un abogado? Están preparados para tener la suficiente labia para convencerte y sí uno de ellos te miente jamás te darás cuenta, la mentira es una de sus disciplinas y si louis lo hizo y si su esposa le creyó.

-Solo digo que cuando salgas de tu trabajo puedes usarla de nuevo – era una sugerencia muy torpe pero que a partir de ahora louis tomaría más en cuenta, todas las mañanas apenas llegaba a su  oficina el anillo estaba muy bien guardado adentro de su saco, a veces en su bolsillo y otras en su billetera, incluso hubo una vez en la que la dejo en oficina de zayn. Esa joyita le había salido cara hace años atrás pero si no tenía ganas de usarla, no tenía por qué usarla y ya. No tendría una explicación lógica, ni mucho menos algo sentimental que sostuviera su palabra de que diario de lunes a domingo porque las discusiones, los insultos y las fallas lo habían convertido en un accesorio.

El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora