"Como cuando la arena te quema y te da igual porque sabes que corres hacia el mar. Así deberíamos vivir" Anónimo.
Harry no llegó a las seis, ni a las siete, pero sí a las ocho. Los ojos de Fionn se abrieron, todavía confundido por el sueño, dudaba que fuera verdad. Tal vez había sido como las veces anteriores, todas falsas alarmas, que se trataban de la puerta del carro del vecino o de un video que sin querer había salido del playlist de su teléfono.
Lo primero que hizo fue tomar asiento en la cama, esperando que su novio entrara a la habitación. Si dudaba o no que fuera él, el ruido de sus zapatos al caminar sobre la cocina y el llavero contra la mesa, le ayudaron a comprobar.
Harry caminó por toda la sala y en la cocina se sirvió un vaso de agua, como si tratará de alargar el tiempo para entrar a la habitación, de donde por cierto, era más que obvio que estaba él. La puerta la había dejado abierta, no había estado tranquilo en todo el día esperando. Ni siquiera había podido dormir muy bien la noche anterior.
Revisó su teléfono, no tenía mensajes, ni llamadas perdidas. Nunca había sido un novio celoso, tóxico o posesivo y tampoco es que quisiera tenerlo las veinticuatro horas bajo su radar, pero no saber nada de él en casi dos días, y no tener nada, ni siquiera un mensaje para avisar que todo estaba bien, ¿a qué mierda estaban jugando? Había una boda orquestada para el próximo sábado, a las siete de la noche.Lo único que tenía, era a Ben, quien le había escrito que se había quedado sin batería Harry. Hoy por la mañana también había hablado Ed para decirle que Harry había tomado mucho en la despedida de soltero y por eso no contestaba y por Dios que les creía, quería con todas sus fuerzas hacerlo, para recibirlo con un gran abrazo y un beso en los labios en este momento.
Quería no sentir ese dolor que le entumecía los huesos y le provocaba ansiedad. Ya quería encontrarse con su mirada, quería verlo, comprobar que todo estaba bien y que si tenía que decirle algo, lo hiciera a los ojos, con la mirada en alto, si es que no tenía nada de qué arrepentirse.
Lo primero que pesaba sobre sus hombros era que podía pedir prestado el teléfono de uno de sus amigos para marcarle, llamar o escribir un mensaje al menos para comprobar que todo estuviera en orden. No, claramente no podía. Claramente estaba muy ocupado emborrachándose o alejándose en lugar de pensar en lo correcto.
Todas las veces que llamó a sus amigos ¿no pudieron pasarle el celular? era absurdo, una estupidez. Y sí, tal vez confiaba en él pero tampoco era un imbécil y se estaba imaginando lo peor.
Por fin, Harry se armó de valor y caminó hasta el marco de la puerta, ambos hombres se miraron a los ojos durante mucho tiempo, sin decir ni una sola palabra, Fionn lo miraba desde la cabeza hasta lo pies, estaba serio y callado igual que él, como si supiera lo molesto que estaba. Como si cuidará muy bien lo qué iba a decirle en este momento, como si estuviera planeando su excusa perfecta.
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El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)
RomanceLouis es un exitoso abogado penal, casado con dos hermosos hijos ¿Qué hace con un insaciable amante de 19 años? "Cuando se cierran las puertas del amor cotidiano todos necesitamos una salida de emergencia"