Capitulo 17

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“El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error” Pablo Neruda.

–Abogado sé que no le gusta que lo moleste en fines de semana a menos de que se trate de una  emergencia o asunto fam…–  Escucho por la bocina del teléfono la femenina voz de su secretaria, obligándole a prohibir ese dulce orgasmo con un apretón de piernas, mordiéndose fuertemente los labios por miedo de emitir algún sonido.

–¿Q…Qué sucede? – con una fuerza sobre natural  por abstenerse,  contesto él profesional.

Se fue desprendiendo prenda por prenda el chico del otro lado de la pantalla con un cinismo fenomenal. No es como si tampoco el mayor se hubiera negado a tales actos, su única reacción fue  quedarse con la boca abierta, sus pupilas se dilataron sorpresivamente, estaba en shock frente a ese bonito cuerpo con un diminuto bóxer color negro.

Acostumbrado a corpiños copas A y B, familiarizado con labiales mary kay y caros perfumes, no parecía horrorizado con la imagen  de ese chico sin ninguna gota de maquillaje, lo más cerca del desnudo (y aunque nunca se lo dijera) le parecía más atractivo que cualquier mujer en su pasado o con la que compartía cama.

Le gustaron sus formas y pliegues de su bien dotado abdomen, alucino con esas piernas largas, le provocaba sed aquellos rastros de una mala depilación sobresalir en su entrepierna que la cámara enfocaba y creyó que estallaría cuando su mirada verde  traviesa se posó en el lente de la cámara como si pudiera atravesar la pantalla  y mirarlo directamente.

Pasaba saliva con aprieto: Louis se sentía con temperatura.  Como si fuera  un hombre nuevo, un poco salvaje y nervioso. Su corazón no dejo de palpitar con la fuerza de un tornado tan impresionante, como nunca antes lo había hecho, sintió un ardor subir lentamente por su columna vertebral y cuando toco su sexo por instinto: todo empeoro.

Estaba duro como un trozo de concreto, y del otro lado de la pantalla esa fresca sonrisa le exigía más atención de la que podía ofrecerle: rezo por primera vez en su vida porque sus hormonas se controlaran y de favorcito las del muchacho tambien. Iba a explotar de exquisito goce hacia el teléfono con la respetada señora de cuarenta y tantos años. Y bueno… ¿Qué culpa tenía la señora que estuviera teniendo el mejor orgasmo de su vida y que ese niño tuviera la culpa?

–El Abogado Malik me ha pedido que le avise que tomó un vuelo  con destino a Bradford por un asunto personal y que volverá el lunes para su ponencia en el auditorio –  Esa mujer no parecía encajar en la escena.  Ni descansar los sábados por la noche.

–Está-bien ¿Dijo-de-que-asunto-personal-se-trataba? – pregunto rápidamente sin ocultar la preocupación en su voz, coloco la mirada en algún otro sitio que no fuera en la pantalla de  20 pulgadas del escritorio.

Detrás del aparato estaba Harry fingiendo mímica, pidiéndole humildemente que cortara con la llamada con un “porfavor” escondido, jugando con él (aunque el abogado luchara y por debajo del escritorio, se le torcieran las piernas) le esperaba impaciente pero le esperaba. Se veía tan tierno e infantil  al mismo tiempo, Louis le gustaba esa faceta, le gustaba quitarle las tareas de oficina que su colega le ponía, le gustaba quitarle esa imagen de “nadie es mejor que yo” soberbia que pintaba su frente para convertirlo en eso: en aquel placer exclusivo (o al menos eso quería pensar) mirándolo con una media sonrisa, aguardando.

–Si… hasta luego– colgó pronto  y se volvió a la pantalla poniéndose de nuevo el audífono para escucharlo. Suspiro tan fuerte que harry sonrió satisfecho, como si hubiese ganando algo.

@LouisT [No debiste hacer eso… hubieras esperado a que terminara la llamada]  

–¡OH PORFAVOR! –

El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora