Capítulo 44

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"Un día de estos voy a sentir lo que es que me quieran con todo el corazón en las manos, sin miedos, sin celos, sin horarios, sin etiquetas, sin aparentar, sin apatía, sin reproches y sobre todo sin pedirlo" Reiniciarme.

"Un día de estos voy a sentir lo que es que me quieran con todo el corazón en las manos, sin miedos, sin celos, sin horarios, sin etiquetas, sin aparentar, sin apatía, sin reproches y sobre todo sin pedirlo" Reiniciarme

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—¡Hey Harry! ¿Quieres que te traiga un café? — preguntó uno de sus compañeros, el vendedor estrella, al entrar a la sala de juntas, donde él ya esperaba —Iba a ir por uno —

Un poco sorprendido por el ofrecimiento respondió —Estoy bien gracias — volvió a sus papeles y al teléfono, mientras comenzaban a llegar los demás.

—Claro —Nick captó el mensaje de inmediato. Decepcionado, salió de la sala para buscar su propia taza.

La sala era independiente a los cubículos, era un espacio más privado. Ahora mismo iban a tener una reunión todos los trabajadores. Harry pensó que tal vez, su jefe iba a presentarlo oficialmente, iba a contarles una noticia o no lo hubieran hecho como un evento formal.

—¿Qué pasó Nick? ¿Tu romeo no aceptó ir a la cita? perdón... no aceptó el café — Desde el interior de la sala de juntas, observó la escena a unos pasos de la entrada. Estaba agradecido que no hubiera nadie más a él. Levantó la mirada para observar al dueño de esas palabras en tono burlón, lo poco que sabía, también era un vendedor, pero aún no conocía su nombre.

Harry por primera vez desde que llegó, observó a una persona fijamente de los pies a la cabeza. Estaba seguro que ese hombre había sido el único que no había tocado su puerta, ni siquiera se había presentado como los demás. Tampoco ofrecía tazas de cafés.

—¿Por qué no te metes en tus propios asuntos? — retrucó Nick. — Vete a la mierda Fionn —Eso obligó al otro hacer un gesto divertido en sus labios, luego se contuvo con una expresión calculadora.

Con ánimo a seguir molestando—Traéme uno a mi, leche tibia y dos de azúcar — Le ordenó aunque fuera en vano.

El hombre entró a la sala de juntas en silencio y tomó asiento a cuatro lugares de distancia. Apenas y se giró a verle, Harry si lo hizo pero solo un segundo, luego se aferró su pluma y libreta en un intento de ignorar el saludo de cortesía. Sentía una tensión en su estómago inexplicable. Ese hombre, podría tener su edad, quizás un par de años de diferencia. Tenía una fuerte apariencia, vestía formal con saco y camisa verde pistache pero también casual con pantalones de mezclilla y botas negras de cuero, casi iguales a las suyas.

Harry quería encajar en esta agencia, le habían dicho que no era nada fácil obtener el trabajo, por lo que escuchó de la secretaría, había sido una tarea fácil para el dueño. Hubo quince personas antes que él, queriendo ocupar ese lugar. Él tuvo que venir dos veces a ser entrevistado, el primer día con el jefe y al siguiente con el director de recursos humanos.

La mayoría de las personas o al menos los vendedores y la secretaría, se habían acercado a su oficina para saludar, con el director de recursos humanos, incluso durante la entrevista se dieron cuenta de que ambos estudiaron en la misma universidad con varias generaciones de diferencia. Así que todo fluyó tan fácilmente.

El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora