"No puedo prometer que me quedaré contigo por siempre, pero si te puedo prometer que te amaré hoy" Alejandro Ortega.
Harry estaba leyendo la fecha de caducidad del recipiente vació de leche en sus manos, cuando levantó la vista, y unos ojos muy azules, y muy bonitos, casi tan bonitos como los de Louis, lo estaban mirando, sorprendidos. Parpadeando, en alerta como luces de navidad.
Se congeló y se quedó quieto golpeando a Louis con el hombro, en el interior de su cocina para que se girará. Louis estaba ocupado lavando los vasos sucios que había sacado hace unos momentos de la habitación de Harry pero apenas notó el movimiento de Harry, se giró en dirección hacía donde el menor le dijo que lo hiciera.
–¡Mi amor, despertaste! – dijo Louis, cerrando la llave de inmediato, secándose las manos para caminar hacía ella y levantarla en brazos. Lux seguía mirando a la persona a lado de su papá, con curiosidad. Apenas sintió el abrazo de su papá, sonrió suavemente y recargo su cabeza aún con sueño en su hombro.
Harry la miró con los labios secos y el corazón latiendo a mil por hora. Sus nervios se traducían como emoción, confusión y también un poco de miedo. Era muy pequeña, como su ropa, sus zapatos, su cabello, sus brazos, sus manos, su cabeza siempre estaba inclinada sin quitarle ni un solo segundo la mirada desde esa distancia.
–¿Quieres conocer a alguien especial para mi? – preguntó Louis en su cabello suavemente, sin perturbar su somnolencia.
Harry seguía tan lejos, con la espalda en la pared, abandonó la leche en el lugar más cercano, estaba mirando la escena, no quería interrumpir. También, era su primera vez observando a Louis en otro contexto; no como abogado, ni como su amante, simplemente en su papel de papá.
Acurrucando a su pequeña entre sus brazos, Louis lucía más atractivo que otras noches con sacos caros y corbatas de gala, esta imagen, casual pero limpio y elegante al mismo tiempo cargando a su hija, pensaba, coincidía más con él, con sus gestos, su forma de hablar, su paciencia, con su tranquilidad, con su forma de ver la vida, con su disciplina, sus aprendizajes, su trabajo y su estabilidad emocional.
Parecía otro. Parecía más atractivo sí, más maduro también, pero no encajaba con la imagen del hombre que le decía que lo amaba, que lo abrazaba muy fuerte a la primera hora del día, con aquel que le quitaba el aliento en las noches y lavaba sus vasos sucios en la madrugada.
–Ven Harry – dijo él.
Los ojos de verdes temblaron mientras caminaba hacia ambos. Podía sentir la mirada de ella sobre él, haciendo que sus tripas se tensaran del miedo. Era solo una niña, no debería estar preocupado, pero él lo estaba. Después de todo, ella era una pequeña parte del mundo de Louis, el mundo que siempre quiso evitar, que nunca le gustó imaginar y que hasta hoy, había pensado nunca iba a conocer.
–Su nombre es Harry – le dijo a su hija girando su cuerpo de tal manera que Lux quedará cercas de Harry, el de ojos verdes cerró los ojos y respiró profundo antes de hablar.
–Hey baby – susurró.
Louis lo miró sorprendido por sus palabras y Harry se ordenó mentalmente no prestarle atención por un momento, porque Louis no sabía contener su emoción y felicidad por esta interacción.
–Hola Haly – dijo la pequeña con una suave entonación.
Harry se mordió los labios, encantando. –¿Has dormido bien? – preguntó observándola sonreír, aún seguía con la cabeza recostada en el hombro de su papá, pero tenía sus ojitos bien abiertos, estudiando todos su movimientos.
–¡Shi! – contestó sonriendo de nuevo, esta vez con más seguridad.
–Es un placer conocerte Lux – dijo Harry como lo haría un caballero de cuento de hadas. Lux hizo un movimiento para bajar de los brazos de su padre rápidamente, causando la curiosidad de ambos hombres.
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El Ruido de tus Zapatos (Larry Stylinson)
RomanceLouis es un exitoso abogado penal, casado con dos hermosos hijos ¿Qué hace con un insaciable amante de 19 años? "Cuando se cierran las puertas del amor cotidiano todos necesitamos una salida de emergencia"