Bloque uno

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La paciencia de Felix se agotaba ya que su lindo hermano menor corría de un lado a otro. Adrien tenía dos años y si no fuera porque no sabía dónde sus padres guardan las herramientas ya estaría amarrado de un pie a la mesa del comedor donde Felix trataba de colorear.

Sus padres habían salido a la empresa y Nathalie había quedado a cargo de los niños. A veces para ser la mejor secretaria tenías que hacer la mayoría del tiempo de niñera de los hijos de tus jefes.

Pero una llamada del señor Gabriel la hizo caminar hasta la oficina de la residencia a checar unos catálogos.

Felix solo oía las risas de su hermano por los pasillos de la gran mansión y aunque muchas veces trato de deshacerse de él entre ellas; metiéndolo en el bote de ropa sucia para que los que recogen la ropa de la lavandera se lo quedaran ó vez en que una señora miraba con ternura al pequeño y no paraba de decirle a los padres cuanto quisiera tener un niño así, Felix solo respondo "¿Y porque no se lo lleva?" algo que hizo que se ganara un gran regaño por parte de sus padres. Felix se preocupaba por su hermano menor y sabía que si algo le pasaba sería su culpa ya que era su deber cuidarlo.

Paso casi por todos los lugares posibles pero no lo encontraba.

Entonces escucho un llanto del jardín y como si aquel odio de Felix de correr se hubiera desvanecido, salió como alma en pena para encontrarse a Adrien llorando desconsoladamente.

―¡Hermanito! ―Adrien lloraba llamando a Felix.

―¡Adrien! ¡Te dije que tuvieras cuidado y te quedaras quieto! ―Felix se agacho a la altura de su hermano y miro su rodilla raspada

―Sube a mi hombro-Su hermano menor hizo caso a este.

―¡Adrien pesas mucho! ¡Deja de moverte o nos vamos a caer! ―Felix llevo hasta la cocina a su hermano y dejo a este sobre una silla mientras buscaba un botiquín.

―Te va a dolor un poco ―Adrien comenzó a llorar al sentir ardor por una medicina para desinfectar que su hermano ponía sobre la herida.

―¡Felly! ¡Me duele! ―Grito el hermano pequeño aunque no podía pronunciar bien su nombre.

―¡Eso te pasa por andar como chile frito por todos lados! ―El hermano mayor término aquella tarea y puso una bandita sobre la herida.

―Gracias Felly- Adrien estaba a punto de bajar de la silla pero su hermano lo detuvo.

―¡No voy a permitir que de nuevo te vuelvas a perder! ―Felix tomo su gato de peluche y le arranco el pequeño cascabel para luego atarlo en las cintas de los zapatos de tu hermano.

Adrien bajo de su asiento y comenzó a dar pequeños brinquitos riendo al escuchar el sonido del cascabel.

―Así no volverás a causar problemas.

―¡Gracias Felly! ¡Te quiero mucho! ―Adrien corrió y le dio un beso en la mejilla a su hermano a lo que Felix lo alejo.

-¡Adrien! ¡Sabes bien que no me gustan esas cosas!-Dijo Felix tallando su mejilla con la mano.

―Perdón Felly... ―Adren miro al piso arrepentido mientras algunas pequeñas gotas se asomaban de sus ojos.

Felix se sintió mal al ver a su pequeño hermano triste por su culpa.

―Adrien...¿Te gustaría colorear conmigo? ―Los ojos del pequeño se iluminaron al escuchar a su hermano mayor.

―Creí que no te gustaba que arruinara tu libro...

―Pero yo te enseñare así que ven antes de que me arrepienta ―Adrien rápidamente se sentó a su lado y los dos hermanos comenzaron a colorear.

Nunca se imaginaron que aquel dibujo sería el más hermoso por el simple hecho de que lo habían hecho los dos.

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora