Bloque veintidós

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Felix había salido de la florería con un gran ramo de girasoles. En aquella florería su mejor amigo trabajaba medio tiempo, así que tuvo que aguantar por un buen rato muchas burlas de parte de James.

Se había vuelto una costumbre para Felix regalarle girasoles.

―Girasol, girasol, gira, gira su calzón. ―James seguía bromeando mientras se despedía de mejor amigo.

―Es por eso que nadie viene a esta florería.―Felix le contesto de manera divertida como despedida.

Ellos dos siempre peleaban, pero nunca era enserio.

―¡Suerte conquistando a tu chica, "Lorax" amargado!.―Felix comenzó a reír sin parar al abrir la puerta de su coche frente a la florería.

―¡En serio debes mejorar tus insultos "El-Una-Vez"!.―Cerro la puerta para comenzar a manejar directo a su casa


Felix entro a la mansión dejando las llaves en un colgadijo de la entrada. Las flores se encontraban ocultas en su espalda, mientras cada uno de sus pasos, podía jurar escuchar su mismo corazón latir sin parar.

Al llegar a la sala se encontró con su hermano tirado en el piso fingiendo llorar y a Marinette brincar sobre el sillón demasiado feliz.

―¡Wow, veo que Mary es una digna oponente!.―Después de decir aquello le guiño el ojo a la azabache, haciendo que un ligero rubor se asomara en sus mejillas y le devolviera una sonrisa.

―¡Exijo la revancha!.―Adrien se miraba molesto, pero solo él sabía que no era por ser derrotado por el juego.

―Pues otro día será, Marinette y yo tenemos asuntos pendientes.―Felix se adelantó a responder y dejo de esconder los girasoles para entregarlos a la azabache.

Los ojos azules de Marinette irradiaban alegría y sus mejillas tomaron un color aún más fuerte de rojo. Adrien de igual manera mostraba un color rojo en su cara, pero la diferencia era que él podía transmitir coraje hasta por los poros.

―De hecho tengo algo que darte.―La azabache se dirigió tímidamente a su prometido.

―¿En serio? ¡Entonces hay que irnos y en el lugar al que te llevaré me lo podrás dar!.―Tomo el brazo de Marinette y salieron olvidando despedirse del hermano menor.

Adrien sintió una enorme mezcla de sentimientos, así que decidió tomar su motocicleta para poder olvidarse de la situación.


Los dos se encontraban en los más alto de la torre eiffel.

―Bueno...―Felix trato de hablar para liberar la tensión.

―Sí...―Contesto Marinette mientras jugaba con su cabello ondulado artificialmente.

―¿Qué era aquello que querías darme?.―Felix no sabía si era bueno ser directo con ella, tal vez hubiera sido mejor entablar una mejor conversación como siempre lo hacía.

―Quería darte tu regalo de cumpleaños antes de que te fueras.―Ella le extendió la bolsa de regalo. Felix saco los guantes que se encontraban dentro y deicidio ponérselos.

―Gracias Marinette.―Respondió cortamente tratando de ocultar lo nervioso que estaba.

―De nada, la tela me recordó a tu ojos...¡Digo, me recordó a otra cosa! ¡No es que tus ojos no sean bonitos! ¡No me hagas caso!.―Ella se mostraba demasiado nerviosa ante aquella confesión que había dado sin querer.

Felix la miraba con ternura, era como la recordaba el día en que todo en su vida cambio.

Sin siquiera pensarlo él se acercó a la cara de la chica. Al tener sus respiraciones cerca Marinette no podía dejar de temblar.

Tomo pocos segundos para tener los labios de Felix sobre los de ella.

Marinette se sentía por primera vez como en las películas, por primera vez sentía que solo era ella y ese chico que se había dado cuenta que valía demasiado en su corazón.

Tal vez así podría olvidarse de un viejo platónico y comenzar a amar a alguien de verdad.


La motocicleta había terminado rodando colina a bajo junto con su dueño. El dolor inundaba el cuerpo de Adrien.

"Tal vez si no hubiera sido tan terco"

"Tal vez si hubiera dejado ser feliz a ellos dos"

"¿Por qué no pude dejar de ser el niño pequeño que termina llorando?"

Su pierna se encontraba debajo de la motocicleta y era demasiado el dolor para poder moverla.

"Después de todo, si a alguien debería dársela es a ti"

"Mereces ser feliz Marinette...."

"Merecer ser muy, pero muy feliz"

Habían pasado varias horas y sus ojos se comenzaron a cerrar, pero unas luces se pararon en frente.

―¡Mierda Adrien! ¿Qué demonios has hecho? ―Su hermano bajo rápidamente de su auto y movió la motocicleta. Adrien con las pocas fuerzas que tenía soltó una risa.

―No seas tan regañón Felly ―Dijo llamándolo por el viejo apodo de niños.

―¡¿Cómo demonios no voy a regañarte si después yo tendré que volver a buscar a ese estúpido gato de felpa que tanto chillabas para que no llores ―Dijo Felix siguiéndole el juego. Los dos comenzaron a reír y Felix trataba de caminar con el peso de su hermano en su hombro.

―¿Qué haces aquí? ¿No se supone que tendrías una cita? ―Pregunto Adrien sintiéndose culpable.

―Tú eres más importante para mí enano. 


Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora