Bloque Veintiuno

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Miles de personas se podían ver con abrigos de color y un rubio había aprovechado la ocasión para usar su bufanda favorita en la escuela, sin siquiera saber que casualmente una Marinette se encontraba terminando unos guantes con tela azul grisácea.

El frío a veces nos hacía recordar cómo se perdía el significado de aquellas palabras cálidas que alguna vez quisimos decirle a alguien, pero aquellas se habían enfriado perdiendo sentido con el pasar de los meses.

Marinette hizo un nudo y cortó la lana sobrante. La tela era tan suave y cálida que ella aseguraba que tal vez a Felix le alegraría aquel regalo. Trataba de imaginar cual sería la cara del chico al recibir aquel regalo y sobre todo le emocionaba un poco que por primera vez no tendría que cometer el mismo error de remitente con un Agreste.

Últimamente Marinette había notado que Felix era atractivo a su forma. Era un chico que a veces daba un poco de miedo, tenía un sentido de humor un poco raro, pero para ella era como ramen caliente en una noche fría. Se había dado cuenta que sin querer él la hacía un poco feliz, hacía que por un momento olvidara aquellas cosas que la entristecían.

Y sobre todo...

Podía olvidarse de Adrien por unos momentos.

Pensaba que Felix era una de esas personas que desearía haber conocido antes, tal vez hubiera sido lindo.

―¿Qué idioteces has hecho Marinette?.―Se dijo así misma mientras sonreía levemente sin dejar de mirar aquellos guantes.

Tal vez él la haría sentirse como una chica de una de esas novelas románticas.

Adrien miro desde lejos a Marinette y en ese momento no le importo los millones de alumnos que cruzaban corriendo a sus clases, simplemente cruzo hasta llegar frente a ella.

―Hola Marinette.―La azabache recogía sus cosas dispuesta a inventar una excusa para evitar a su compañero de clases.

―Hola Adrien, tengo unas cosas que hacer.―Ella se levantó dejando a un Adrien con muchas palabras sin pronunciar.


Faltaba muy poco para el cumpleaños de Felix, ella solo tenía una oportunidad para entregarle su regalo. Era muy irónico que una persona fría cumpliera en diciembre, pero a pocos días de navidad.

A pesar de que quedaban dos semanas para el cumpleaños Marinette solo podría entregárselo hoy. Estaba en semana de finales y la próxima semana Felix se iba a ir de viaje con James a Londres. Ella le había mandado un mensaje para invitarlo a salir.

Una lucha interna entre la valentía e inseguridad se encontraba dentro de la cabeza de la chica.

"¿Acaso había sido correcto invitar a salir un chico como Felix? ¿Cómo se actúa en una primera cita? ¡Después de todo eso es! ¿O no?"

Las puertas de la mansión se abrieron para la futura nueva integrante de la familia y ella no dejaba de tallar sus manos sudorosas en un vestido turquesa que su madre le había aconsejado usar, mientras sentía miedo de que su maquillaje se callera.

"Sin duda soy un desastre en esto"

Pero la primera persona que salió a saludarla fue el menor de los hermanos, el cual no lo pensó dos veces para besar a la chica en la mejilla o ese era su plan, pero Marinette sintió un escalofrío al sentir aquel beso muy cerca de sus labios.

―Hola de nuevo Marinette ¿Acaso buscas a mi hermano?.―Saludo fingiendo una sonrisa.

―Si...―Contesto la azabache incómodamente.

Aquella respuesta por alguna razón molesto al ojiverde.

―Ohh, acaba de salir ¿Acaso sabía que vendrías?.

―Sí, hable con él antes de venir.―Ella mecía la bolsa de regalo entre sus manos.

―Entonces no debe de tardar ¿Por qué no lo esperas?.―Adrien tomo la mano de Marinette para llevarla a la sala.

Marinette tomo asiento en el gran sillón de la sala y vio curiosa a Adrien que conectaba una consola.

―¿Quieres jugar conmigo? ¡Hace mucho que no jugamos juntos!.―Exclamo el rubio mientras mostraba una voz emocionada.

―Yo...he dejado hace mucho de jugar ese juego...―Era una grande mentira y por dentro sentía culpabilidad al ver la mirada del ojiverde tornarse triste.

―¡Vamos Marinette! ¿Jugaría por mí? ¿Si? ¡Porfi!.―Adrien la miro con una cara suplicante, la mayor debilidad de la azabache.

―Está bien...―Tomo el mando sabiendo que después de arrepentiría de aquella decisión.

"¿Por qué sigo dejando que jugues conmigo Adrien?".

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora