La lluvia caía fuertemente aquella tarde en parís mientras que muchos estudiantes y trabajadores trataban de llegar a sus hogares. Si esta era la hora pico todos los días, ahora la lluvia empeoraba las cosas y causaba más estrés a aquellos que no tenían tiempo que perder.
Una Marinette se encontraba maldiciendo su terquedad al no hacerle caso a su madre y traer la sombrilla en su mochila.
Muchos estudiantes de la preparatoria corrían con sus mochilas y cuadernos sobre sus cabezas, después de todo muy pocos eran los de clase alta. Sin dejar pasar que la mayoría no quería que sus padres los recogieran creyéndose "grandesitos".
Marinette tenía mucho frío y se encontraba un poco adolorida por la clase de gimnasia que tocaba ese día. Ella no era muy buena en actividad física y la entrenadora no le daba muchos chances, al contrario le exigía más.
Un rubio ojiazul esperaba a su hermano dentro de una limosina ese día por alguna razón se encontraba con ganas de ir a visitar su vieja preparatoria. Hasta que su mirada atrapo la de una chica que se aferraba sus libros al pecho.
Mejillas rojas y temblando en medio de la lluvia...
Hacía días que vio a su platónico ser besado por una sus fans haciendo que su corazón se sintiera tan derrotado al no poder ser importante para él.
¿Por lo menos él habrá visto su mirada triste a tal escena? ¡Imposible! Ni siquiera podía mantener tres palabras antes de que sus piernas se volvieran de gelatina, dudaba ser por lo menos una desconocida un tanto conocida.
Nunca le llegaría a aquella castaña de buen cuerpo que atrapaba sus labios.
Ella se encontraba perdida entre sus pensamientos sin percatarse que aquel rubio se encontraba a su lado con la sombrilla encima de ella.
―Una señorita no debería quedarse parada con este tiempo ¿Acaso quiere que le dé un resfriado? ―Dijo lo suficiente alto llamando su atención de la azabache.
―Lo siento, solo espero a que la lluvia se detenga un poco para correr a casa ―Felix tomo su mano haciendo que aquella chica se sintiera nerviosa.
―¿Cree que una sombrilla sea de ayuda? ―Él puso delicadamente la palma de la joven en el mango de la sombrilla.
Aquella situación le hacía recordar cuando se enamoró por primera de aquel rubio con el cual tantas veces trato de dejar su timidez de lado.
Marinette movió su cabeza de un lado a otro tratando de borrar aquellos pensamientos.
―No debería molestarse, en cuanto la lluvia baje me iré corriendo ―Ella intento darle una sonrisa mostrando seguridad ante el universitario.
―¿No le han dicho que es de mala educación rechazar la ayuda de un mayor? ¡Valla! ¡Pensaba que a todas las chicas les gustaba ser rescatadas! ―Soltó una risa haciendo a Marinette sentir un Déjà vu.
Aquella risa tenía un enorme parecido...
―Tal vez algunas no quieren volver a ser rescatadas ―Ella contesto tan seriamente haciendo que la risa de Feliz desapareciera y el la mirara curioso ante los ojos que no tardaban en volverse cristalinos.
―¿Y porque esa cara larga? ¡Eres muy joven para estar preocupándote por cosas sin sentido! ―Marinette sintió como si aquel chico hubiera descubierto aquello que la atormentaba, como si de una especie de conexión se tratara. Felix le lanzo una sonrisa para irse solo moviendo un poco su mano en signo de despedida y subir corriendo a la limosina.
Un Adrien que salía de su entrenamiento miraba triste como de nuevo alguien ocupaba el momento ideal con su querida primer amiga y esta vez no era nada menos que su hermano.
Marinette había entrado a casa soltando un grito avisando su llegada. Se había quitado sus zapatos en la entrada y había caminado directo a la sala en busca de la deliciosa cena de su madre. Pero para su sorpresa ahí estaba Gabriel Agreste tomando el té.
La azabache se sorprendió al mirar a aquel que era su modelo a seguir en la carrera de sus sueños. Gabriel noto la mirada de la chica a sus espaldas y volteo a verla mientras limpiaba un poco sus gafas y las acomodaba en el puente de su nariz.
―Buenas noches señorita Marinette ―Se levantó y le extendió su mano. Ella la estrecho con un poco de inseguridad.
―Muy buenas tardes o casi noches... ―Dijo el mientras miraba su reloj sorprendido. Los padres de la joven dieron su aparición con una bandeja de pan recién salido.
―Veo que ya se conocieron... ―Respondió Tom mientras se rascaba la nuca un poco nervioso.
―Cariño ¿Porque no vas a arreglarte para cenar? Nosotros te avisamos cuando esté lista ―Sabine se acercó a su hija y le dijo despacio.
―Está bien ―Contesto ella mientras comenzaba a subir las escaleras rumbo a su habitación.
―Parece que mi padre estaba en lo cierto ―Hablo Gabriel mientras daba un pequeño sorbo cuidando la elegancia en su aspecto.
―Marinette es en verdad una buena chica, trata siempre de esforzarse ―Contesto con ternura Tom.
―Ya lo creo, yo busco una chica sencilla pero sin perder la educación para contraer matrimonio con mi hijo mayor.
Los padres se encontraban nerviosos, no sabían si estaban tomando la decisión correcta al aceptar tal compromiso para salvar su panadería y el futuro de su hija.
No le echemos tanta salsa a los tacos que ya llego la loli con un nuevo capítulo después de mis años. Lamento la tardanza pero tuve unos ligeros problemitas con mi kokoro y un cambio con mi horario ya que comencé a ir al gimnasio con mi madre todas las tardes.
Y sobre todo la tormenta de ayer ¡No manchen los arboles junto a la ventana casi se doblaban y las macetas colgadas de mi mamá salieron volando!
Prometo seguir lo más pronto posible y con ellos si algunos quieren preguntar algo con gusto lo responderé.
No se preocupen por el giro en este capítulo 7u7 dudo que nuestro Adrien se quede con los brazos cruzados.
¡Nos vemos hasta la próxima!
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Dos gatos negros
FanfictionAdrien y Felix son completamente diferentes pero se darán cuenta que sus sentimientos pararán en un solo lugar. Adrien ama tocar aquella guitarra frente al escenario. Felix es el heredero de la más grande compañía de modas, pero no todo en la vida e...