Bloque cuatro

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Era otra mañana donde los rayos del sol alumbraban en el balcón de una casa de París, Marinette se encontraba durmiendo hasta que fuertemente sonó su despertador con la canción "Wannabe" inundando toda la habitación pero sin lograr que no despertara con el pie izquierdo.

La cabeza de Marinette dolía como mil demonios. Tal vez no había sido lo mejor ir aquella fiesta de Nino en jueves y tener que soportar un viernes de lo peor.

Ella nunca se había considerado una chica fiestera, sino todo lo contrario pero el ser amiga de Alya y últimamente cercana a Nino le había traído problemas.

Se levantó de malas para asistir a la preparatoria porque no había día en que no se le hiciera tarde llegar a tiempo. "Hoy será un gran día" se repetía la chica para abordar su autobús, pero había olvidado su cartera para pagar el pasaje haciendo que la pobre Marinette tuviera que caminar escuchando música en sus viejos audífonos, el cual algunas veces uno dejaba de funcionar..

Había llegado diez minutos y con miedo toco al salón donde su profesor de Ciencias de la salud junto a sus compañeros la miraron en cuanto entro.

―Señorita Dupain-Cheng ¿Acaso su perro comió su mochila de nuevo? ―Dijo el profesor recordando una de las tantas excusas de la peliazul.

"No, hoy un unicornio me pidió mi cartera para ir al musical de la hipopótama bailarina y como yo no quería que el pobre pasara lo mismo que yo con Adrien se la di ¡Por lo menos ellos vivirán una mejor historia que crepúsculo! Y por ello no tuve para subirme al bus y tuve que irme a pie ¿eso responde su pregunta?".

―Lo siento... ―Se limitó a decir para ir directo a su lugar.

―¡Que no se vuelva a repetir!.

"No se preocupe, para la próxima posiblemente la hipopótama de agradecimiento me llevara en su jet privado".

Este era el último año para por fin entrar a la universidad y la última oportunidad para convencer a sus padres de entrar diseño ya que por sus padres tuvo que irse al área de humanidades.

Los padres de la azabache esperaban que ella estudiara derecho para que no sufrieran tal como ellos al ser jóvenes y abrir la panadería.

Lo único bueno de esto era que podía ver a su platónico Adrien un asiento enfrente como en años anteriores y claro tener a su mejor amiga Alya a su lado.

―Marinette ¿Viste el video de aquel chico entrando a la escuela cantando las canciones de Disney? ―Dijo sin dejar de reproducir aquella parte Alya.

―Si Alya, no has parado de hablar de ello en toda la fiesta de ayer.

―Ash Marinette, no te esponjes solo porque Adrien se fue a bailar con la prostipirugolfa de Lila ¡A que disfrutaste bailar lento con Nathaniel! ¿No? ―Pregunto con una mirada pervertida la morena a lo que no pudo evitar sonrojarse la azabache.

Alya tenía un poco de razón en aquellas palabras ya que Marinette había descubierto una fase que no conocía del pelirrojo.

―El silencio otorga querida ―Dijo Alya guiñándole un ojo para tomarla del brazo e ir juntas a almorzar.

Felix disfrutaba estar en la biblioteca de la universidad, podían pasar horas y no notaría el tiempo al estar embargado en aquellos libros. Entre sus manos se encontraba el libro "Metamorfosis" de Kafka, al fin y al cabo le quedaba poco tiempo de libertad antes de tener que entrar al negocio familiar.

A veces envidiaba la libertad de Adrien...

―¡Bro no me lo vas a creer! ¡Mendler la que conocí en verano saldrá conmigo esta tarde! ―Sin en cambio el rubio ignoro las palabras de su mejor amigo, pero su amigo lo miro en signo de desaprobación obligándolo a formular una respuesta.

James odiaba que su amigo se encerrara en su propio mundo, de alguna forma no era tan sano ser tan de sangre fría como Felix.

―Ahh ¡Claro! La rubia candente de la que no has dejado de hablar y que por cierto le inventaste que era gay –Contesto divertido pero sin dejar de posar sus ojos en su lectura.

―A veces me pregunto cómo podemos ser amigos siendo tan cruel conmigo ―Contesto dramáticamente dando pequeños golpes en su pecho con puño cerrado.

―Lo mismo opino James, pero en realidad tú eres más sensible que una mujer ¡Tal vez te valla bien el papel de homosexual! ―Contesto soltando una risa irónica para guardar su libro dentro de su morral.

Sabía perfectamente que con su amigo cerca no podría leer, pero era de las pocas personas que el rubio apreciaba y ese odio hacía las personas que interrumpían su lectura con James no aplicaba.

―¡Claro! ¡Al igual que deberías de adivinar quien se supone que es mi novio! ―Dijo James mirándolo pícaramente en forma divertida, algo a lo que Felix bufó.

―¡Odio que me metas en tus estupideces! ―Se levantó dando paso firme hacía la salida de la biblioteca.

―No te pongas así, solo lo hice porque... ¿O sea que chica no quiere un amigo gay? ―James camino unos cuantos pasos detrás de este, era peligroso acercarse a Felix cuando estaba molesto.

―¿Y porque no carajos pusiste a tu verdadero amor Claude en esto? ―Dijo en un tono de desagrado Felix.

―¿Poner al archienemigo de mi bebé? ¡Claro que no! ―Levanto los brazos exageradamente con un tono meloso.

―¡Que dejes de llamarme así! ―Se dio la vuelta para caminar amenazadoramente frente a su amigo, mientras James con miedo dando pasos atrás.

Pero James tuvo la gran idea de hablar antes de pensar.

―¿Tratas de ponerme nervioso o besarme? ―Dijo para soltar una fuerte risa como la gran foca retrasada que pensaba Felix que era.

Pero a continuación el pobre castaño ya estaba casi llorando por el gran pisotón que el rubio le acababa de dar.

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora