Dos gatos negros

Bloque dos

La lluvia azotaba fuertemente y los hermanos Agreste estaban tratando de dormir. Las horas pasaban y ninguno de los dos podía cerrar los ojos. Felix se movía de un lado a otro sobre su cama y en la otra se encontraba un asustado Adrien preocupado porque mamá y papá no llegaban.

Nathalie en la sala no podía estar peor, sabía perfectamente que algo estaba mal, 11:25 de la noche y los señores Agreste no regresaban, habían pasado dos horas a la hora acordada de regresar de aquella cena.

Felix estaba por tomar una almohada y golpear a su hermano que lloraba incontrolablemente.

―¡Ya duérmete Adrien! ―Dijo el hermano topando su propia cara con la almohada fastidiado.

―¡Quiero a mami! ¡Tengo mucho miedo! ―Dijo el pequeño hermano apretando contra él su peluche de gato que su hermano mayor le había regalado.

Felix se levantó de la cama rendido por la situación que empujo a su hermano a un lado y se acostó junto a él.

―Nada va a pasar Adrien, ellos llegaran pronto y te traerán un pedazo de tu pastel favorito ya verás.

―¿Me lo prometes Felly? ―Abrazo fuertemente a su hermano.

―Lo prometo Adrien ―Dijo correspondiendo a aquel abrazo.

A los pocos minutos los dos hermanos quedaron profundamente dormidos. Sin en cambio el destino se las había jugado para que aquella promesa que habían hecho no se cumpliera. Una llamada había entrado comunicando que los padres habían tenido un accidente y la señora Agreste había fallecido.

Los ojos de Nathalie se encontraban abiertos sin poder procesar aquella noticia. Su mejor amiga y la única persona que siempre había estado ahí apoyándola había muerto.

Lagrimas caían de los ojos de Nathalie y aquel teléfono se resbalo poco a poco de la muñeca de la joven adulta hasta caer complemente al suelo. Ella tapo su boca con las dos manos intentando que no se escucharan aquellos lamentos que soltaba.

El peluche de gato había caído en el piso y justo debajo se encontraba una fotografía de la ahora fallecida madre de los niños.

Nadie se imaginaria que los hermanos a partir de esa noche tendrían que acostumbrarse a su nueva vida ya sin una madre.