Prólogo

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Felix se encontraba fuera de la habitación jugando con sus bloques de construcción.

Su padre, su madre y una partera se encontraban dentro, hoy estaría a su lado un nuevo miembro en la familia Agreste.

Felix siempre había sido demasiado huraño, según las personas; él tenía el temperamento de su padre.

Un gato de peluche se encontraba a su lado, aquel peluche lo tenía desde que podía recordar y lo cargaba a todos lados.

Se levantó cuidadosamente y camino escaleras abajo para merendar.

Nathalie la fiel secretaria de su padre se encontraba escondiendo su cara sentada en la gran mesa.

A simple vista aquella mujer podía verse seria y sin ninguna emoción, pero tal vez era porque algo le había robado aquel brillo en sus ojos.

Felix se acercó a aquella mujer y jaló despacio su falda.

La mujer con lágrimas en los ojos y una nariz roja lo miro dulcemente.

Ella no siempre era aquella mujer dura, podía llegar a ser todo lo contario (Aquello que su corazón trata de ocultar).

―Señor Felix ¿tiene hambre?- El niño solo movió su cabeza en forma de aceptación.

La mujer se encamino a la cocina y le preparo un sándwich de nutella, un pequeño secreto que de vez en cuando le daba la mujer joven.

Sabía que si su jefe se enteraba de que rompía su dieta estricta la despediría de inmediato, pero de vez en cuando es bueno dar un poco de azúcar a los días grises.

Ella se había encariñado de aquel niño y su madre.

Felix se levantó de la mesa al terminar y soltó un casi inaudible "Gracias" pero la mujer si pudo escucharlo y solo le dio una sonrisa de vuelta.

El niño iba de regreso a su lugar de juegos pero un llanto fuerte lo asusto.

Subió con cuidado aferrando a su pecho el peluche de gato.

Una enfermera salió y vio al pequeño.

―¡Felicidades! ¡Ya eres hermano mayor!.

El niño sintió un vuelco de felicidad y corrió dentro de su habitación.

Su madre cargaba a un pequeño bulto y su padre se encontraba por primera vez sonriendo.

Corrió hacía su padre, mientras este lo cargo y subió a la cama.

Su madre le puso con mucho cuidado aquel bulto y Felix tenía abiertos los ojos enormemente a lo que el nuevo bebe comenzó a llorar.

―Él es Adrien y es tu nuevo hermanito-Dijo su madre con una pizca de dulzura y cansancio en su voz.

―Pero es muy pequeño ¡pollito!―Soltó el niño de de tres años.

Los padres soltaron una estruendosa carcajada.

Felix estaba un poco asustado, no quería que su hermano llorara, verlo llorar lo hacía querer llorar y de inmediato comenzó a llorar junto a él.

Su padre tomo una fotografía de aquel momento.

Desde ese día Felix estaba destinado a compartir sus risas y llantos con su hermano.

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora