Bloque dieciocho

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El mentir y tener una lengua filosa ha sido dos cosas con las que se podría identificar a Chloe Bourgeois.

Han pasado tantos años que ni siquiera ella podría identificar cuando fue el día en que dijo su primera mentira.

Algo le decía que posiblemente fue la vez en que mato por accidente un pez al sacarlo fuera de la gran pecera de su padre para llevarlo al preescolar, pero todo el trascurso estuvo en la palma de su mano.

Al llegar a casa se encontró con su padre demasiado molesto por no encontrar a su pez de millones de dólares.

Ella con miedo tuvo que mentir y echarle la culpa al gato, el cual su padre furioso lo sacrifico.

En cuanto a su manera de hablar sin pensar en los sentimientos de los demás tuvo que desarrollarlo al estar rodeada de millones de personas toxicas a su alrededor.

¿Acaso ellos tendrían piedad en la hija del presidente y de una super modelo?

Su madre fue la primera en criticarla desde que apenas daba sus primeros pasos.

Tener que utilizar una faja apretada todo el tiempo desde sus apenas dos años hasta los ocho, solo para tener una figura perfecta.

Zapatos pequeños para tener unos hermosos pies pequeños y lo más doloroso era aquel día de cada semana en que se tenía que para sobre aquella bascula.

Miles de insultos y ningún "te quiero" aparecían.

Ellos no querían una hija, simplemente querían crear una mujer perfecta.

"Un monstro"

Ella debía convertirse en cazadora y no ser cazada.

―Lo siento Sr. Agreste...yo...fue mi culpa ―La niña se había armado de valor poniéndose adelante del pequeño Adrien.

―Chloe... ―El pequeño de dos años no podía entender porque ella había mentido echándose la culpa.

 ―El pequeño de dos años no podía entender porque ella había mentido echándose la culpa

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En el total silencio se escuchó como la mejilla de la niña sonaba.

Pero no era Gabriel quien la había abofeteado, si no el propio padre de la rubia.

―¡¿Cómo te atreves a dejarnos en vergüenza así?! ¡¿Acaso eres estúpida hija mía?! ―Ante aquellas palabras la pequeña sorbió su nariz y solo sobo su mejilla.

Lo que había empezado como un juego de pintar un circo en las paredes, término en la primera de muchas veces en que su padre la golpearía y la última en que ayudaría a alguien sin ponerse a sí misma primero.

―¡Vámonos! ―El padre la jaloneo del brazo hasta lanzarla dentro del carro.

―No sé cómo puedes estar feliz en este momento ―En verdad ella no comprendía como lo estaba, había muerto una de las pocas mujeres que hasta ella hubiera preferido como madre.

―Tu madre ha muerto y jamás la volverás a ver ―Ella se cruzó de brazos esperando que nadie viese como regañaba a su antiguo compañero de juegos.

―Eso no es cierto...―Al ver la manera en que el pequeño negaba sus palabras, ella sintió más furia.

Chloe nunca se equivocaba...

―¿A no? ¿Entonces donde esta? ¿Cantando en un concierto de los Beatles? ―Al ver como Adrien salía corriendo la culpa se apodero fuertemente de ella.

Sabía que estaba mal haberle hablado de tal manera, pero ella sabía que de igual manera él necesitaba llenarse de carácter.

Al estar frente aquella caja que poco a poco la cubría la tierra soltó unas palabras que por primera vez soltó en el fondo su corazón.

―Prometo cuidar a Adrien, descansé en paz ―Soltó una pequeña rosa y se dio vuelta para dar la última mirada a aquel niño a quien había herido con su sinceridad.

Adrien se encontraba llorando aferrándose al pecho de su hermano.

Sin lugar a dudas esa era una promesa.

Chloe nunca rompe sus promesas...

Lamento el retraso, pero no encontraba la forma de dar un giro a esta chica que por alguna razón me llama demasiado la curiosidad y le tengo un poco de cariño.

Como recompensa haré otro preguntas y respuestas, tratare de contestarlas el fin de semana.

¡Dejen sus pregunta¡Los amo!

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora