Bloque treinta y cinco

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Marinette había entrado a la página oficial de Fashion New York, tal vez simplemente por curiosidad o simplemente porque sus sueños la llamaban por última vez.

Simplemente bastaba con dar click en enviar para que sus diseños entraran como examen de ingreso.

Marinette sabía que ya había un futuro esperándola como esposa de Felix y su carrera de derecho que tanto insistían sus padres como lo mejor.

¿Pero sería feliz?

Cubrió sus ojos y dio ese click.

Sabía perfectamente que no entraría, ella nunca había tenido tanta suerte y menos en una prestigiosa escuela de moda.

¿Pero qué pasaría si entrara? ¿Felix la esperaría?

Elimino aquella idea vaga y cerro su portátil.

Felix se encontraba la empresa de su padre, aquella junta probablemente cambiaría su vida. Era oficial, a partir de hoy se anunciaría que él se encargaría de la empresa.

Algunas miradas de los colaboradores era de desprecio, mientras que otras eran sonrisas burlonas hacía el ojiazul.

La graduación de la mejor preparatoria de París era en una semana. Los alumnos tomaban sus últimos exámenes y miles de cuadernos (que eran un proyecto final de la maestra vocacional) eran pasados de mano en mano para ser escritos como despedida entre alumnos y maestros favoritos de ellos.

La mayoría de los alumnos ya tenían todo preparado para que el día de la cena de graduación fuera perfecta.

Últimos momentos entre amigos y uno que otro comentario de alumnos que lograron entrar a la universidad preferida, o simplemente esperaran a entrar a las opciones después de esta.

Marinette esa mañana había recibido el correo de la universidad Fashion New York, sus padres aún no lo sabían.

Un escalofrío corrió su espina dorsal al saber que se encontraba entre la espada y la pared.

¿Correr tras un sueño o simplemente ser la esposa de un Agreste?

El maestro de filosofía entrego los exámenes y Marinette trato de calmarse para poder contestar tranquila el examen.

Adrien escuchaba la canción de Justin que tanto odiaba por haberse pegado en su cabeza los últimos días, mientras esperaba a que la profesora de sociología terminara de calificar los exámenes y le diera su calificación.

Sería diferente su vida a partir de ahora, estaba dispuesto a hacerlo diferente.

Le entristecería que sus amigos tomaran caminos diferentes al suyo. Era un adiós a su sueño de cantar sobre un escenario.

Después de firmar su calificación tomo sus cosas y estaba dispuesto a ir a casa, pero vio a una Marinette lanzando piedras hacía un pequeño lago.

―¿Que tienes futura cuñada? ¡Espantara a los pocos peces del lago!―Adrien estaba dispuesto a sacarle una sonrisa con su comentario o por lo menos aún había una esperanza de aun tener el poder de poner nerviosa a la azabache. Pero Marinette hace mucho había dejado de tener sentimientos por el rubio.

Marinette dejo de lanzar piedras y lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

―¿Alguna vez te sentiste mal por no ser lo suficiente para alguien?― La voz entre cortada de la chica hizo darse cuenta al rubio de que ella estaba desbastada.

―La mayoría de mis días celos de Feliz, eso es parecido ¿No?―Adrien ahora era el que lanzaba piedras al lago.

―No quiero estudiar derecho―Marinette miro segura a los ojos de Adrien y respondió.

―¿Entonces porque tomaras una carrera que no quieres?―Adrien dijo tratando de ocultar su misma tristeza.

Él solo quería tomar su guitarra.

La empresa nunca llenaría aquello que nunca fue un hogar.

―Mis padres quieren lo mejor para mí y después de todo no estaría alejada de tu hermano.

―Aja ¿Y? ¿En verdad es lo correcto poner lo que quieren los demás para ti antes que tu propia felicidad?―Aquellas palabras hicieron reaccionar a Marinette.

―¡Amo el diseño! ¡Si no estoy diseñando me siento como un pez fuera del agua!―Exclamo Marinette fuertemente mientras secaba sus lágrimas. Adrien soltó una leve sonrisa.

―Entonces ahí está tu corazón y si tu corazón se encuentra en el diseño simplemente debes ir corriendo a lo que tu corazón te guía. Por lo menos creo que mi madre diría eso.-―Adrien soltó una risa amarga.

―Pero no es lo que mis padres quieren―Dijo Marinette mirando hacía el piso.

―Pero es lo que tú quieres―Tomo los hombros de la azabache obligándola a mirarla fijamente.

―¿Y Felix? ¿Qué pasa si me tengo que ir lejos?

―Él lo entenderá. Cuando amas a una persona entiendes aquellas cosas que la hacen feliz.

―Gracias de nuevo Adrien. Parece ser que tus palabras siempre aparecen en el momento adecuado―Marinette sonrió haciendo sonrojar al ojiverde. Adrien nervioso desvió la mirada.

―¡Lo sé! ¡Soy genial!

―La modestia es de los Agreste ¿Cierto?―Marinette comenzó a reír.

―Creo que viene de parte de los Bissette―Menciono por primera vez en mucho tiempo el apellido de su madre. Marinette abrazo al ojiverde y deposito un beso en su mejilla para comenzar a correr dispuesta a tomar la decisión de su corazón.

El rubio dejo sus piernas caer.

Ahora él sabía que también tenía que tomar la decisión de su corazón y el miedo a fracasar apareció como una pequeña espina en su corazón.

―Mami no sabes cuánto te extraño. Tu siempre tenían una solución a los problemas ¿Qué se supone que es lo correcto para mí?.

Dos gatos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora