Me despierto cuando entra algo de luz por el ventanal. Miro la hora que es en el reloj de mi muñeca y veo que sólo son las siete y media de la mañana. Luego, intento comprender dónde estoy y me doy cuenta de que estoy en la cabaña, recuerdo el error que cometí al venir aquí... Al meterme en el agujero yo sola.
Miro a los demás y observo como los chicos están en sus respectivas camas dormidos, y ellas también. Al final se ve que no han podido aguantar una noche de invierno a la intemperie en tiendas de acampada. Les entiendo. A veces los tíos son así, necesitan hacer gilipolleces para llamar la atención. El único que no está es Álex. Doy una ojeada desde mi cama a su colchón en el suelo y veo como las mantas están puestas de cualquier manera, sin hacer. Eso significa que ha dormido aquí esta noche.
Rebusco en mi maleta, en silencio, ropa un poco más abrigada para visitar el lago que hay aquí al lado. Hace bastante frío, pero a mí, prácticamente no me afecta, así que me da lo mismo la estación en la que estemos, lo que necesito es relajarme y no creo que haya nada que me tranquilice más que observar un paisaje como el que tenemos. Me meto dentro del baño para cambiarme. Ojalá que no se despierte ninguno de los que hay dentro de la cabaña y no me molesten. Ni siquiera estoy disponible para Carlos. Primero, tengo que despejarme.
El lago es increíblemente hermoso. Es bastante grande y a su alrededor, está rodeado de árboles. A estas horas de la mañana hay algo de niebla que después se levantará, el agua es prácticamente cristalina y está a cinco minutos caminando de donde dormimos nosotros. Parece que la naturaleza lo ha creado para mí a propósito.
Voy andando en dirección al agua mientras miro el paisaje, por si acaso. Lo que me faltaría ahora es perderme y que me tuviesen que venir a buscar alguno de mis compañeros... Podría ser Carlos, pero no me gustaría arriesgarme a que fuese Álex. Al llegar, me quedo entusiasmada. Es mucho más bonito de lo que lo recordaba ayer desde las ventanas del coche... Huele a agua limpia, a naturaleza... Hay pájaros que cantan, porque el sol ya asoma y tengo la suerte de estar sola...
- Hemos tenido la misma idea –hasta que aparece él.
Le miro mal, pero Álex no hace caso y se acerca a la orilla. Sin poder evitarlo, me fijo en su cuerpo... ¡Como ha crecido! Es todo un adolescente con los músculos definidos, con su atractivo, con su manera de provocar a las mujeres... Y sabe hacerlo muy bien... Es Álex, ¿cómo no?
- Encantado –dice guiñándome un ojo, yéndose y mojándose la cara con algo de agua. Por un momento, sólo por un momento, cierro los ojos y me imagino lo que sería besarle y volver a acostarme con él. Y me encanta. Pero abro los ojos inmediatamente y me olvido por completo de esa idea. No merece nada de mí.
Me siento un rato a mirar el paisaje, mientras tiro piedras en el lago intentando que reboten en la superficie del agua. Sin embargo, Álex me ha jodido... No se me va de la cabeza su imagen y en vez de distraerme, me estoy torturando. Así que, como además, hace frío, me voy corriendo hacia la cabaña.
Cuando entro, veo que todos están despiertos. Cruzo, de nuevo, la puerta del baño y acicalo un poco, incluyendo maquillarme para enfrentarme a otro día tan duro como el de hoy. Después, abro la puerta del baño y observo como todos están sentados en la litera que hay delante de mi cama. Dos en la cama de arriba y tres en la de debajo. Álex encima de la mía.
- ¡Fuera! No te lo volveré a repetir –le ordeno. Él sonríe de forma traviesa y sube en la cama de arriba con los demás.
- Siéntate, por favor –me manda educadamente Dani. Yo frunzo el ceño, hago una mueca y me siento en mi cama para poder contemplarlos a todos sin tener ni idea de qué es lo que me espera. Casi que parece un secuestro. No me gusta sentirme así de intimidada.
- Queremos saber más cosas de ti, así que te vamos a hacer algunas preguntas –hago una mueca y me suben los calores por el enfado que me están provocando.
- Ya... Pues yo soy una y vosotros sois seis. Se supone que debería de ser yo la persona que desconfíe de todos vosotros. Especialmente de ti -explico dirigiéndome a Álex-. Aunque no hace falta que averigüe nada más para saber quién eres.
- Si quieres, podemos responder nosotros también. Es lo que hacen siempre en las acampadas el primer día, es para conocerse.
- ¡¿Pero qué se supone que os pasa con las acampadas?! ¡No hace falta que os toméis la molestia de conocerme, no voy a volver a venir! ¡Yo no quiero estar aquí! ¡Yo me quiero ir a mi casa o que él se vaya a la mierda! –grito furiosa.
- Déjale ya –me responde Laila en modo borde. Está sentada entre Álex y Dani, y le da la mano a Álex. Eso me parece extrañamente sospechoso... Pero no quiero decir nada. Si Dani quiere permitir que Álex se la tire, a mí me da igual.
- Te recomiendo que me dejes tú a mí si no quieres acabar mal. Ten cuidado –la amenazo.
- Tranquilízate –me sosiega Dani-. ¿Puedes acceder y acabamos ya con esto? -resoplo exageradamente y termino accediendo. ¿Por qué, de repente, Laila se mete conmigo para defender a Álex? No entiendo a nadie de los que están en esta cabaña... Tendrían que estar todos de mi parte, no de la de ese imbécil.
- Bien, empecemos –dice Carlos-. ¿Tienes novio?
- ¿Qué mierda de pregunta es esa? –grita Rebeca.
- La que me ha dado la gana. ¿No se suponía que podíamos inventarnos una cada uno? Pues ahí va –primero, responde enfadado, pero luego me mira y me sonríe. Me gusta muchísimo... Tiene un algo que me embauca.
- No. No sé lo que es eso.
Carlos, Rebeca, Érica, Dani, Laila y Álex responden que ninguno tiene, excepto la parejita que convive con nosotros, evidentemente. En el momento en que Carlos ha confesado que no tiene novia, se me ha abierto una puerta. Aunque prometo que no estaba cerrada incluso si la hubiese tenido.
- ¿Estás enamorada? –pregunta Érica.
Simplemente me echo a reír. Creo que no han entendido mi plan de vida, que es el de no atarme a ningún hombre nunca más. Lo sorprendente de las respuestas es que Álex y Carlos sí que están enamorados... Carlos... ¿Será de mí? Y por el otro... Álex también lo está... ¿De quién? ¿De otra?
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¡FUERA!
Teen Fiction¿Sabéis? Yo no estoy para perder el tiempo. Sé lo que quiero. A mí nadie me pisa, tengo un carácter muy fuerte. Todos a mi alrededor, obedecen mis normas. Odio las relaciones románticas y las parejas que son tan empalagosas. No creo en el amor, teng...