Capítulo 13

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Estamos haciendo las maletas para irnos ya a nuestra ciudad... Barcelona... Qué bien suena. Por nada del mundo me gustaría volver aquí. Todos andan como locos excepto yo que he puesto mis cosas como han caído y así se han quedado. No me pienso esforzar más, estoy demasiado agotada anímicamente.

Álex está cogiendo el colchón y lo está trasladando a la litera que le pertenece. Lo hace desanimado, supongo que porque ya se ha acabado la semana... O porque no va a poder torturarme más en este infierno. Sin embargo, sé perfectamente que aún le queda toda esta siguiente maldita semana entera. No tengo un descanso.

- ¡Por fin te piras! –le suelto sin pensarlo.

- No te vas a librar tan fácilmente de mí.

Se supone que todavía queda una hora eterna para que nos vayamos. A algunos los tienen que venir a buscar, excepto a Carlos que tiene su propio coche aquí ya que es mayor que nosotros. Algunos se van a ir con él y espero poder ser yo una de las privilegiadas. Así puedo pasar más tiempo a su lado...

Carlos sale del baño con el pelo mojado... Se acaba de duchar y sale con una simple toalla que le tapa lo justo. Pero... Por su piel, hay pequeñas gotas de agua que hacen que su cuerpo sea todavía más irresistible si cabe. No me lo pienso más, me levanto de la cama y me lanzo a besarlo.

Es un beso increíble, mucho más de lo que me esperaba. Un beso con mucha pasión que él, claramente, me devuelve. Carlos me rodea con sus brazos por la cintura mientras que yo le agarro del pelo. Cuando termina el beso, junta la frente con la mía, suspirando, jadeando... Con las pulsaciones a mil, al igual que yo.

- ¿Y esto? –dice mirándome a los ojos y sonriendo.

- Me gustas... Me gustas mucho –le respondo.

Él no me contesta, sin embargo, aparta el cabello de mi rostro y vuelve a besarme como nunca. Sin ninguna duda, este chico es uno de los mejores besando de los que hay en mi lista particular. Yo aprovecho y paso mis manos por cada músculo que puedo... Si esto no es el paraíso, entonces significará que no existe.

Al separarnos, nos lanzamos una mirada de complicidad. Yo vuelvo a mi cama y él coge su ropa para vestirse y seguir haciendo su maleta. No me había fijado en mi alrededor, y en el momento en que lo hago, me doy cuenta de que hemos sido el espectáculo de muchos curiosos. De muchos no, de todos.

Ellos aplauden y silban excepto dos personas: Laila y Álex. Laila no hace nada, seguramente que lo produce el asco que le doy. No creo que sea indiferencia, porque le estoy dejando vía libre con Álex, pero supongo que tampoco se hace demasiadas ilusiones. Y Álex... Álex me mira de una forma en la que casi corta. ¡Vuelve a estar en mi cama!

- ¡Fu-e-ra! –grito.

Tiene sus ojos clavados en mí y hace una mueca de desprecio, repugnancia y enfado. Yo no aparto la mirada porque no quiero perder este pulsito. Finalmente, es Álex el que continúa haciendo sus cosas marchándose de mi lugar de confort. Por lo menos, me hace caso en algunas cosas...

Pasan unos cuantos minutos cuando ya estamos todos listos para irnos. Seguimos esperando a que los padres nos vengan a buscar y nos encontramos en las camas mirando una película que hacen en la televisión. Yo estoy en la cama de Carlos, entre sus piernas entretanto me abraza, Álex está en la cama de Laila con ella y los demás, cada uno en la suya.

En la película hay muchas escenas y situaciones ñoñas y cada vez que aparece una en la pantalla, me doy la vuelta a besarle. En todas esas veces, se me produce algo en el estómago que no sé exactamente lo que es. Lo único que sé es que es maravilloso y que no quiero parar de sentirlo. Ni puedo.

Hay uno de los besos en que los dos acabamos estirados en la cama, besándonos, él encima de mí. La sensación es magnífica y habría llegado a más si no nos hubiese interrumpido Álex.

- Os podríais cortar un poco, ¿no? –dice con menosprecio. Su cara es un mapa. No le hace ninguna gracia que estemos tan... juntos.

Yo no contesto y Carlos para. Ese imbécil hace lo imposible por fastidiarme y que no me salgan las cosas como quiero. Así que doy la vuelta a la tortilla, me estiro yo encima de él y tomo la iniciativa. Nos continuamos besando apasionadamente e incluso, me retiro el pelo hacia un lado para que Álex pueda apreciar cómo nos besamos.

Abro unos segundos los ojos y veo como Laila le está tocando la cara, como consolándole, pero él rechaza su mano y hace una mueca de desagrado. Por dentro, siento como se me forma una sonrisa. Esa chica no se merece a alguien como él... Aunque él tampoco se merece a alguien mejor que ella... Así que al fin y al cabo, y haciendo cuentas, son la pareja ideal. Ojalá que empiecen a salir y me dejen vivir en paz, pese a que me duela aún reconocerlo.

Es lo mejor. Irme de esta puñetera cabaña, alejarme lo máximo posible de él en clases y tener una relación con otra persona. Bueno... "Relación". No creo que dure mucho tiempo. Para olvidar no va nada mal. Es lo bueno, que no tiene que significar nada y a la vez, puede que sea realmente intenso.

- No tiene vergüenza... -escucho que le susurra Laila a Álex.

Lo dice ella mientras que tiene novio y le engaña con la persona que tiene al lado. Su "amante" ni siquiera sabe que lo es porque se aprovecha de él y su novio es excesivamente bueno como para darse cuenta de que es una zorra. ¡Si confía tanto en ella que Laila le tira la caña a Álex mogollón y no se da cuenta! Voy a acabar tirando de la manta. Tanto secretismo me pone enferma.

- Tú sí que eres una caradura. No hables de los demás cuando tú eres la primera que... -"pone los cuernos".

- La primera que... ¿Qué? –se hace un silencio sepulcral en la habitación durante unos segundos.

- Si quieres que tu vida continúe siendo estable, te recomiendo que no me tientes a decirlo. Estoy a nada de ello y no sé... Ahora mismo como que no me apetece arruinarle la vida a nadie.

Laila se queda pálida en un segundo. Creo que me ha entendido. Ahora está advertida. Yo enarco las cejas y le hago una mirada desafiante, ella la aparta y sigue mirando la televisión mientras que los demás la avasallan a preguntas del tipo "qué te sucede" y ella responde "nada" una y otra vez.

¡FUERA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora