Capítulo 29

124 8 0
                                    


Encienden la luz de golpe y hacen un ruido escandaloso cuando el sueño empezaba a invadir mis sentidos. Empiezan a gritar mi nombre, como si estuviesen asustados, me balancean en la cama y me despiertan. Observo a los presentes y me encuentro con caras conocidas. Son las cinco personas de la habitación, están sudando, exhaustos, con las caras largas y con ojeras. Parece como si hubiesen corrido una maratón. Casi todos... 

- Valeria, ¿dónde estabas? ¡Hemos estado buscándote por todas partes! –exclama Álex, agrandando los ojos, como si hubiese estado preocupado.

- ¡Déjame! ¡No quiero verte nunca más en mi vida! –me deshago de sus manos que tenía encima de mí.

- Tenemos que hablar –vuelve a repetirme.

- ¡Que no quiero saber una mierda!

Se me escapan las lágrimas de los ojos y hago el ridículo delante de todos, y delante de la sonrisilla de Laila. Ya se debe de imaginar que me he enterado de lo que hay entre los dos. Siento que mi cuerpo no puede más, otra traición por parte de él... Me encuentro igual que cuando tuve la depresión.

- ¡Ven ahora mismo! –me coge de la mano y me arrastra mientras yo me niego y le golpeo para que me suelte.

- Ve con él, Valeria –intenta convencerme Rebeca.

- ¡Álex! –grita Laila, como si tuviera miedo a lo que puede hacer.

- ¡Me importa una mierda, se lo voy a contar! –le responde él.

Salimos fuera, yo poniendo resistencia, pero él es demasiado fuerte. Me tiene cogida de la muñeca e incluso me hace daño. Yo sigo llorando y cada vez me encuentro más débil como para resistirme. Finalmente, me dejo llevar por él, aunque me dé asco hasta su roce... Es realmente repugnante.

- ¡Álex! Como se lo cuentes... -dice Laila saliendo de la cabaña, y empujándola tan fuerte que golpea la pared.

- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo se lo cuente qué?! –le interrumpe-. ¡¿Qué me vas a hacer, eh?! Yo soy el que te tiene cogida, tú no puedes darme nada a cambio de mi silencio. No la voy a perder por ti –Laila se queda boquiabierta.

- Que te jodan –la insulto haciéndole un corte de manga.

- ¿Qué es lo que no le puede contar? -pregunta Dani a Laila, enarcando las cejas. Creo que empieza a sospechar algo, ¡al fin!

 Ahora sí que siento algo de curiosidad por lo que me tenga que decir, porque a Laila no le ha hecho ninguna gracia que quiera contármelo. Llegamos hasta una hamaca que hay colgada entre dos árboles, cerca del lago. No la había visto aún... Álex me obliga a sentarme y él se encuentra de pie delante de mí.

- ¡Quieres hacer el favor de escuchar, joder! –dice desesperado, gritándome.

Yo afirmo con la cabeza gacha. Me siento inferior, me siento como una mierda, como si cualquier cosa pudiera conmigo. La última vez fue por él también, y desde que me hice el tatuaje, no me he vuelto a sentir así, tan insignificante... Y pensaba que con tantos escudos que tenía, nadie podría volver a hacerme daño. Pero Álex ha sabido como ir desnudándome hasta quedarme indefensa.

- Has confundido las cosas. Te faltan argumentos enteros por saber. No puedes comportarte así, salir corriendo, llorando y no darme la oportunidad.

- ¡Explícate ya! –grito agotada.

- A Laila le gusté desde el principio -dice sin andarse con rodeos-. Siempre ha querido estar conmigo y lo ha intentado de todas las formas posibles.

¡FUERA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora