Pasado.
Londres – Inglaterra
Savannah.
Terminé de empacar unas cosas más, me he pensado dejar unas cuantas cosas en New York para no estar siempre en las mismas cada fin de semana. Después de seis meses de su muerte yo sigo llevándole rosas —blancas y rojas— a su tumba, sigo sin creerlo, sigo sin poder razonar, comprender ni admitir que el ya no está aquí.
Me niego a creerlo, no quiero.
Cierro la pequeña maleta, y tomo mi celular para llamar a Tay, doy un respingo cuando veo a Jud recostada en el arco de la puerta de mi habitación.
—No vuelvas a darme ese susto, pareces un fantasma —le dije.
—¿Hasta cuándo piensas seguir en esto? —me cuestionó.
—Jud, hasta que lo supere, desde hace tres meses sigues diciéndome lo mismo. El mismo día que decidí regresar me enteré que estaba muerto, que se había matado ¿sabes? No es muy lindo todo esto.
—Savannah —cuando decía mi nombre completo sabía que la cosa no iba a parar bien—. Savannah solo piénsalo, por qué no has hablado mucho con Luca, por qué Lizzy simplemente desapareció, Cameron es el único que se digna a venir y a recibirte en el aeropuerto en Estados Unidos, háblame de Jar, de Liam, es que acaso no ves como la culpa no los deja en paz. Hay algo más, y te lo dije cuando nos enteramos de lo que había pasado.
—Judith, papá no sería capaz de ocultarme algo así. Sé lo que es el dolor, lo he sabido llevar, he convivido con él, pero perderlo es saber que hay cosas que no tienen límites. Papá no sería capaz de eso —negué con mi cabeza porque la duda estaba empezando a llegar a mí.
—Tu papá te oculta cosas, es tu cómplice, ¿por qué Luca no puede serlo con Sebastián?
—Jud ¿A dónde quieres llegar?
—Él no está muerto Savannah.
—¿Qué gana el mintiéndome de esa forma? ¿Qué ganan todos ayudándolo a fingir su muerte?
—Tal vez el haya creído que para poder renacer tenía que morir primero.
Eran demasiadas cosas, ya no sabía que creer ni que hacer y mucho menos que decir.
—Mira —volvió a intentarlo—, las primeras semanas en las que te acompañe al cementerio vi que siempre en el mismo lugar se estacionaba una camioneta negra, con vidrios polarizados. La última vez fui consciente de eso, y lo noté, ¿y sabes que noté también? que la persona que estaba adentro siempre iba a ahí a verte, a verte sufrir. ¿Qué clase de mente retorcida es esa? ¿Llegaste a conocer a Sebastián del todo?
—Jud... —susurre.
—Ve, pero fuera del cementerio, de manera diagonal siempre hay una camioneta estacionada que parece vigilarte, si es así, no vas a volver a ese lugar ¿me entiendes? Nos encargaremos de buscar la verdad desde aquí, nosotras dos, sin que nadie sepa. Pero si no la ves... —suspiró—, te dejaré ir hasta que te canses, hasta que lo superes.
—Me parece bien —asentí, y le di un abrazo para marcharme.
Estaba sentada en la sala de estar viendo hacia el ventanal, el paisaje nublado y grisáceo de Londres siempre lograba calmarme, estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Jud llegó al apartamento, fue a comprar comida, pero sinceramente yo no tenía hambre.
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Almas Perfectas Destinos Imperfectos. PI#2 EDITANDO
RomanceCuando el problema no es el amor entonces ¿Qué lo es? Un amor tan inmenso sumergido en dos almas tan perfectas, toman destinos muy imperfectos. Savannah tomó un vuelo. Sebastián tomó una decisión. Las mentiras junto a un buen escenario fueron cómpl...