Presente
Los Ángeles – California
Sebastián
Una hermosa mansión en Beverly Hills.
Este sería el lugar donde se celebraría el cumpleaños número cuatro de mis hijos. Había cientos de flotadores en la piscina, la decoración era relajada pero infantil, colorida pero no exuberante. Maravilloso. Cientos de bocadillos, varios inflables, personas disfrazadas y otras encargadas de pintar caritas. Los camareros estaban listos.
Todo estaba en perfecto orden.
Ya ni sabía cuál era el tema de la fiesta, habíamos planeado superhéroes pero al final terminó siendo la combinación de las cosas favoritas de los gemelos. La única regla era que todos debíamos vestir de blanco.
Como hacía un calor infernal, me puse unas bermudas blancas y una camisa de botones manga corta blanca. Lo cual me gustaba porque hacían resaltar cada uno de mis tatuajes. Habían varios nuevos, tenía detrás de la oreja el yin y el yang. Representan a los gemelos, dos energías opuestas que se necesitan y se complementan.
Y el otro está debajo de mi cuello, justo debajo de mi tatuaje más significativo. En la parte trasera de mi cuello tenia tatuado unas alas. Alas de ángel. Perdí la cuenta de cuando me lo hice, solo sé que cuando decidí hacerlo, lo hice a su nombre. Por ella. Y justo debajo de ese tatuaje había tatuado las iniciales de mis machos.
En fin, mi familia.
Toqué la puerta en donde Savannah estaba vistiendo a los gemelos y casi me da un paro cardiaco.
—¡Tenemos que tomarnos una foto! Están para comérselos —hablé entusiasmado apenas vi a los gemelos, porque uno; iban vestidos idénticos y dos; iban vestidos idénticos a mí.
—Somos lindos, lo sabemos —dijeron los dos al mismo tiempo.
Me lance encima de ellos y en ese preciso instante, escucharlos reír, ver como los tres disfrutamos estar juntos, me di cuenta que no podía perderlos. No podía permitir que Savannah se fuera así nada más. Tenía que luchar.
—Sebastián —maldita sea, odio que me llame así—. Estas arrugando sus camisas. Solo cinco minutos con ellos y son un desastre... los tres.
—¡Ay mami todo es culpa de papá! —me culpó Lawrence riéndose.
—¿Ah mía? Ustedes está buscando una guerra de cosquillas, gemelos.
—No, no papi, no mentira —dijo Dom sonriendo. Ambos se escaparon de mis brazos y se escondieron detrás de las piernas de Savannah—. Mami en realidad si es su culpa.
—¿Cómo? —pregunté según molesto.
Los dos se rieron detrás de las piernas de su madre que para ser sincero no me había fijado en tan hermosas y perfectas piernas bronceadas. Caí en cuenta de que llevaba un vestido blanco, demasiado corto, tanto como para cortarte la respiración. Dejaba ver sus hombros descubierto y benditas sean las tetas de Savannah.
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Almas Perfectas Destinos Imperfectos. PI#2 EDITANDO
RomanceCuando el problema no es el amor entonces ¿Qué lo es? Un amor tan inmenso sumergido en dos almas tan perfectas, toman destinos muy imperfectos. Savannah tomó un vuelo. Sebastián tomó una decisión. Las mentiras junto a un buen escenario fueron cómpl...