Capítulo 35: "Almas y destinos perfectos"

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Presente

Buenos Aires – Argentina

Savannah

Tenerla en mis brazos fue el consuelo de todos los años de dolor, de los últimos gritos, y de un embarazo soberbio, tenerla fue, sencillamente lo mejor de mi vida.

—Savannah...

—Solo mírala mi Sebas, es nuestra y está aquí, al fin...

En ese momento supe que Sebastián no iba a ser un padre sumamente protector, sino que también se iba a esmerar por ser el mejor.

Alice Silvana Parker Black, midió 48,6 cm y peso 3,58 kilos.

Esa pequeña personita fue tomada por su padre de la manera más delicada que existiese, el iris de Sebastián se extendió por toda su pupila de forma impresionante, comprendí que estaba admirando a alguien que siempre había deseado tener en sus brazos.

—Es tan perfecta.

No supe más, me quede dormida con una sonrisa en la cara.



—Mami —tenían las voces idénticas, pero sabía que esa vocecita había sido de Dom y quien estaba tocando mi cara era Lawrence.

Sentía los parpados pesados, estaba demasiado cansada, entonces recordé donde me encontraba y mi sonrisa empezó a formarse.

—¿Quieren dejar a mami descansar? —hablo su padre y presentí que estaba cargando a la nueva integrante de la familia.

—No, no queremos —dijeron después de un rato.

—Mami ya está despierta —dije con voz ronca.

Abrí los ojos con pereza y vi dos pares de ojos verdes escrutándome, estaban analizándome, sus rulos caían por sus rostros y juro que en ese instante quería morirme de amor.

Voy a tener cientos de chicas fisgoneando en mi casa.

Déjalos siempre así Dios mío, déjalos así, siendo siempre unos niños.

Mis niños.

—Menos mal no estabas durmiendo como papi Sebas.

—Tu nunca podrías dormir por tanto tiempo, siempre desayunas con nosotros, siempre debes estar despierta primero que nosotros, duh.

Me fascina la lógica de Dominik.

—Mamá, papá no nos quiere dar a nuestro sirenita —refunfuño Law.

Ahora si es verdad que me acomode yo, tres hombres peleándose por la bebe de la casa.

Estaría cómoda si fuesen tres hombres normales, pero no, yo tengo tres hombres: peleones, celosos y mandones.

¡Ten piedad de mí, señor!

—Primero era muñequita, luego princesita, ahora sirenita. ¡Vaya, admito que me encanta!

—No, Aisha es nuestra muñequita, princesita es feo, además todos te dices así a ti, nuestra hermanita es sirenita.

—Oh, oh, oh no la viste —Lawrence se dejó caer en la cama con las manos en la cara y luego se levantó todo azarado— ¡Es hermosa mamá, tenías que verla cuando abrió los ojos!

Dominik se desparramo en la cama y suspiro.

—Nuestra hermana es la más linda del mundo.

Vi a Sebas pero él no se daba cuenta de nada, estaba acariciando, besando, apapachando a Alice.

Fue el cuadro más hermoso que he visto en mi vida, pero, yo quería a mi hija... ¡Y la quería ahora!

—Sebas, ¿puedes dármela? Solo unos minutos —en realidad no iba a dejar que la acaparara solo para él.

—Claro.

—¿Y los chicos?

—Siguen pensando que estamos en el quirófano...

Papá celoso ¿dónde?

—¿Qué dia es hoy?

—Lunes...

—Oh claro Sebas, ellos se creen que desde el sábado en la noche estamos en el quirófano.

Me pasó a Alice y me iba a responder pero fue interrumpido por el alboroto de nuestra familia.

—Esto vas a pagármelo Sebastián Parker —Sebastián no había aprendido que no se podía meter con la hija de Mister Spencer—. Pero miren nada más, al fin se te cayo el imperio. La nueva princesa Black.

—Oye —me queje, primero, porque ese título es mío, o sea, a mi hija podemos buscarle uno muchísimo mejor, y segundo porque me había quitado a mi hija y por fin había logrado quitársela a Sebastián.

—¿Ya ves lo que se siente hermanita? Fue lo mismo que sentí cuando llegaron los gemelos, el destrono del reino, la ingratitud del pueblo —Swayer se acercó a mí y me abrazó, y mientras tanto fastidiaba a los gemelos.

Este trio dinámico me pone los pelos de punta cada vez que se juntan.

Luego el lugar se llenó de gritos, globos y sorpresas. Esta era mi familia y no pude estar más agradecida por ello.



Ya estábamos en casa, en New York, y por fin solo teníamos un tiempo de chicas, mi bebe y yo, solo las dos. Martina llego con algo de comer y con un álbum de fotos.

—Señora, el fotógrafo del día del parto trajo esto.

Alice estaba durmiendo, tomé un trozo de melocotón y abrí el álbum de fotografía.

Cameron con la camisa manchada de vino y llorando por Anto. Jared y Liam besándose como cosa rara. Swayer con Cesar Maximilian. Matías y los gemelos. Santiago y Alba cargando a Aisha. Sebastián peleando con Nat y Nat sosteniendo a mi hija. Jud salía conmigo. Sam cargaba a uno de los gemelos mientras hablaba con papá. Lizzy y Luca con globos que decían «Bienvenida sirenita» pero tras de ellos estaba Sebas con la sirenita, lo cual es muy ilógico porque los abuelos tenían derecho de estar con su nieta pero bueno, todos hemos aprendido a lidiar con el papá celoso.

Y una foto, la última, la que me hizo virar en el tiempo y ver lo mucho que hemos cambiado y crecido.

Salíamos todos, juntos, como la familia en la que nos hemos convertido.

Todos con el pasar del tiempo tenían la oportunidad de irse, de alejarse o de buscar a otras personas. La amistad verdadera existe, el amor real también. El lazo que une a una persona va más allá del lazo de sangre. La lealtad que hay en esta foto me hizo entender que quien te quiere nunca te abandona y jamás permite que te rindas.

Por eso los amo, porque sé que ahora, solo vienen cosas buenas.


FIN.

Almas Perfectas Destinos Imperfectos. PI#2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora