Presente
New York – Estados Unidos.
Sebastián.
Esta era la maldita oportunidad que estaba esperando.
Estábamos en el aeropuerto, no me había vuelto a acercar a Savannah desde el cumpleaños de los niños y todo por el futbolista. Había pasado unos cuantos días y yo no veía la hora en la que Nico Giacometti se fuera de una buena vez. Y por eso aquí estamos, porque me da tanto gusto que mis campeones, ellos mismos, hayan decidido irse a despedir de su lindo amiguito y luego regresar con papi.
Perfecta excusa para que Nico tomara ese avión solo, sin mis hijos y sin Savannah.
Ese era otro asunto.
Savannah debía de ir a Washington por cuestiones de la editorial. Y a reencontrarse con Santiago. Esa era otras de las razones por la que estábamos en el aeropuerto, y me fatigaba. Serian tres días y luego la tendría de vuelta pero ahora más que nunca la quiero cerca, conmigo.
De regreso a casa no paraba de reírme con mis hijos, de verdad que nunca se callaban. Hablaban de los que les gusta hacer, lo que dice su madre cuando quiere reprenderlos pero nunca termina haciéndolo porque ellos saben cómo hacer que mamá se olvide de su molestia rápidamente, de sus colores favoritos, de lo mucho que detestan bañarse, cuanto aman el chocolate y los dulces, de lo que quieren ser cuando sean grandes...
Escucharlos me hizo entender que el problema no son los niños, es la sociedad enjaulada en el estrés y la impaciencia olvidándose de su alma de niño grande. Ame a Luca por ser como es, por enseñarme a vivir día tras día como si fuese el último y a disfrutar de las cosas malas, así como gozábamos de las buenas.
Llegamos al final de la tarde, y el resto del día fue ver películas infantiles, responder curiosidades de los gemelos, jugar con Simba y Ted y pasear solo con bóxer por todo el apartamento.
¡Qué buena es la vida!
Un flash hizo que abriera mis ojos perezosamente. Era Liam tomando varias fotos.
—Esto se lo voy a enviar a Savannah ¿Dónde conseguiste esos minis Calvin Klein para los gemelos? —hablaba susurrado, aunque él sabía perfectamente que los gemelos parecen dos rocas cuando duermen. Para despertarlos hay que, literalmente, usar un remolque.
Volvió a tomar una foto y envió una nota de voz.
"Necesito saber dónde consiguió esos minis bóxer. Tan lindo, él es punto medio. Dom de blanco, Law de negro y él de gris. No creí que Sebas fuera así".
Terminó de decir por la nota burlándose, sabía que esa información iba para Savannah.
"Liam, Dom es el que usa el bóxer negro no Lawrence".
Me sentí turbado un segundo. No sé si fue más por escuchar su voz o porque rápidamente me levanté para corroborar esa información. No se veían muy bien sus rostros en la foto y, por todos los cielos existentes, tienen la misma cara ¿Cómo hace para reconocerlos? Porque lo peor era que, maldición, tenía razón.
Liam y yo nos reímos sin hacer mucho ruido, nadie podía entender del todo a Savannah. Me levanté y me puse unos pantalones de pijama. Seguido de Liam entré en la cocina.
—No tengo mucho tiempo, tuve que venir para acá a supervisar lo que le darás a los gemelos de desayuno. Ya sabes... Savannah es muy paranoica.
—¿Puedes creer que me dio una guía completa de que hacer y cómo hacerlo? —aun no me podía creer que no confiara del todo en mí, es decir, son mis hijos.
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Almas Perfectas Destinos Imperfectos. PI#2 EDITANDO
RomanceCuando el problema no es el amor entonces ¿Qué lo es? Un amor tan inmenso sumergido en dos almas tan perfectas, toman destinos muy imperfectos. Savannah tomó un vuelo. Sebastián tomó una decisión. Las mentiras junto a un buen escenario fueron cómpl...