Veinti-uno

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(3)

Isaac se burlaba de la altura de Alaska, por no poder llegar a la estantería.

- ¡Ya me tienes harta Isacc! En vez de estarte riendo deberias venir a ayudarme- ella resoplo con los brazos cruzados.

- No te alteres niña, él río y bajo los libros de la estantería.

- Oye, y esa niña la del parque, ¿quien era?, Alaska se sentia intrigada.

- Mi hermana-. Respondió él serio.

Y ahí hizo una nota mental. Jamás hablar de la hermana. Él jamas se ponía serio.

Llevo los libros y los estaba acomodando. Y entre menos trataba de pensar en Isaac y en la niña más lo hacia.

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora