Setenta y seis

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¿Show? ¿Qué show? ¿Que se cree?
Respire, calma, Alaska, calma.

Ella salió no sin antes decirme que nos quería afuera en una hora, y siendo sincera yo no podía reclamar nada.
Isaac no era mi novio, ni lo sería y esta es su cabaña no la mía.

Tome mi celular y le marque a Ian.

Oye, necesito que estés en casa ya, no me importaba con quien estaba o donde se había ido.

No quería estar mas aquí, a decir verdad me sentía un poco asqueada. Empecé a hacer mis maletas que la verdad ni había sacado mucho de ellas.  Entre doblar y meter a la maleta mi mente voló  a Isaac, realmente me gustaba, y por primera vez sentía que le gustaba bien a alguien, bueno al menos eso creía, pero viéndolo bien, no siento ese ardor en el pecho, no siento mi corazón roto como algo más, lo siento como una decepción de un amigo. La verdad no se cual es peor .

Entre tanto pasó media hora, ya que como dije no había mucha ropa, buscando mis zapatos debajo de la cama, escuché entrar a alguien.

—Ya me voy, tranquila— grite, seguramente era la pelirroja

— ¿Te vas?, la voz de Isaac sonó y me sorprendió tanto que intente levantarme pero como estaba debajo de la cama solo logré un buen golpe en la cabeza que sonó en toda la habitación.

Escuché sus pasos desde la puerta hasta la cama y tomarme de la cintura para sacarme de ahí, me sentó en la cama y yo solo estaba un poco mareada y adolorida: — ¿Estás bien?— me tomo de las mejillas y me revisó por todos lados.

— Si, Isaac estoy bien me acabo de dar un golpe en la cabeza pero estoy bien, él no tomo atención a mi tono sarcástico y acercó su camisa a mi frente limpiándola

— Estas sangrando, no te muevas traeré hielo, alcohol y una cura, ¿si?— corrió hasta la puerta y volvió a mi corriendo de nuevo— no te muevas

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora