Cuarenta y cuatro

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Isaac:

—Era amiga de mi madre.

Aun me dolía pronunciarlo, pero no lo demostraría

—Oh—sus ojos me miraban con un brillo de curiosidad— ¿Y que paso?

—Pues...— suspire. Ella se veía atenta a lo que le iba a decir—. Ellas se conocieron de jóvenes y la maestra tenia un novio, y pues resumiendo todo el novio es ahora mi padre, y eso.

Sonreí con vergüenza

—Oh, una historia de libro, sonrió

Asenti; — ¿Quieres que te lleve a casa? —Ella no se negó y entró al auto corriendo—¿Por que corres?

Reí

— Te podrías arrepentir, puso una parte de su cabello detrás de su oreja y sonría tímida

— ¡Oye!— me queje— si te digo digo que lo haré, lo haré en serio.

Ella no respondía, y se veía tan bonita así. El viento hacia su pelo para atrás el sol se reflejaba en sus ojos y brillaban como verdes. Se veía tan hermosa, suspire:

— ¿Alaska?

—Mmm

—  Nada...

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora