Cincuenta y nueve.

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Isaac

Hoy había decidido caminar al colegio, no me urgía tomar bus. Quería tomar un respiro de Alaska.

¡Eso sonó estúpidamente mal! Me retracté de mi pensamiento, no quería tomarme un respiro de ella.
Quería no estar cerca de ella, para pensar cómo haría para pedirle, que fuera mi novia. Pero creo que sería muy pronto ahora, así que deje pasar mis pensamientos, y seguí caminando. Sin haberme dado cuenta me había parado como estupido en un semáforo.

Mi alarma sonó, en 20 minutos tenía que llegar, y estaba a 5 kilómetros. Bueno, ser corredor en el colegio servirá de algo.
7 minutos antes de que tocaran.

La vi a lo lejos sonriendo con Mikaela-la pelirroja ardiente- ¡controla tus pensamientos idiota!

Alaska era tan diferente a ella, tan inocente, tan tímida. Ella era explosiva, sin miedo al mundo. Las dos se ayudarían en un futuro.
Con las manos en los bolsillos me dirigí hacia ellas, y tomando de la cintura a Alaska le di un beso, ella se sonrojó. Amaba eso.

—¡Consígansen un motel!, grito mientras se iba.

—¡Exagerada!, me reí con Alaska y entramos al colegio.
Había miradas de asombro, pero nada que importara,

— ¿Que harás en tus vacaciones?, me pregunto.

— Pues... Iremos donde un abuelo, creo, al parecer.

— ¿No que no tenías?

— Pues, ¡si tengo ahora!— sonreí—. Luego te explico es complicado supongo ¿Tú cómo la pasarás?

— Iremos con mi tía a viajar, aún no se a donde. Es sorpresa, chillo como niña pequeña. Me encantaba.

—¡Que miras!, me grito y yo reí más. Sus cachetes se inflaron.

Le di un beso en la frente, —Me encantas.

*

— Amores— la pelirroja se acercó, sentadonse al lado de Ian— ¿que harán para vacaciones?

Alaska iba a hablar, pero ella interrumpió chasqueandola lengua:— No me interesa, la primera semana ustedes y yo en una cabaña a las afueras de la ciudad.

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora