Cincuenta y cuatro

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Alaska:

Hoy viernes, la fiesta de Isaac.

No tenía nada que ponerme y cuando digo nada, es nada en serio.

Tome mi celular y llame a mi tía

—Holaaaa

—Hola cariño, ¿sucede algo? Estoy allá en veint

La detuve riendo, es una exagerada: — No pasa nada, solo tengo una fiesta hoy, y no tengo nada, y pensé.

Ella soltó un chillido— Cari, voy para allá. Además mi turno acaba de terminar. Alístate,

Y me colgó, así sin más.

Ya estaba lista, subí a peinarme un poco.

—  Alaskaaaa—, escuche el grito de mi tía y baje.

*

Salimos de la casa a las 3 y son las 6 y aún estamos en el centro comercial. Ya había comprado mi vestido. Pero mi tía, al parecer tenía una cita y seguía sin saber que comprar.

— Mejor te pones una bolsa de basura, y vas así.

Le dije ya irritada. Ella salió del vestidor, con un vestido rosa pegado al cuerpo, y con piedreria arriba.

— Creo que es este.

— ¡POR FIN!—grite, y unas señoras que veían un vestido azul me miraron mal— Perdon, susurré.

*
Ocho de la noche, acaba de salir del baño, me eche cremas y perfumes antes de pasar el vestido rojo por mi cuerpo.

El vestido me había encantado, me gustaban mucho los vestidos, pero no me gustaban mucho en mi cuerpo.

Llame a Isaac.

—Hola nena, la música se escuchaba atrás

— Hola, ¿como es que le digo al taxi tú dirección?

— ¿Ya vienes?

— Por algo te pregunte idiota, respondí.

— Calma salvaje— se carcajeó—. Pasó por ti, en diez estoy en tu casa.

Y corto la llamada. Tome un bolso café y le puse mi celular, dinero, y las llaves.

— Ya me voy tía.

— Cuidado cariño, me llamas cuando salgas.

*
Isaac me tomaba de la mano, mientras me llevaba a ¿a donde me llevaba?

La verdad, estaba muy guapo. Tenía un traje, junto con una corbata roja como mi vestido.

Todos estaban vestidos formales, bueno, unas chicas más que otras.

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora