Alaska:
Empezaba a pensar que era una perra sin corazón. Me molestaba ver a Mikaela muy cerca Ian, pero era tonto, ¡yo tenía a Isaac! Y con eso me debería de bastar,
Me subí al auto-bus, y me puse los audífonos, pero no abrí los ojos, no quería hablarle a ninguno. Sentí como me movían el hombro y bufé irritada.
Al abrir los ojos, la pelirroja teñida me sonrió.
Si, Mikaela es teñida, a mi que no me mienta,— ¿Que pasa? ¿Por que tan gruñona hoy?
— No lo se—. De verdad no lo sabía—. Me siento como una perra.
— Perra no, perrisima— rodé los ojos—. Bien no tienes tiempo como para bromas, dime, ¿Acaso no soy tu amiga?
Acaso no soy tu amiga. Repetí lo que dijo, ¡si! !¡si si era mi amiga! Y no podía, pensar cómo lo estaba haciendo. Me negaba, era un insulto a nuestra amistad.
— No pasa nada, amiga.
ESTÁS LEYENDO
El asiento mojado.
Short StoryElla. Ella es asocial, muy asocial, tanto así que cada vez que sube al auto-bus, moja el asiento de al lado para que nadie se siente. Y nadie lo hace, nadie quiere mojarse el trasero. Excepto él, bueno él tampoco quiere mojarse el trasero, pero si q...