Once

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Al otro día, amaneció lloviendo. Alaska sonreía, le encantaba. Cerró los ojos, y se arropó más, pero su alarma sonó.

— Tonto colegio, murmuró.

Se levanto, se baño, se vistió y salió a esperar el bus, con una sombrilla claro.

Cuando subió, sonrío al chofer. Y se sentó en el primer asiento.

—Hola—sonrío ella.

El soltó una carcajada.

—Me gustan los días de lluvia, te ponen feliz, y menos tímida.

Ella asintió con una sonrisa.

— ¿Qué tal va Jessie?— se refirió a la esposa de el.

— oh, gracias por preguntar. Muy, muy bien, ya solo faltan tres meses—dijo emocionado.

—Suerte.

La gente subía, y subía.

A la 7:30 am, subió un Ian enojado, y mojado. Se sentó junto a Alaska.

—Hola, sonrío ella.

—¿hola?, a Ian le resultaba extraño, que ella fuera así.

— Los días de lluvia la ponen feliz, y menos tímida, le dijo el chofer.

El soltó una carcajada.

— Me alegras la mañana Alaska, me alegras.

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora