Treinta y siete

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Dos semanas exactamente para salir de este infierno, solo dos. Suspire y me dije a mi misma que todo estaría bien. Faltaba poco.

Salí de la casa dejándole un beso en la mejilla a mi tía-mamá. Mi mamá había muerto hace 8 años, dejándome al cuidado de mi tía.

Me subí al bus, y no moje el asiento. Me estaba acostumbrando a Ian. Le di play a la canción mercy-Shawn Mendes. Y cerré los ojos, pensando en como seria mi vida si no hubiera pasado aquel accidente. Tal vez mi madre estaría aquí, mi abuela y mi hermanito igual. Mis ojos ardieron, hace mucho no pensaba en esto, pero justo hoy se cumplían 8 años de su muerte. 

Media hora después sentí la fragancia de Ian inundando el aire. Suspire, y sonríe:— Hola.

— ¿Estas bien?, preguntó, asentí despacio.

— Siempre lo estoy— le guiñe un ojo tratando de convencerme mas a mi que a el.

Paso un brazo por mis hombros,  y me acerco a su pecho. La sensación era familiar; me sentía segura. 

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora