Setenta y cinco

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Ian

¿Que si dolía? Si, y como la mierda.
¿No te pasa que sientes que no eres suficiente para nadie? ¿Ni si quiera para ti mismo? Pareces ser algo invisible a los ojos de los demás y aunque aveces crea que es bueno, yo, en mi opinión subjetiva detesto ser una persona así.

Y tal vez, solo tal vez quisiera saber que se siente ser el centro de atención, ser la persona que cuando cruza la puerta de algún lugar todos los que están ahí giren a verlo. Solo por una vez. Quizá estoy siendo muy dramático, pero seamos sinceros cuando algo malo nos pasa sentimos que solo a nosotros nos ha pasado, que nos vamos a morir, que porque a nosotros.

Revolví la cabeza y vi al cielo.

—Cambiare, un susurro casi inaudible salio de mis labios.

Alaska

Salio sin mas dejándome con las palabras en la boca. Chille y salí de su cuarto. Estos hombres me volverán loca.

Cruzando hacia el cuarto que compartíamos con la pelirroja, escuché un ruido de cajones provenientes del el.

Abrí la puerta de par en par:— ¿Isaac?

Un pelo rojo se coló por detrás de la puerta:— ¿Que haces aquí?

La pelirroja alzó su vista, se veía algo arrepentida pero inmediatamente cambió su pose y sus ojos a una de superioridad:— No tengo que decirte nada, al final de todo es mi cabaña. Ustedes deberían irse.

Tiene razón...

— Te besas a mi novio y vi...

Me interrumpió con una carcajada irónica:—Que yo sepa el no es tu novio cariño, así que solo me bese a un amigo, ¿tanto show por eso bebita?—, se acercó mucho a mi, hasta pegar sus labios a mi oído.— Dile a Isaac lo mismo, el show que hizo no era necesario, solo somos amigos.

El asiento mojado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora